El Palacio de Carlos V de Granada, España es una construcción renacentista situada en la colina de la Alhambra. Desde 1958, es sede del Museo de Bellas Artes de Granada.
Fue mandado construir por el rey Carlos I (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V) a partir de su boda con Isabel de Portugal, celebrada en Sevilla, en 1526. Tras el enlace, la pareja estuvo viviendo varios meses en la Alhambra, quedando profundamente impresionado por el palacio, dejando encargada la construcción del nuevo palacio con la intención de establecer su residencia en la Alhambra granadina.
Ya los Reyes Católicos habían habilitado salas después de 1492, pero la intención de Carlos era la de dotarse de una residencia estable a la medida de un emperador. El proyecto fue asignado a Pedro Machuca. En una España en la que el estilo imperante era el Plateresco, y que no se había despegado totalmente del Gótico, Machuca construyó un palacio que corresponde estilísticamente al Manierismo, estilo que estaba dando sus primeros pasos en Italia. Aún aceptando las versiones que sitúan a Machuca en los talleres de Miguel Ángel, cuando comienzan las obras del Palacio en 1527 éste no había realizado todavía lo más representativo de su producción arquitectónica.
Descripción y características
La planta del palacio la conforma un cuadrado de 63 metros de lado con un patio circular inscrito en su interior. Esta disposición, principal rasgo manierista del palacio, no tiene precedentes en la arquitectura del Renacimiento, y sitúa la construcción en lo que se considera la vanguardia artística del momento. El edificio consta de dos niveles: el bajo es de orden toscano completamente almohadillado, en cuyas pilastras se insertan grandes anillas de bronce decoradas. El piso superior es de orden jónico y sus pilastras alternadas con vanos adintelados provistos de frontón. Las dos fachadas principales ostentan sendas portadas de piedra de Sierra Elvira. El patio circular también muestra dos pisos. El inferior está presidido por una columnata dórica de piedra pudinga con un entablamento muy ortodoxo, formado por triglifos y metopas con motivos de guirnaldas y bucráneos. El piso superior lo forma una columnata jónica, más ligera, con entablamento liso. Esta estructura general del patio muestra un claro conocimiento de la arquitectura imperial romana, y se encuadraría en el más puro Renacimiento de no ser por su disposición curva, que provoca en el espectador desconcierto cuando se penetra por sus fachadas principales, y supedita los espacios interiores y escaleras a la idea generatriz. Más tarde Miguel Ángel y Palladio construirán edificios con soluciones análogas, bajo la etiqueta de Manierismo.
Contexto histórico e influencia
El edificio se implantó en el corazón de la Alhambra musulmana, en un extremo del Patio de los Arrayanes y para su construcción fue preciso derribar un pabellón opuesto a la torre de Comares. Este hecho, que ha sido objeto de crítica y polémica, hay que entenderlo en el contexto de su época: el Palacio de Carlos I no significó tanto la destrucción de parte de la Alhambra como la garantía de supervivencia del resto. En unos tiempos en que lo más habitual era la destrucción total de palacios y templos de los pueblos sometidos, la sensibilidad de los reyes cristianos ante la belleza incontestable de la Alhambra supuso la necesidad de disfrutarla desde dentro y, por ende, de conservarla.
El dominio del lenguaje clásico que demuestra Machuca llega a subvertirlo conscientemente: esto nada tiene que ver con otras obras españolas de la época, en su mayoría fundamentadas en concepciones locales. Su influencia fue muy limitada, por incomprendida: quedarían muchos años hasta que Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera llegaran a las altas cotas de clasicismo de El Escorial.
De Palacio vacío a Museo de Bellas Artes
Desde 1958, el palacio es sede del Museo de Bellas Artes de Granada, que cuenta con piezas singulares como un famoso bodegón de Juan Sánchez Cotán y varios ejemplos de Alonso Cano. La decisión de trasladar aquí el viejo museo, fundado en 1839, se adoptó en 1941 aunque ya se había acordado en 1914.
Tras unas obras de reforma, en enero de 2008 se reabrió el museo.
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jueves, 25 de diciembre de 2014
sábado, 13 de diciembre de 2014
El Generalife de Granada.
El Generalife (en árabe: جَنَّة الْعَرِيف) es la villa con jardines habitada por los reyes musulmanes de Granada como lugar de descanso, situado en la ciudad de Granada, España. Fue concebida como villa rural, donde jardines ornamentales, huertos y arquitectura se integraban, en las cercanías de la Alhambra. El origen del nombre está discutido. Algunos abogan por Yannat al-Arif como Huerta del Arquitecto, o "Jardín del arquitecto" aunque pudo significar El más excelso jardín. Ese huerto real era común en las cortes hispano-árabes y es fruto de las reformas y añadidos que le aportaron los diferentes sultanes. Por sus elementos decorativos más antiguos, el palacio debió de construirse a finales del siglo XIII por el segundo sultán de la dinastía nazarí, Muhammad II (1273-1302). Fue declarado, junto con la Alhambra, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los Chinos, que ascendía desde el río Darro.
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas. Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre, fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia. Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en el cruce de ambos. La acequia está cuajada con dos filas de surtidores que cruzan sus chorros de agua de forma espectacular, que fueron añadidos en el siglo XIX. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia: con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sultana
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana, protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina. El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol, separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el Aljibe de la Lluvia.
El Generalife está situado fuera de las murallas de la Alhambra, al este, en la ladera del Cerro del Sol. Fue finca de recreo de los sultanes nazaríes pero también utilizada para su explotación agrícola. En el período medieval tenía al menos cuatro huertas y la residencia es un palacio al que el visir Ibn al-Yayyab llamó la Casa Real de la Felicidad.
Es de estilo árabe nazarí y está situado en el lado septentrional de la Alhambra. En la época de su construcción, estaba situado fuera del perímetro de la Granada musulmana, y carecía de comunicación directa con la Alhambra, siendo su acceso principal el camino del Barranco Aikabia, la actual Cuesta de los Chinos, que ascendía desde el río Darro.
Está formado por un conjunto de edificaciones, patios y jardines, que lo convierten en uno de los mayores atractivos de la ciudad de Granada, y, junto con la Alhambra, en uno de los conjuntos arquitectónicos más destacables de la arquitectura civil musulmana. Desde el exterior se contemplan dos pabellones situados a norte y sur, y comunicados por un patio recorrido por el curso del agua, los dos pabellones se encuentran muy reformados.
El Generalife tuvo en su momento tres vías de acceso, una proveniente de la Alhambra, destinada al sultán y su séquito, otra se situaba hacia el extremo sureste, próxima al pabellón de entrada, y una tercera en el norte, por el llamado Postigo de los carneros.
El acceso se efectúa hoy día por los denominados Jardines Nuevos y el Paseo de los Cipreses, fruto del saber hacer de Francisco Prieto Moreno, que fueron iniciados en 1931, y en los que creó una concatenación de espacios abiertos formados por cipreses que, por medio del arte topiario, figuran arquitecturas. Los espacios confinados reproducen modelos de patios de la Granada nazarí. La sabia combinación de los referentes históricos y la tradición granadina (suelos empedrados, el uso del agua, los exuberantes macizos florales...) hace de los Jardines Nuevos un lugar destacado, que muchos consideran ya inseparable de los palacios a los que anteceden. En 1954 se inauguró un auditorio al aire libre, fundamentalmente utilizado para las funciones de danza de los Festivales de música y danza de Granada.
