jueves, 16 de mayo de 2013

Poetas andaluces en al-Andalus...I


Ibn Abd Rabí Hi (Aben Abderrabihi)
(860-939)
ABU UMAR AHMAD IBN MWHAMMAD IBN ABD RABÍ HI IBN HABIB, también conocido por IBN ABD RABI HI o por su nombre latinizado ABEN ABDERRABIHI nació en Córdoba en el año 860.

Poeta, cronista, pedagogo e iniciador en Al Andalus del género de la enseñanza.

Parece que tenía entre sus ascendientes a un esclavo libertado por Haksam I, y figuró como cliente omeya, agasajando sucesivamente a cuatro de los soberanos que rigieron los destinos de Al Andalus: Muhammad I, Al Mwndir , Abd Allah y Abd Al Rahmman III .

Ibn Abd Rabbi Hi titula Al Iqd (El collar) su libro de adab. Trata de política, diplomacia, estrategia militar, religión, literatura, etc. Cultiva la casida neoclásica, aunque critica las modas de Ibn Ziryab. Pese a sus poemas laudatorios, prueba el progreso literario andalusí, por más que Al Qalfat llamara La ristra de ajos a esta obra maestra.

Se compone de veinticinco libros con nombres de piedras preciosas, en los cuales el autor nos muestra su gran capacidad selectiva a la hora de cribar las fuentes orientales y de tópicos que anteriormente trataron otros autores; no obstante, esto no disminuye su valor como fuente de información del panorama social, político, moral y literario de su tiempo. La composición se nos presenta como un todo continuo, comenzando cada libro con una introducción que lo relaciona con la temática del anterior.

Se le atribuye a Ibn Abd Rabí Hi la autoría de otra obra, “Anales de Córdoba” sin que se haya visto confirmada por la corroboración de los autores antiguos.

Asimismo compuso gran número de poesías, que coleccionó en una obra titulada “Al Mahaçkat”, en la que cada una de las piezas exóticas va seguida de otra composición moral o religiosa, con el fin, según decía, “de purificar las ideas profanas de las primeras con los sentimientos religiosos que exhortaban las segundas” .Así, pues, no todos sus poemas son de carácter adulatorio y cortesano.

Murió el 1 de Febrero del 939.



HAMDA BINT ZIYAD AL MUADDIB, también conocida como HAMDUNA nació en Guadix (Granada).

Perteneció a una familia culta, pues su padre era profesor de literatura (muaddib). Se atribuye a Hamda, hermosura, riqueza, sabiduría y honestidad, y se hace una precisión: su amor por la literatura la lleva a mezclarse con los hombres de letra, pero con un decoro que se hizo famoso y una integridad digna de toda confianza.

De ella se conservan varios poemas. En uno de ellos describe a una joven que la acompañaba en un paseo a orillas del río que podría ser el Arenal de Guadix. Otro se considera uno de sus mejores poemas por la belleza y fuerza que transmite, en él se realiza una crítica a los intrigantes que quieren destruir su buena fama. Finalmente en unos versos nos describe la belleza de un paseo por las orillas del río de Guadix.

Se la calificó de "erótica" por sus poemas.

HAFSA BINT AL HAYY AL RAKUNIYYA. (1135-1191)  

hija de un noble de origen bereber, nació en Granada, en 1135 y allí pasó su infancia y juventud en un contexto de intensa agitación política, que asistió a la caída del Imperio Almorávide y la instauración del Califato Almohade.

Alabada y respetada por su cultura e ingenio, al igual que por su belleza. Estas cualidades le permitieron ocupar pronto un lugar destacado en la corte almorávide de Granada, donde desarrolló una intensa actividad literaria y educativa y alcanzó rápidamente la fama.

Se trata de la poetisa arábigo-andaluza de la que se conserva un mayor volumen de su producción poética. En total, han llegado hasta nosotros diecisiete poemas, de gran calidad literaria. Fue capaz de expresar sus sentimientos reales en un leguaje llano, espontáneo y con gran belleza.

Sería en el ambiente cortesano de Granada donde conocería al poeta granadino Abu Yafar ibn Said, del ilustre linaje de los Banu Said, con el que inició una pública relación amorosa hacia el año 1154.

La situación se complicó en el año 1156, cuando llegó a Granada el gobernador almohade, el príncipe Abu Said Utman, hijo del Califa Abd Al Mumin, quien se enamoró de la poetisa. En un principio, Hafsa rechazó al gobernador, pero finalmente se convirtió en su amante, quizá cansada de las veleidades amorosas de Abu Yafar o por presiones del príncipe hacia ella o su familia.

