domingo, 2 de septiembre de 2012

Romance de la profecía hecha al rey Don Pedro el Cruel




Por los campos de Jerez
a caza va el rey Don Pedro;
en llegando a una laguna,
allí quiso ver un vuelo.
Vido volar una garza
desparóle un sacre nuevo,
remontárale un neblí,
a sus pies cayera muerto.
A sus pies cayó el neblí,
túvolo por mal agüero.
Tanto volaba la garza,
parece llegar al cielo.
Por donde la garza sube
vio bajar un bulto negro:
mientras más se acerca el bulto
más temor le va poniendo;
con el abajarse tanto
parece llegar al suelo,
delante de su caballo
a cinco pasos de trecho;
d'él salió un pastorcico,
sale llorando y gimiendo,
la cabeza desgreñada,
revuelto trae el cabello,
con los pies llenos de abrojos
y el cuerpo lleno de vello;
en su mano una culebra
y en la otra un puñal sangriento;
en el hombro una mortaja,
una calavera al cuello;
a su lado de traílla
traía un perro negro,
los aullidos que daba
a todos ponían gran miedo;
y a grandes voces decía:
-Morirás el rey don Pedro,
que mataste sin justicia
los mejores de tu reino:
mataste tu propio hermano,
el Maestre, sin consejo,
y desterraste a tu madre:
a Dios darás cuenta de ello.
Tienes presa a doña Blanca,
enojaste a Dios por ello;
que si tornas a quererla,
darte ha Dios un heredero,
y si no, por cierto sepas
te vendrá desmán por ello;
serán malas las tus hijas
por tu culpa y mal gobierno,
y tu hermano don Enrique
te habrá de heredar el reino;
morirás a puñaladas,
tu casa será el infierno.
Todo esto recontado,
desapareció el bulto negro.

El rey don Pedro el Cruel está cazando en Jerez cuando se le apareció un pastorcillo con unas señales muy poco tranquilizadoras: cabeza desgreñada, cabello revuelto, pies con abrojos, el cuerpo lleno de vello, una culebra y un puñal ensangrentado en las manos, una mortaja y una calavera. Venía acompañado de un perro negro que causaba gran pavor. Le anuncia su muerte por matar a su hermano, al Maestre y desterrar a su madre. Le dice que si libera a doña Blanca y la ama tendrá un heredero, pero si no lo hace, sus hijas serán malas, morirá a puñaladas y su hermano Henrique le heredará. 

Don Pedro el Cruel, (1334-1369), rey de Castilla y León. Hijo de Alfonso XI y María de Portugal, heredó el trono en medio de una compleja situación política y de una profunda crisis económica. Su padre había tenido diez hijos bastardos con Leonor de Guzmán, entre los que estaba el conde de Trastámara, el futuro Enrique II. Se pactó el matrimonio de Pedro I con Blanca de Borbón. El rey castellano, nada más conocer que la dote pactada no podía ser pagada, abandonó a su esposa y volvió con María de Padilla, con quien estaba unido sentimentalmente. A partir de este momento, y aprovechando la orden de prisión que el rey dictó sobre doña Blanca, se produjo una rebelión nobiliaria capitaneada por el bastardo Enrique de Trastámara, que pretendía el trono castellano. Las sangrientas represiones que el rey impuso a los rebeldes y que le valieron el calificativo de Cruel. El triunfo final fue para Enrique, que consiguió la ayuda de tropas francesas mandadas por Bertrand Du Guesclin. Fue asesinado.
 
Doña Blanca de Borbón, se casó con don Pedro el Cruel, gracias a la Alianza de Castilla con Francia. Fue asesinada por orden del rey para poder casarse con Maria de Padilla.
 
Enrique, (1333-1379), rey de Castilla. Hijo bastardo de Alfonso XI, fue el primer rey castellano de la dinastía Trastámara. Encabezó la rebelión nobiliaria contra su hermano Pedro I el Cruel y con el apoyo de Francia y Aragón logró la victoria definitiva. Sus partidarios durante la guerra civil fueron recompensados generosamente con las llamadas 'mercedes enriqueñas', que permitieron el enriquecimiento de familias como los Mendoza, Velasco y Manrique. El rey firmó tratados de paz con Portugal y Aragón, sentando así las bases de la hegemonía castellana en la península Ibérica. Enrique II luchó al lado de Francia en la guerra de los Cien Años, derrotando a la flota británica en La Rochela