A continuación de los jardines mencionados, se accede al Generalife a través de dos patios de entrada al conjunto arquitectónico nazarí, que, al estar edificado en una ladera, y siguiendo una composición (paratas) que será la base de muchos cármenes granadinos, se escalona en estrechas franjas separadas por muros de contención. Así, los alarifes crearon una serie de espacios recoletos e íntimos, características comunes en la arquitectura musulmana, pero también volcados a las excepcionales vistas de la ciudad y la Alhambra.
El primer patio al que se accede es el llamado del Apeadero, por tener un banco junto al muro del fondo preparado para la descabalgadura. El segundo, situado más alto sirve de comunicación por una empinada escalera al Patio de la Acequia.
Patio de la Acequia
El primero –y más emblemático– de los patios es el llamado de la Acequia. Responde al esquema árabe de patio cuatripartito (Char-Bagh) de origen persa y de gran tradición en Andalucía, pero condicionado por la disposición eminentemente longitudinal obligada por el terreno y potenciada por la presencia de la Acequia Real, que llevaba el agua al resto de los huertos y posteriormente a la Alhambra. De esta manera, el otro brazo de la cruz queda tan sólo insinuado por una interrupción en la vegetación, y una fuente baja en el cruce de ambos. La acequia está cuajada con dos filas de surtidores que cruzan sus chorros de agua de forma espectacular, que fueron añadidos en el siglo XIX. No hay que olvidar, que aunque el Generalife es, al igual que la Alhambra, una construcción eminentemente musulmana, la influencia cultural cristiana de sus concepciones arquitectónicas siempre fue de gran importancia: con anterioridad a 1492, por el constante trato con los reinos vecinos y el aislamiento respecto al resto del islam, y posteriormente, por el uso y adaptación de los espacios a las concepciones occidentales llevados a cabo por sus distintos dueños y habitantes. Otro ejemplo de lo anteriormente dicho es la apertura a lo largo del patio de un amplio mirador ya en época cristiana.
Sala Regia
Al fondo del patio de la Acequia, y tras un pórtico de cinco arcos, se accede a la Sala Regia, decorada con yeserías, y que conduce a una mirador del siglo XIV. La decoración tanto de esta sala como del resto del conjunto es comparativamente más sobria que la de las salas de la Alhambra. Como villa rural de descanso, la ausencia de fasto debía de ser preponderante. En palabras de Leopoldo Torres Balbás:
En el Generalife todo es sencillo e íntimo. No hay nada –arquitectura o naturaleza condicionada por la mano del hombre– que trate de asombrarnos con pretensiones de magnificencia o de monumentalidad.
Patio del Ciprés de la Sultana
De la Sala Regia se accede, a través de unas escaleras, a un cuerpo con doble galerías renacentistas, al que se abre el Patio del Ciprés de la Sultana, protagonista de misterios en la tradición granadina, y en el que la leyenda narrada por Ginés Pérez de Hita, sitúa los encuentros de la esposa de Boabdil con un caballero, miembro del clan de los Abencerrajes, pariente del sultán. El patio, muy modificado en época cristiana, conserva, sin embargo la influencia de sus antiguos habitantes, en lo que Chueca Goitia dio en llamar invariantes castizos, y el encanto romántico de sus surtidores y su frondosa vegetación. La construcción del patio se remonta a la época comprendida entre finales del siglo XIII y el primer cuarto del siglo XIV4
Jardines Altos y la Escalera del Agua
A continuación, y prosiguiendo el ascenso, a través de la escalera de los leones, se llega a los denominados Jardines Altos del Palacio. Para ello pasaremos por la Escalera del Agua, ingenioso artificio al servicio del disfrute de los sentidos. El objetivo principal de dicha escalera era comunicar el palacio del Generalife con una pequeña capilla situada en lo alto de la colina. El acceso, en pendiente, representaba un problema que el alarife nazarí supo salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por varios descansillos de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como pasamanos dos canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. Por ellos discurre el agua de la Acequia Real, abrupta e irregularmente produciendo una sinfonía de tranquilidad y reposo, y humedeciendo el ambiente, todo bajo una cerrada bóveda de laureles. El espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez para efectuar las abluciones previas a la oración, y de esa manera, se convertía en el sahn que toda mezquita requiere. La escalera es toda una lección arquitectónica de respuesta a un condicionante sabiendo hacer de necesidad virtud y con los materiales más pobres.
Entorno
El Generalife está situado en una de las laderas del llamado Cerro del Sol, separado de la Alhambra por el barranco de la cuesta de los Chinos, acceso de origen medieval a ambos recintos, desde la ciudad musulmana. Cerca del Generalife, y relacionadas con él, se encuentran diversas construcciones de época nazarí, como Los Albercones, los restos del palacio de Dar al-Arusa y la Silla del Moro. Un poco más alejados, pero formando parte del mismo sistema hidráulico de la Acequia Real-Dehesa del Generalife, existen restos de la llamada Alberca Rota, del Albercón del Negro y otras construcciones, como el Aljibe de la Lluvia.
viernes, 12 de diciembre de 2014
La Alhambra.
La Alhambra es una ciudad palatina andalusí situada en Granada, España. Es un rico complejo palaciego y fortaleza (alcázar o al-qasr القصر) que alojaba al monarca y a la corte del Reino nazarí de Granada. Su verdadero atractivo, como en otras obras musulmanas de la época, no sólo radica en los interiores, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, sino también en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente. En 2011 se convirtió en el monumento más visitado de España, recibiendo la cifra histórica de 2 310 764 visitantes.
Etimología
Etimológicamente, «Alhambra» en árabe es «al-Ħamrā» (اَلْحَمْرَاء, 'la Roja'), procedente del nombre completo «al-Qal'a al-hamra» ('fortaleza roja'). En su evolución, el castellano intercala entre la m y la r una b, como en «alfombra», que en el árabe clásico tenía el significado de 'rojez', escrito como «al-humra». Existen más teorías para explicar el origen del nombre de la Alhambra, pues hay otros autores que arguyen que en la época andalusí la Alhambra estaba encalada y su color era blanco. El nombre de «roja» le vendría porque cuando se construyó se trabajaba de noche, y vista por la noche, desde lejos, debido a la luz de las antorchas, se veía roja. Otros autores defienden que «Alhambra» es simplemente el nombre en femenino de su fundador, Abu al-Ahmar, que en árabe significa 'el Rojo', por ser pelirrojo.
La Alhambra es una ciudad amurallada que ocupa la mayor parte del cerro de Medina.
Accesos a la Alhambra
Puerta de la Justicia.
Una forma de acceder al recinto es por la Puerta de las Granadas (subiendo desde plaza Nueva), otro acceso es por la Cuesta de los Chinos (al final del paseo de los Tristes), el tercer acceso es por la Cuesta del Realejo (desde la Plaza del Realejo):
El camino central, si se sube por la Puerta de las Granadas, en la actualidad peatonal, llega hasta el Palacio de Carlos V. Andando se puede llegar hasta la Puerta de la Justicia (justicia para casos fáciles) (anteriormente la Bab Axarea, la Puerta de la Explanada, y en ella nunca se impartió justicia) que es de la época de Yusuf I, 1348. En el centro puede verse el relieve de una mano, sobre el 2º arco, el relieve de una llave. Esta simbología ha dado lugar a muchas explicaciones, aunque ninguna definitiva, una posible es explicarlo como una metáfora del conocimiento (la mano simboliza los cinco pilares de la fe islámica y la llave simboliza a la que abre las puertas del cielo).
