lunes, 13 de agosto de 2012

De Abderramán I a su hijo Hisham .

Murió el primer emir independiente de al-Andalus, en Córdoba, el 30 de septiembre de 788, rondando los 70 años de edad. Había organizado un país, había hecho frente a numerosos enemigos, había ampliado la mezquita y construido un hermoso palacio, Al-Ruzafa, y había conseguido el respeto de los muladies y de los mozárabes.
Fue enterrado en la capilla sepulcral del Álcazar de los emires, que a partir de este momento, se convirtió en el panteón de la dinastía. Las crónicas dicen que " el Emigrado", de origen sirio, era un príncipe de elevada estatura, con cabellos rubios que le caían en hermosos bucles, rostro simpático y enérgico, lleno de atractivo, tan sólo afeado por la pérdida de un ojo. Casi siempre vestía de blanco, el color de su casa real, y era buen poeta y orador, incansable ante las dificultades que tuvo que soportar desde su dura juventud. A su sucesor le dejaba una monarquía muy poco debilitada por las incursiones cristianas y bastante pacifícada, después de haber combatido, sin tregua, a sus enemigos internos.
Se le puede considerar uno de los mejores soberanos de la dinastía, tan sólo ensombrecido por otros "Abderramanes " que en los siglos IX y X, eclipsarán en algo, la fama de su ilustre abuelo, al que debían todo.
Abd al-Rahmán I tomó la decisión de elegir el sucesor siguiendo una antigua traición oriental. Escogió a Hisham,su hijo más pequeño, hijo de una esclava visigoda llamada Halul conversa al Islam ., por ser el más parecido a él tanto en carácter como físicamente, dejándole un legado inmenso. Sus otros hijos eran : Suleyman, que había nacido en Oriente y fue traído a Córdoba cuando su padre era ya emir; y Abd Allah, al que se conocerá como " El Valenciano".
El Emir se preocupó de que los dos príncipes ( Suleyman y Hisham ) tuvieran una educación esmerada, pero ambos era muy diferentes. Hisham, muy piadoso, aprendía con rapidez y estaba dotado de un carácter que le hacía encantador. Sulayman, por su parte, era poco aplicado y no estaba interesado en el pasado glorioso de los omeyas. A los dos les había otorgado su padre mando sobre algunos territorios, por eso cuando el emir muere, Sulayman se encuentra en Toledo como valí y Hisham en Mérida. Abd Allah, por encontrarse en la capital, Córdoba, será el que reciba el juramento de fidelidad de los cordobeses, en nombre de Hisham, que se apresura a marchar hacia su destino, tomando posesión del trono el 7 de octubre de 788. Un astrólogo le había pronosticado que su reinado sería corto, y así aconteció, pero el nuevo emir, sin tener muy en cuenta esta predilección, se dedicó a gobernar y a luchar cuando así lo requirieron las circunstancias, desde el primer momento de su reinado.
Hacia el final de su vida, Abd al-Rahman, tuvo sus dudas sobre a quién nombrar heredero. Hisham era prudente, religioso en extremo y gozaba del aprecio general, pero Sulayman era valiente, de más edad que su hermano y tenía a su lado el aprecio de los sirios. Incluso llegó a decirle a Abd Allah que el trono fuese para el primero que llegase a Córdoba. Cuando supo  que su hermano Hisham era el nuevo emir, reunió tropas en Toledo y se dirigió a pelear por el trono. Sulayman no llegó a la capital porque fue derrotado en Jaén. Regresó a toledo, donde , muy pronto contó con la compañía de Abd Allah, que respetó los deseos de su padre, pero no le pareció bien que heredase Hisham.
   Era evidente que el nuevo emir no podía tolerar la rebelión de sus dos hermanos, y a pesar de la repugnancia que le producía usar la fuerza, en el año 789, no tuvo más remedio que poner cerco a Toledo por espacio de dos meses. Sulayman escapó del sitio e intentó sublevar a la región deTudmir, sin que, al parecer, tuviera éxito, por lo que pensó en pedir perdón a su hermano y aceptar la sumisión.
Hisham I le perdonó, pero le exigió la expatriación, entregándole a cambio 70.000 dinares que constituían una auténtica fortuna. Sulayman marchó hacie el Magreb y se instaló en tierras bereberes. Abd Allah, también solicitó el perdón a su hermano y emigró al norte de África, permaneciendo allí hasta la muerte de Hisham.
Su reinado sólo duró 7 años, que se caracterizaron por una calma poco usual. Tres sediciones, una en Tortosa, otra en Zaragoza y otra de los beréberes de la serranía de Ronda, fueron sofocadas con rapidez.

Información:
al-Andalus de Concha Masiá.