En 1158 fue enviada a Rabat en misión diplomática con un grupo de poetas y nobles granadinos ante el califa Abd Al Mumin, quien, fascinado, le concedió el feudo de Al Rakuna, cerca de Granada, epónimo del que procede el nombre con el que fue conocida.

La doble historia de amor, con el poeta granadino Abu Yafar y con el gobernador almohade de la ciudad continuó inspirando, a su vez, ingeniosos cruces de poemas amorosos, donde se asoman románticas alusiones a los celos, el secreto de los encuentros y el temor. Abu Yafar que había sido amigo y secretario del príncipe, hizo a éste objeto de sus sátiras acabó participando en una rebelión política contra el gobernador, razón por la que éste lo mandó encarcelar y finalmente crucificar en el año 1163, en Málaga.

Hafsa, sabiéndose responsable, se retiró de la corte, guardó luto a riesgo de ser encarcelada y abandonó la actividad poética, centrándose desde entonces en la enseñanza. Vivió de este modo durante una parte importante de su vida, hasta que, hacia el año 1184, aceptó la invitación del califa Al Mansur y se dirigió a Marrakech para dirigir la educación de las princesas almohades. Allí permaneció hasta 1191, año de su muerte.

Hafsa es la poetisa arábigo-andaluza de la que se conserva un mayor volumen de su producción poética, gracias, sobre todo, al interés de sus biógrafos y de la familia Banu Said. En total, han llegado hasta nuestros días diecisiete poemas, de gran calidad literaria. Heredera de la tradición poética árabe, sin embargo, Hafsa, al contrario de lo que es habitual en ésta, es capaz de expresar, con gran belleza, sus sentimientos reales en un leguaje llano y espontáneo. La mayoría de sus versos son de tipo amoroso, dirigidos a Abu Yafar, aunque hay algunos satíricos y de elogio a Abu Said, alcanzando la cima de su inspiración en aquéllos en los que se lamenta de la prisión y muerte de su amante. Muestra de las mujeres independientes y cultas de la época de esplendor de al-Andalus, Hafsa fue muy respetada, a pesar de sus aparentes libertades, en su época y por los biógrafos posteriores, que la consideraron como una gran poetisa. Ibn Al Jatib dijo de ella: «Fue única en su tiempo por su belleza, elegancia, cultura literaria y mordacidad».


Azobaidi  (928-989)

ABU BARK MUHAMMAD IBN AL HASAN ABD ALLAH IBN MUDSHASH AL ZUBAYDI nació en Sevilla en el año 928.

Estudió en Córdoba, donde Abu Al Kali y Abu Abd Allah, entre otros, fueron sus maestros. A su fama como gramático y lexicógrafo unía sus conocimientos históricos y sus dotes como poeta. Fue además maestro de gramática y matemáticas del futuro califa Al Haksam II y fue nombrado por el padre de éste, Al Hakam II, cadi de Sevilla, donde terminaría sus días.

Se dice que reunió una gran fortuna y sintió un gran entusiasmo y fascinación por la lengua árabe, a la que consideraba la más agradable de hablar, la más exacta en su estructura, la más clara de sentido y expresión y la más rica en las diversas ramas del saber.

Fue un jurista competente, siendo autor de varias obras, la mayoría de las cuales parecen haber sido escritas por orden de su mecenas Al Hakam II. Su Categoría de Gramáticos y Lexicógrafos tiene una gran importancia histórica, incluyendo una extensa relación de filólogos orientales y andalusíes desde el siglo VIII hasta su tiempo, señalando los lugares donde florecieron y los métodos que siguieron. Los divide de acuerdo a una escuela o a una región, y así distingue cuatro: Basrak, Kufah, Egipto y Al Andalus. Aunque no menciona sus fuentes de información, la obra fue muy empleada por sus sucesores y aún hoy sigue siendo instrumento indispensable para los estudiosos filológicos.

Otras de sus obras “El habla defectuosa de las gentes vulgares” , que afortunadamente se conserva, es muy valiosa por su documentación acerca de los errores del habla y escritura de los andaluces del siglo X, y en particular de los habitantes de Córdoba, errores consistentes principalmente, en palabras mal empleadas, faltas de pronunciación y cambios de vocales y consonantes. Intentó corregirlos valiéndose de pasajes coránicos, proverbios, poesías y dichos árabes.

Murió en su ciudad natal el año 989.