Se desemboca en una explanada llamada Plaza de los Aljibes, por estar encima de una serie de aljibes. A la derecha está la Puerta del Vino, es uno de los edificios más antiguos, siendo atribuida su edificación a la época del Sultán Muhammand III (1302-1309), la decoración de la fachada o portada de poniente corresponde a la época finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, y la de levante es posterior a 1367, y que comunica la Alcazaba con la zona de palacios (los dos más famosos y mejor conservados son el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones).
Detrás de la Puerta del Vino, dejando a la derecha el Palacio de Carlos V, se accede a la zona de los palacios.
Cuando los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, conquistaron el reino de Granada, expulsaron al rey de Granada, Boabdil, quien estaba triste por haber perdido lo que él llamaba "el paraíso terrenal". Y cuando ya se iba lloró delante de su madre mirando hacia atrás según se alejaba, hacia su Granada, y ella le dijo: «llora como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre».
En el camino hacia la costa granadina hay un puerto de montaña llamado "El Suspiro del Moro", nombre que se obtuvo de esta leyenda ya que desde este punto se puede observar toda la ciudad y la Alhambra a lo lejos, y desde donde se supone que paró Boabdil para admirar su reino perdido y no pudo evitar llorar.
Descripción de los edificios
Alcazaba de la Alhambra.
La alcazaba constituía la zona militar, centro de la defensa y vigilancia del recinto y con ello fue la parte de construcción más antigua de la Alhambra. Las primeras edificaciones árabes realizadas se corresponden con la época califal, en el siglo XI, ampliándose las mismas al convertirse Granada en capital de uno de los reinos de Taifas. Los elementos principales son:
-Terraza de la Torre del Cubo. Torre semicircular, construida alrededor de 1586, sobre una puerta islámica, fue vaciada en el siglo XX. Hoy en día constituye una terraza de privilegio para la contemplación del valle del Darro y el Albaicín.
-Adarve de la muralla norte.
-Plaza de Armas.
-Terraza de la plaza de Armas.
-La Torre de la Vela, constituía la torre de defensa más grande del conjunto militar, por su altura domina toda la vega granadina. Su nombre procede de la campana que los cristianos colocaron en la torre tras la conquista de la ciudad. Sonaba al alba para avisar a los agricultures del riego de las huertas en la Vega de Granada, por tanto, los mantenía en vela, y de ahí su nombre.
-La Torre del Homenaje. Se levanta en la parte más alta de la fortaleza, tiene algo más de 26 metros de alto y en su interior se distinguen seis pisos. Se cree que fue en esta torre donde instaló su residencia Al-Hamar, el fundador de la Alhambra, cuando decidió construir su palacio. El nivel más alto pudo servir a los alcaides del recinto de centro de operaciones de la defensa, y el más bajo, una mazmorra, para almacenar grano, sal y especias.
-Torre de los Hidalgos.
-La Torre Quebrada.
-La Torre Adarguero. Estas tres últimas torres dan a la gran explanada.
-Jardín de los Adarves, fue creado en el siglo XVII, cuando la fortaleza perdió su carácter defensivo. Existen buenas panorámicas desde este jardín.
Palacios nazaríes
Los palacios nazaríes son el conjunto formado por el Palacio de Comares, construido en primer lugar, y el Palacio de los Leones. Cronológicamente fueron levantados después de la alcazaba, el generalife y el Partal, siendo su construcción del primer tercio del siglo XIV. Constituía la sede de las funciones administrativas, de la corte, protocolo y retiro y disfrute privado. Al bajar las escaleras de acceso, se van encontrando las siguientes dependencias:
-Mexuar
Es la sala más antigua. En época árabe servía de sala de audiencia y justicia para casos importantes. Tenía una cámara elevada cerrada por celosías donde se sentaba el sultán a escuchar sin ser visto. No existían las ventanas laterales. Tenía el techo abierto en su parte central. Al fondo se encuentra una pequeña habitación, que servía de oratorio, desde donde se divisa el Albaicín, se encuentra orientado de forma diferente a la muralla, para cumplir su función religiosa. La decoración es el resultado de multitud de intervenciones entre el siglo XVI y el siglo XX. En tiempos cristianos se utilizó esta sala como capilla. A continuación se entra en un patio con fuente en el centro y una cámara a la izquierda, denominado patio del Mexuar.
-Patio del Mexuar o del Cuarto Dorado
No se conoce con certeza el destino dado a esta zona en época árabe. Si se conoce que se adaptó como habitación para Isabel de Portugal, para su estancia en la Alhambra, aunque nunca llegó a ocuparla. En la fachada del cuarto destacan los capiteles de su arco de entrada. Dentro del cuarto sobresale la techumbre, en madera de cedro, y decoración de piñas y conchas. Bajo él, ventanas cerradas con celosías. Dos portadas rectangulares bordeadas de cenefa de cerámica. La estancia está decorada con pinturas góticas y escudos y emblemas de los Reyes Católicos.
Existen dos puertas, una que conduce al palacio oficial y otra que no conduce a ningún lugar. La que conduce al palacio es más sencilla que la otra, se trataba así de confundir a los asaltantes y ladrones. La fachada del palacio fue erigida por mandato del Mohamed V, siendo inaugurada en 1370, es una fachada interior que no anticipa la majestuosidad del interior del palacio.
-Sala de la Barca
Desde la galería norte del Patio de los Arrayanes y a través de un arco apuntado de mocárabes, accedemos a la sala de la Barca, llamada así ya que presenta ricas yeserías con el escudo nazarí y dentro de él, la palabra «Bendición», que en árabe se dice "Baraca", y que los castellanos escucharon como "Barca"; otra explicación podría ser que el nombre proviene por tener un artesonado magníficamente ensamblado en forma de casco de barco invertido. Esta sala, de forma rectangular de 24 metros por 4,35, parece ser que era más pequeña en un principio, y su ampliación fue realizada por Mohamed V. En esta sala existió una bóveda semicilíndrica que fue destruida por el fuego del incendio de 1890, sustituida por una reproducción de aquella que fue totalmente terminada en 1964. Los muros presentan las yeserías con el escudo nazarí y la palabra «Bendición» y el lema de la dinastía «Sólo Dios es vencedor».
La sala se encuentra rodeada por un zócalo en cuyos extremos encontramos alcobas con zócalos de azulejos, que revisten las columnas que sujetan arcos peraltados y festoneados de mocárabes y pechinas. Desde aquí se accede al Torreón de Comares, presidido por el Salón de los Embajadores.
-Torre de Comares, Salón de Comares o Salón de los Embajadores
Desde el patio de los Arrayanes destaca en uno de sus extremos, el imponente torreón de Comares, se accede a él por la sala de la barca. El salón de Comares es la estancia más amplia y elevada de todo el palacio, ocupa el interior de la Torre de Comares, dominando con su vista el valle del Darro. Su construcción data del segundo tercio del siglo XIV, siendo sultán nazarí de Granada, Yusuf I, aunque probablemente no viera terminada la obra que ordeno construir y adornar ricamente, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, su función principal era celebrar las audiencias privadas del sultán.
Presenta planta cuadrada de 11 metros de lado y 18 de altura, originalmente el suelo era de mármol y en la actualidad de barro. En el centro de la sala se puede observar un cuadrado con el nombre de Alá escrito sobre azulejos.
Es un lugar con un contenido poético muy rico, podemos encontrar distintas composiciones, alabanzas a Dios y al emir y también algunos fragmentos del Corán. Cada centímetro de la pared está cubierto por algún elemento decorativo.
En los laterales del salón hay 9 alcobas, tres por cada uno de los lados del salón, correspondiendo la alcoba central del lado norte al sultán, también se abren una serie de ventanas cerradas antiguamente por celosías de madera y vidrieras de colores llamadas cumarias, (de ahí el nombre de comares). Todas las paredes están cubiertas de yeserías con motivos de conchas, flores, estrellas, escrituras. Sala policromada: oro en el relieve, colores claros en lo profundo. Zócalo decorado con azulejos. El suelo original era de cerámica vidriada en blanco y azul con escudos de armas como motivos ornamentales.
Las paredes están, además, decoradas con versículos coránicos y poemas realizados en yesería, lo que le debían conceder a esta sala en sus orígenes, con la decoración que no nos ha llegado, con sus juegos de luz y su ambiente cortesano, una de las salas palaciegas más impresionantes del mundo islámico. La calefacción era de braseros y la iluminación con lámparas de aceite.
Uno de los aspectos más atrayentes del Salón de los Embajadores es su techo, de forma cúbica. En él se representan los siete cielos de la cultura musulmana, situados uno encima de otro. El Corán dice que sobre ellos está el trono de Dios; todo el techo está lleno de estrellas, en total son ciento cinco.
El techo es una representación del Universo, quizás una de las mejores representaciones de la Edad Media. Realizado en madera de cedro con incrustaciones de maderas de diferentes colores, va formando estrellas superpuestas que forman diferentes niveles. En el centro y lo más elevado está el Escabel (عرش) sobre el que se establece Dios-Alláh según los relatos coránicos. Desde éste se van repitiendo las figuras geométricas que dividen el techo en siete espacios, que representan los 7 cielos que descienden consecutivamente hasta este mundo: el 7 es uno de los números simbólicos por excelencia. Entre todos ellos configuran el Trono (كرس), que es el símbolo de la creación entera. Este uso simbólico de cosmología coránica -con tantas alusiones al Escabel, el Trono, al Rey que se asienta sobre él- tiene una clara intención de legitimar al soberano como representante (jalifa de donde viene califa) de Dios en la tierra. El hecho de que el salón fuese el salón del trono, que estaba situado en su centro, justo debajo del escabel divino, es una clara referencia a esto. Pero la simbología de la sala no acaba ahí: las 4 diagonales del Techo de Comares representan los cuatro ríos del Paraíso y el Árbol del Mundo (o Axis Mundi), que teniendo sus raíces desde el Escabel se expande por todo el Universo. Pero no acaba ahí su simbología: las alcobas, nueve presentes (tres en cada muro), más tres omitidas para dejar el paso a la sala de la baraka, son una referencia a las doce casas zodiacales, en correspondencia con el papel de séptimo cielo que ocupa esa altura.
Salimos otra vez al Patio de los Arrayanes.
En un extremo del lado izquierdo del patio, un pequeño arco sirve de ingreso a un pasadizo por el que se llega a la zona privada del monarca, el Harén (Haram significa lugar privado). Se accede al Palacio de los Leones a través de:
-Sala de los mocárabes
Se llama así por la bóveda de mocárabes que la cubría. La de hoy es del siglo XVII. Muros con labor de yesería, inscripciones religiosas y escudo de la dinastía Nazarí.
-Patio de los Leones
Se comenzó su construcción en 1377,3 por deseo de Mohamed V, hijo de Yusuf I, siendo su alarife mayor Abén Cecid, concluyéndose trece años después. Los árabes de Granada, antes de llamar al Patio de los Leones Sahan al-Osud, lo hicieron con la denominación de Al-Haram.
De planta ligeramente trapezoidal, el lado oriental es mayor que el que da a poniente (el de la sala de Mocárabes), el largo del conjunto –219 pies, incluyendo las salas de Mocárabes y Reyes es igual al triple del ancho del Patio en su lado menor o de poniente (73 pies) – rodeado por una esbelta galería con 124 columnas de mármol blanco de Macael (Almería), las cuales se agrupan, a más de las exentas, en conjunto de dos, tres, y hasta cuatro en las esquinas, sustentando, o bien sólo apuntalando, las arcadas de filigrana, siendo simétricos los lados mayores y asimétricos los menores, de los que avanzan sendo pabellones hacia el patio, en cuya intersección de ejes transversales y longitudinal se ubica la fuente con los doce leones que le da nombre. Alrededor, las alcobas, salas privadas del sultán y esposas con piso alto abierto, falta de ventanas que miren al exterior, pero con jardín interior como corresponde a la idea musulmana del paraíso. De cada una de las cuatro salas fluye un arroyo que va al centro: Los cuatro ríos del Paraíso descritos en el Corán. Las columnas se unen con paños calados que dejan pasar la luz. Fustes cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior, capiteles cúbicos sobre los que corren inscripciones. Las planchas grises de plomo convierten los empujes horizontales en verticales. Los dos templetes que avanzan a los dos lados opuestos del patio son como un recuerdo de la tienda de campaña de los beduinos. Son de planta cuadrada, decorados con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de mocárabes. El alero es obra del siglo XIX. Toda la galería está techada con artesonado de lacería.
-Fuente de los Leones
Los últimos datos conseguidos gracias a la restauración de los leones y la taza de la fuente han podido indicar que, tanto los leones como la taza, datan del siglo XIV y de la misma procedencia y material (mármol de Macael, Almería) siendo fabricada la fuente en su conjunto, tanto leones como taza, al mismo tiempo. Este descubrimiento viene a rectificar las informaciones que indicaban la procedencia de los leones de un palacio, anterior a la alhambra, perteneciente al primer visir de la dinastía zirí Samuel Ibn Nagrella. A su vez, se ha podido descubrir tres tipologías de leones en base a sus elmentos formales diferenciadores. Cada una la conforma un grupo de cuatro leones con similitud dos a dos en sus rasgos: nariz, pelaje de la melena, fauces y posición y relieve de la cola.
La fuente de los leones tiene diversas significaciones o simbologías, ninguna de ellas corroboradas. Por una parte los doce leones tienen una simbolización astrológica, cada león alude a un signo zodiacal. Por otra, tiene una significación política o mayestática que está relacionada con el templo del rey Salomón (puesto que hay una inscripción en la fuente referida a este) y el mar de bronce del mismo templo. Por última y la más importante, alude a un símbolo paradisíaco refiriéndose así a la fuente, originaria de la vida y los 4 ríos del Paraíso. Pero lo que si se puede decir, es que la fuente como tal es una alegoría del poder que reside en el sultán.
-Sala de los Abencerrajes
Esta sala fue alcoba del sultán. Al ser cuarto privado no hay ventanas al exterior. Los muros están ricamente decorados. El estuco y los colores son originales. El zócalo de azulejos es del siglo XVI, de la fábrica de azulejos sevillana.
La cúpula está decorada con mocárabes; en el suelo, en el centro, una fuentecilla servía para reflejar la cúpula de mocárabes, que al estar ricamente decorada, conseguía una luz encantadora y mágica, pues al entrar la luz por la parte superior iba cambiando según las distintas horas del día.
-Sala de los Reyes
Ocupa todo el lado oriental del patio. Llamado así por la pintura que ocupa la bóveda del cuarto central. Es la sala más larga del Harén, dividida en 3 cuartos iguales y dos pequeños que pudieran ser armarios, por su emplazamiento y falta de iluminación. Probablemente destinada a fiestas familiares. En la bóveda del centro, las pinturas representan a los 10 primeros reyes de Granada desde la fundación del reino, uno de ellos con barba roja que puede ser Mohamed ben Nazar llamado Al-Hamar el Rojo, fundador de la dinastía Nazarí. En las bóvedas laterales hay pinturas que representan caballeros y damas, realizadas a fines del siglo XIV. Hubo un intercambio artístico en tiempos de Pedro I de Castilla quien solicitó ayuda al rey de Granada para restaurar los Reales Alcázares de Sevilla. Las pinturas llevan una técnica muy laboriosa:
Planchas de madera de peralejo bien cepillada y formando una elipse.
Sobre la superficie cóncava se extiende el cuero mojado, pegándolo con un baño de cola y claveteado con pequeños clavos de cabeza cuadrada cubiertos de estaño para evitar la oxidación.
Sobre el cuero, una capa de yeso, caña y cola de 2 cm de espesor ya tostada y pintada en rojo. Sobre esta capa y con un punzón se dibujan los temas.
La división interna de la sala está realizada mediante arcos de atajo, cortando la estancia de forma perpendicular. Estos arcos muestran su intradós repletos de mocárabes y sus paramentos están cubiertos por yeserías, en los que aparecen símbolos nazaríes y también cristianos. La apariencia conjunta de la sala con sus arcos decorados puede recordar algún modelo de mezquita almohade.
-Sala de las Dos Hermanas
Se sale del Patio de los Leones por el lado opuesto a la Sala de los Abencerrajes. Se pasa una puerta original de taracea, una de las más bellas del palacio, actualmente conservadas en el Museo de la Alhambra. El nombre de Dos Hermanas procede de las dos losas de mármol blanco que hay en el suelo a ambos lados de la fuente central, exactamente iguales en tamaño, color y peso. Tiene un mirador sobre la ciudad y comunicación directa con los baños.
Esta sala, al igual que toda la Alhambra, tiene poemas escritos en las paredes. En esta sala se puede leer uno que dice:
En cada cuarto del harén hay dos puertecillas: una da al harén alto, otra es una letrina. No hay cocinas. Empleaban el anafe o cocinaban fuera.
-Sala de los ajimeces y mirador de Daraxa o Lindaraja
Al fondo de la sala anterior está el Balcón de Lin-dar-Aixa. Daba al valle del río Darro y se veía a lo lejos la ciudad. La construcción del Pabellón de Carlos V interrumpe ahora la vista, por eso se construyó el Jardín de Lindaraja, italiano, con fuente renacentista y taza de mármol árabe. En el mirador de Lindaraja, se puede leer el siguiente poema: "Yo soy de este jardín el ojo fresco" (...) "En mi, a Granada ve, desde su trono"
-Habitaciones del Emperador
Con el nombre de habitaciones del Emperador, se conocen los seis aposentos, que fueron construidos durante el reinado de Carlos I, entre 1528 y 1537 y que configuran el patio de Lindaraja, hacia un lado y el Patio de la Reja, hacia el otro.
-Cuarto del Emperador
Construido para que el rey Carlos habitase aquí mientras estaba en Granada, en su viaje de bodas. En el cuarto siguiente a éste hay una placa de mármol en memoria del escritor Washington Irving que residió en esta parte del recinto, mientras escribía sus Cuentos de la Alhambra, en 1829.
-El Peinador de la Reina
Torre árabe llamada de Abul-Hachach, usada por el sultán para recreo y meditación. Tras la conquista cristiana fue reformado. La planta superior pudo servir como tocador real y podría haber sido utilizado por la reina Isabel de Farnesio. Su estructura tiene influencias romanas por la presencia del mirador con la galería porticada y su decoración pictórica.
-Patio de la reja o de los Cipreses
Se accede a este patio desde la última de la habitaciones de Carlos V, su construcción data de tiempos de Carlos V, al construirse las habitaciones del emperador.
El Partal
Debe su nombre a la voz árabe que significa pórtico, y se refiere a los restos de la residencia del Sultán Yusuf III, el más septentrional de los Palacios Nazaríes.
Corresponde a la zona de las viviendas de los criados de Palacio.
-Pórtico del Palacio
-Jardines y paseos
-Rauda
-Palacio de Yusuf III
-Paseo de las Torres
-de los Picos
-de las Infantas: Construida en 1445. Es la mejor conservada. Buen ejemplo de lo que era una vivienda andalusí con todas sus comodidades. Es un palacete con bancos a la entrada para los eunucos, patio interior con alcobas, entrada en recodo, fuente en el centro, ventanas a los huertos de flor (en este caso, el Generalife), piso superior para las damas. Arriba, terraza. El techo era de mocárabes y desapareció en un terremoto. Curiosa bóveda de entrada. Residencia de las hermanas Zaida, Zoraida y Zorahaida, cuya historia narra Washington Irving en Cuentos de la Alhambra.
-de la Cautiva: Suntuosa construcción de Yusuf I. Debe su nombre a Isabel de Solís, que como dice el nombre de dicha torre estaba allí cautiva. Entre sus poemas se puede leer:
Baños
La joya de la casa árabe. El baño para el musulmán es una obligación religiosa. La construcción es copia de las termas romanas. Tienen tres salas:
-Cambio de ropa y descanso. Sala de las camas y reposo. Aquí se desnudaban, pasaban luego al baño y volvían a descansar. A veces les traían aquí la comida. En la galería alta había músicos y cantores.
-Masaje. Sala de refresco o masaje. Son dos galerías con arcos.
-Vapor. Sala de vapor. Más pequeña. Las bóvedas están abiertas con tragaluces en forma de estrella que en su día estaban cubiertos con cristales de colores, pero no herméticos, de manera que pudiese salir el vapor y entrar el aire fresco.
Etimología
Etimológicamente, «Alhambra» en árabe es «al-Ħamrā» (اَلْحَمْرَاء, 'la Roja'), procedente del nombre completo «al-Qal'a al-hamra» ('fortaleza roja'). En su evolución, el castellano intercala entre la m y la r una b, como en «alfombra», que en el árabe clásico tenía el significado de 'rojez', escrito como «al-humra». Existen más teorías para explicar el origen del nombre de la Alhambra, pues hay otros autores que arguyen que en la época andalusí la Alhambra estaba encalada y su color era blanco. El nombre de «roja» le vendría porque cuando se construyó se trabajaba de noche, y vista por la noche, desde lejos, debido a la luz de las antorchas, se veía roja. Otros autores defienden que «Alhambra» es simplemente el nombre en femenino de su fundador, Abu al-Ahmar, que en árabe significa 'el Rojo', por ser pelirrojo.
La Alhambra es una ciudad amurallada que ocupa la mayor parte del cerro de Medina.
Accesos a la Alhambra
Puerta de la Justicia.
Una forma de acceder al recinto es por la Puerta de las Granadas (subiendo desde plaza Nueva), otro acceso es por la Cuesta de los Chinos (al final del paseo de los Tristes), el tercer acceso es por la Cuesta del Realejo (desde la Plaza del Realejo):
El camino central, si se sube por la Puerta de las Granadas, en la actualidad peatonal, llega hasta el Palacio de Carlos V. Andando se puede llegar hasta la Puerta de la Justicia (justicia para casos fáciles) (anteriormente la Bab Axarea, la Puerta de la Explanada, y en ella nunca se impartió justicia) que es de la época de Yusuf I, 1348. En el centro puede verse el relieve de una mano, sobre el 2º arco, el relieve de una llave. Esta simbología ha dado lugar a muchas explicaciones, aunque ninguna definitiva, una posible es explicarlo como una metáfora del conocimiento (la mano simboliza los cinco pilares de la fe islámica y la llave simboliza a la que abre las puertas del cielo).
Se desemboca en una explanada llamada Plaza de los Aljibes, por estar encima de una serie de aljibes. A la derecha está la Puerta del Vino, es uno de los edificios más antiguos, siendo atribuida su edificación a la época del Sultán Muhammand III (1302-1309), la decoración de la fachada o portada de poniente corresponde a la época finales del siglo XIII o principios del siglo XIV, y la de levante es posterior a 1367, y que comunica la Alcazaba con la zona de palacios (los dos más famosos y mejor conservados son el Palacio de Comares y el Palacio de los Leones).
Detrás de la Puerta del Vino, dejando a la derecha el Palacio de Carlos V, se accede a la zona de los palacios.
Cuando los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, conquistaron el reino de Granada, expulsaron al rey de Granada, Boabdil, quien estaba triste por haber perdido lo que él llamaba "el paraíso terrenal". Y cuando ya se iba lloró delante de su madre mirando hacia atrás según se alejaba, hacia su Granada, y ella le dijo: «llora como una mujer, lo que no supiste defender como un hombre».
En el camino hacia la costa granadina hay un puerto de montaña llamado "El Suspiro del Moro", nombre que se obtuvo de esta leyenda ya que desde este punto se puede observar toda la ciudad y la Alhambra a lo lejos, y desde donde se supone que paró Boabdil para admirar su reino perdido y no pudo evitar llorar.
Descripción de los edificios
Alcazaba de la Alhambra.
La alcazaba constituía la zona militar, centro de la defensa y vigilancia del recinto y con ello fue la parte de construcción más antigua de la Alhambra. Las primeras edificaciones árabes realizadas se corresponden con la época califal, en el siglo XI, ampliándose las mismas al convertirse Granada en capital de uno de los reinos de Taifas. Los elementos principales son:
-Terraza de la Torre del Cubo. Torre semicircular, construida alrededor de 1586, sobre una puerta islámica, fue vaciada en el siglo XX. Hoy en día constituye una terraza de privilegio para la contemplación del valle del Darro y el Albaicín.
-Adarve de la muralla norte.
-Plaza de Armas.
-Terraza de la plaza de Armas.
-La Torre de la Vela, constituía la torre de defensa más grande del conjunto militar, por su altura domina toda la vega granadina. Su nombre procede de la campana que los cristianos colocaron en la torre tras la conquista de la ciudad. Sonaba al alba para avisar a los agricultures del riego de las huertas en la Vega de Granada, por tanto, los mantenía en vela, y de ahí su nombre.
-La Torre del Homenaje. Se levanta en la parte más alta de la fortaleza, tiene algo más de 26 metros de alto y en su interior se distinguen seis pisos. Se cree que fue en esta torre donde instaló su residencia Al-Hamar, el fundador de la Alhambra, cuando decidió construir su palacio. El nivel más alto pudo servir a los alcaides del recinto de centro de operaciones de la defensa, y el más bajo, una mazmorra, para almacenar grano, sal y especias.
-Torre de los Hidalgos.
-La Torre Quebrada.
-La Torre Adarguero. Estas tres últimas torres dan a la gran explanada.
-Jardín de los Adarves, fue creado en el siglo XVII, cuando la fortaleza perdió su carácter defensivo. Existen buenas panorámicas desde este jardín.
Palacios nazaríes
Los palacios nazaríes son el conjunto formado por el Palacio de Comares, construido en primer lugar, y el Palacio de los Leones. Cronológicamente fueron levantados después de la alcazaba, el generalife y el Partal, siendo su construcción del primer tercio del siglo XIV. Constituía la sede de las funciones administrativas, de la corte, protocolo y retiro y disfrute privado. Al bajar las escaleras de acceso, se van encontrando las siguientes dependencias:
-Mexuar
Es la sala más antigua. En época árabe servía de sala de audiencia y justicia para casos importantes. Tenía una cámara elevada cerrada por celosías donde se sentaba el sultán a escuchar sin ser visto. No existían las ventanas laterales. Tenía el techo abierto en su parte central. Al fondo se encuentra una pequeña habitación, que servía de oratorio, desde donde se divisa el Albaicín, se encuentra orientado de forma diferente a la muralla, para cumplir su función religiosa. La decoración es el resultado de multitud de intervenciones entre el siglo XVI y el siglo XX. En tiempos cristianos se utilizó esta sala como capilla. A continuación se entra en un patio con fuente en el centro y una cámara a la izquierda, denominado patio del Mexuar.
-Patio del Mexuar o del Cuarto Dorado
No se conoce con certeza el destino dado a esta zona en época árabe. Si se conoce que se adaptó como habitación para Isabel de Portugal, para su estancia en la Alhambra, aunque nunca llegó a ocuparla. En la fachada del cuarto destacan los capiteles de su arco de entrada. Dentro del cuarto sobresale la techumbre, en madera de cedro, y decoración de piñas y conchas. Bajo él, ventanas cerradas con celosías. Dos portadas rectangulares bordeadas de cenefa de cerámica. La estancia está decorada con pinturas góticas y escudos y emblemas de los Reyes Católicos.
Existen dos puertas, una que conduce al palacio oficial y otra que no conduce a ningún lugar. La que conduce al palacio es más sencilla que la otra, se trataba así de confundir a los asaltantes y ladrones. La fachada del palacio fue erigida por mandato del Mohamed V, siendo inaugurada en 1370, es una fachada interior que no anticipa la majestuosidad del interior del palacio.
-Sala de la Barca
Desde la galería norte del Patio de los Arrayanes y a través de un arco apuntado de mocárabes, accedemos a la sala de la Barca, llamada así ya que presenta ricas yeserías con el escudo nazarí y dentro de él, la palabra «Bendición», que en árabe se dice "Baraca", y que los castellanos escucharon como "Barca"; otra explicación podría ser que el nombre proviene por tener un artesonado magníficamente ensamblado en forma de casco de barco invertido. Esta sala, de forma rectangular de 24 metros por 4,35, parece ser que era más pequeña en un principio, y su ampliación fue realizada por Mohamed V. En esta sala existió una bóveda semicilíndrica que fue destruida por el fuego del incendio de 1890, sustituida por una reproducción de aquella que fue totalmente terminada en 1964. Los muros presentan las yeserías con el escudo nazarí y la palabra «Bendición» y el lema de la dinastía «Sólo Dios es vencedor».
La sala se encuentra rodeada por un zócalo en cuyos extremos encontramos alcobas con zócalos de azulejos, que revisten las columnas que sujetan arcos peraltados y festoneados de mocárabes y pechinas. Desde aquí se accede al Torreón de Comares, presidido por el Salón de los Embajadores.
-Torre de Comares, Salón de Comares o Salón de los Embajadores
Desde el patio de los Arrayanes destaca en uno de sus extremos, el imponente torreón de Comares, se accede a él por la sala de la barca. El salón de Comares es la estancia más amplia y elevada de todo el palacio, ocupa el interior de la Torre de Comares, dominando con su vista el valle del Darro. Su construcción data del segundo tercio del siglo XIV, siendo sultán nazarí de Granada, Yusuf I, aunque probablemente no viera terminada la obra que ordeno construir y adornar ricamente, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, su función principal era celebrar las audiencias privadas del sultán.
Presenta planta cuadrada de 11 metros de lado y 18 de altura, originalmente el suelo era de mármol y en la actualidad de barro. En el centro de la sala se puede observar un cuadrado con el nombre de Alá escrito sobre azulejos.
Es un lugar con un contenido poético muy rico, podemos encontrar distintas composiciones, alabanzas a Dios y al emir y también algunos fragmentos del Corán. Cada centímetro de la pared está cubierto por algún elemento decorativo.
En los laterales del salón hay 9 alcobas, tres por cada uno de los lados del salón, correspondiendo la alcoba central del lado norte al sultán, también se abren una serie de ventanas cerradas antiguamente por celosías de madera y vidrieras de colores llamadas cumarias, (de ahí el nombre de comares). Todas las paredes están cubiertas de yeserías con motivos de conchas, flores, estrellas, escrituras. Sala policromada: oro en el relieve, colores claros en lo profundo. Zócalo decorado con azulejos. El suelo original era de cerámica vidriada en blanco y azul con escudos de armas como motivos ornamentales.
Las paredes están, además, decoradas con versículos coránicos y poemas realizados en yesería, lo que le debían conceder a esta sala en sus orígenes, con la decoración que no nos ha llegado, con sus juegos de luz y su ambiente cortesano, una de las salas palaciegas más impresionantes del mundo islámico. La calefacción era de braseros y la iluminación con lámparas de aceite.
Uno de los aspectos más atrayentes del Salón de los Embajadores es su techo, de forma cúbica. En él se representan los siete cielos de la cultura musulmana, situados uno encima de otro. El Corán dice que sobre ellos está el trono de Dios; todo el techo está lleno de estrellas, en total son ciento cinco.
El techo es una representación del Universo, quizás una de las mejores representaciones de la Edad Media. Realizado en madera de cedro con incrustaciones de maderas de diferentes colores, va formando estrellas superpuestas que forman diferentes niveles. En el centro y lo más elevado está el Escabel (عرش) sobre el que se establece Dios-Alláh según los relatos coránicos. Desde éste se van repitiendo las figuras geométricas que dividen el techo en siete espacios, que representan los 7 cielos que descienden consecutivamente hasta este mundo: el 7 es uno de los números simbólicos por excelencia. Entre todos ellos configuran el Trono (كرس), que es el símbolo de la creación entera. Este uso simbólico de cosmología coránica -con tantas alusiones al Escabel, el Trono, al Rey que se asienta sobre él- tiene una clara intención de legitimar al soberano como representante (jalifa de donde viene califa) de Dios en la tierra. El hecho de que el salón fuese el salón del trono, que estaba situado en su centro, justo debajo del escabel divino, es una clara referencia a esto. Pero la simbología de la sala no acaba ahí: las 4 diagonales del Techo de Comares representan los cuatro ríos del Paraíso y el Árbol del Mundo (o Axis Mundi), que teniendo sus raíces desde el Escabel se expande por todo el Universo. Pero no acaba ahí su simbología: las alcobas, nueve presentes (tres en cada muro), más tres omitidas para dejar el paso a la sala de la baraka, son una referencia a las doce casas zodiacales, en correspondencia con el papel de séptimo cielo que ocupa esa altura.
Salimos otra vez al Patio de los Arrayanes.
En un extremo del lado izquierdo del patio, un pequeño arco sirve de ingreso a un pasadizo por el que se llega a la zona privada del monarca, el Harén (Haram significa lugar privado). Se accede al Palacio de los Leones a través de:
-Sala de los mocárabes
Se llama así por la bóveda de mocárabes que la cubría. La de hoy es del siglo XVII. Muros con labor de yesería, inscripciones religiosas y escudo de la dinastía Nazarí.
-Patio de los Leones
Se comenzó su construcción en 1377,3 por deseo de Mohamed V, hijo de Yusuf I, siendo su alarife mayor Abén Cecid, concluyéndose trece años después. Los árabes de Granada, antes de llamar al Patio de los Leones Sahan al-Osud, lo hicieron con la denominación de Al-Haram.
De planta ligeramente trapezoidal, el lado oriental es mayor que el que da a poniente (el de la sala de Mocárabes), el largo del conjunto –219 pies, incluyendo las salas de Mocárabes y Reyes es igual al triple del ancho del Patio en su lado menor o de poniente (73 pies) – rodeado por una esbelta galería con 124 columnas de mármol blanco de Macael (Almería), las cuales se agrupan, a más de las exentas, en conjunto de dos, tres, y hasta cuatro en las esquinas, sustentando, o bien sólo apuntalando, las arcadas de filigrana, siendo simétricos los lados mayores y asimétricos los menores, de los que avanzan sendo pabellones hacia el patio, en cuya intersección de ejes transversales y longitudinal se ubica la fuente con los doce leones que le da nombre. Alrededor, las alcobas, salas privadas del sultán y esposas con piso alto abierto, falta de ventanas que miren al exterior, pero con jardín interior como corresponde a la idea musulmana del paraíso. De cada una de las cuatro salas fluye un arroyo que va al centro: Los cuatro ríos del Paraíso descritos en el Corán. Las columnas se unen con paños calados que dejan pasar la luz. Fustes cilíndricos muy delgados, anillos en la parte superior, capiteles cúbicos sobre los que corren inscripciones. Las planchas grises de plomo convierten los empujes horizontales en verticales. Los dos templetes que avanzan a los dos lados opuestos del patio son como un recuerdo de la tienda de campaña de los beduinos. Son de planta cuadrada, decorados con cúpulas de madera que se apoyan en pechinas de mocárabes. El alero es obra del siglo XIX. Toda la galería está techada con artesonado de lacería.
-Fuente de los Leones
Los últimos datos conseguidos gracias a la restauración de los leones y la taza de la fuente han podido indicar que, tanto los leones como la taza, datan del siglo XIV y de la misma procedencia y material (mármol de Macael, Almería) siendo fabricada la fuente en su conjunto, tanto leones como taza, al mismo tiempo. Este descubrimiento viene a rectificar las informaciones que indicaban la procedencia de los leones de un palacio, anterior a la alhambra, perteneciente al primer visir de la dinastía zirí Samuel Ibn Nagrella. A su vez, se ha podido descubrir tres tipologías de leones en base a sus elmentos formales diferenciadores. Cada una la conforma un grupo de cuatro leones con similitud dos a dos en sus rasgos: nariz, pelaje de la melena, fauces y posición y relieve de la cola.
"(...)A tan diáfano tazón,
tallada perla,
por orlas el aljófar remansado,
y va entre margaritas el argento,
fluido y también hecho blanco y puro.
Tan afín es lo duro y lo fluyente
que es difícil saber cuál de ellos fluye(...)"
-Sala de los Abencerrajes
Esta sala fue alcoba del sultán. Al ser cuarto privado no hay ventanas al exterior. Los muros están ricamente decorados. El estuco y los colores son originales. El zócalo de azulejos es del siglo XVI, de la fábrica de azulejos sevillana.
La cúpula está decorada con mocárabes; en el suelo, en el centro, una fuentecilla servía para reflejar la cúpula de mocárabes, que al estar ricamente decorada, conseguía una luz encantadora y mágica, pues al entrar la luz por la parte superior iba cambiando según las distintas horas del día.
-Sala de los Reyes
Ocupa todo el lado oriental del patio. Llamado así por la pintura que ocupa la bóveda del cuarto central. Es la sala más larga del Harén, dividida en 3 cuartos iguales y dos pequeños que pudieran ser armarios, por su emplazamiento y falta de iluminación. Probablemente destinada a fiestas familiares. En la bóveda del centro, las pinturas representan a los 10 primeros reyes de Granada desde la fundación del reino, uno de ellos con barba roja que puede ser Mohamed ben Nazar llamado Al-Hamar el Rojo, fundador de la dinastía Nazarí. En las bóvedas laterales hay pinturas que representan caballeros y damas, realizadas a fines del siglo XIV. Hubo un intercambio artístico en tiempos de Pedro I de Castilla quien solicitó ayuda al rey de Granada para restaurar los Reales Alcázares de Sevilla. Las pinturas llevan una técnica muy laboriosa:
Planchas de madera de peralejo bien cepillada y formando una elipse.
Sobre la superficie cóncava se extiende el cuero mojado, pegándolo con un baño de cola y claveteado con pequeños clavos de cabeza cuadrada cubiertos de estaño para evitar la oxidación.
Sobre el cuero, una capa de yeso, caña y cola de 2 cm de espesor ya tostada y pintada en rojo. Sobre esta capa y con un punzón se dibujan los temas.
La división interna de la sala está realizada mediante arcos de atajo, cortando la estancia de forma perpendicular. Estos arcos muestran su intradós repletos de mocárabes y sus paramentos están cubiertos por yeserías, en los que aparecen símbolos nazaríes y también cristianos. La apariencia conjunta de la sala con sus arcos decorados puede recordar algún modelo de mezquita almohade.
-Sala de las Dos Hermanas
Se sale del Patio de los Leones por el lado opuesto a la Sala de los Abencerrajes. Se pasa una puerta original de taracea, una de las más bellas del palacio, actualmente conservadas en el Museo de la Alhambra. El nombre de Dos Hermanas procede de las dos losas de mármol blanco que hay en el suelo a ambos lados de la fuente central, exactamente iguales en tamaño, color y peso. Tiene un mirador sobre la ciudad y comunicación directa con los baños.
Esta sala, al igual que toda la Alhambra, tiene poemas escritos en las paredes. En esta sala se puede leer uno que dice:
"Sin par,
radiante cúpula hay en ella
con encantos patentes y escondidos"
(...) "Nunca vimos jardín tan verdeante,
de más dulce cosecha y más aroma".
-Sala de los ajimeces y mirador de Daraxa o Lindaraja
Al fondo de la sala anterior está el Balcón de Lin-dar-Aixa. Daba al valle del río Darro y se veía a lo lejos la ciudad. La construcción del Pabellón de Carlos V interrumpe ahora la vista, por eso se construyó el Jardín de Lindaraja, italiano, con fuente renacentista y taza de mármol árabe. En el mirador de Lindaraja, se puede leer el siguiente poema: "Yo soy de este jardín el ojo fresco" (...) "En mi, a Granada ve, desde su trono"
-Habitaciones del Emperador
Con el nombre de habitaciones del Emperador, se conocen los seis aposentos, que fueron construidos durante el reinado de Carlos I, entre 1528 y 1537 y que configuran el patio de Lindaraja, hacia un lado y el Patio de la Reja, hacia el otro.
-Cuarto del Emperador
Construido para que el rey Carlos habitase aquí mientras estaba en Granada, en su viaje de bodas. En el cuarto siguiente a éste hay una placa de mármol en memoria del escritor Washington Irving que residió en esta parte del recinto, mientras escribía sus Cuentos de la Alhambra, en 1829.
-El Peinador de la Reina
Torre árabe llamada de Abul-Hachach, usada por el sultán para recreo y meditación. Tras la conquista cristiana fue reformado. La planta superior pudo servir como tocador real y podría haber sido utilizado por la reina Isabel de Farnesio. Su estructura tiene influencias romanas por la presencia del mirador con la galería porticada y su decoración pictórica.
-Patio de la reja o de los Cipreses
Se accede a este patio desde la última de la habitaciones de Carlos V, su construcción data de tiempos de Carlos V, al construirse las habitaciones del emperador.
El Partal
Debe su nombre a la voz árabe que significa pórtico, y se refiere a los restos de la residencia del Sultán Yusuf III, el más septentrional de los Palacios Nazaríes.
Corresponde a la zona de las viviendas de los criados de Palacio.
-Pórtico del Palacio
-Jardines y paseos
-Rauda
-Palacio de Yusuf III
-Paseo de las Torres
-de los Picos
-de las Infantas: Construida en 1445. Es la mejor conservada. Buen ejemplo de lo que era una vivienda andalusí con todas sus comodidades. Es un palacete con bancos a la entrada para los eunucos, patio interior con alcobas, entrada en recodo, fuente en el centro, ventanas a los huertos de flor (en este caso, el Generalife), piso superior para las damas. Arriba, terraza. El techo era de mocárabes y desapareció en un terremoto. Curiosa bóveda de entrada. Residencia de las hermanas Zaida, Zoraida y Zorahaida, cuya historia narra Washington Irving en Cuentos de la Alhambra.
-de la Cautiva: Suntuosa construcción de Yusuf I. Debe su nombre a Isabel de Solís, que como dice el nombre de dicha torre estaba allí cautiva. Entre sus poemas se puede leer:
"En sus zócalos, de obra de azulejos,
y en su suelo, hay prodigios cual tejidos".
Baños
La joya de la casa árabe. El baño para el musulmán es una obligación religiosa. La construcción es copia de las termas romanas. Tienen tres salas:
-Cambio de ropa y descanso. Sala de las camas y reposo. Aquí se desnudaban, pasaban luego al baño y volvían a descansar. A veces les traían aquí la comida. En la galería alta había músicos y cantores.
-Masaje. Sala de refresco o masaje. Son dos galerías con arcos.
-Vapor. Sala de vapor. Más pequeña. Las bóvedas están abiertas con tragaluces en forma de estrella que en su día estaban cubiertos con cristales de colores, pero no herméticos, de manera que pudiese salir el vapor y entrar el aire fresco.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
EL ARTE NAZARI
El arte nazarí, también llamado arte granadino, constituye la última etapa del arte hispanomusulmán. Se desarrolla durante los siglo XIII, XIV y XV, extendiéndose además de por el Reino Nazarí de Granada, por Berbería y los dominios cristianos de la Península Ibérica, contribuyendo al surgimiento del arte mudéjar.
La obra por antonomasia que define a la dinastía nazarí (1237-1492) es la Alhambra, Qalat al-Amra, "el castillo rojo", verdadera síntesis de arquitectura palatina islámica y de los nuevos elementos de fortificación incorporados a la arquitectura militar. A ella se asocia una almunia o huerta de recreo conocida como el Generalife o Yannat al-Arif o "huerta del Arquitecto".
Contexto histórico
Al debilitarse el imperio almohade surgen en al-Ándalus nuevos pequeños reinos que se hacen con el poder entre los siglos XIII y XV. La batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, abre el camino hacia el sur a los conquistadores cristianos. En contraposición, a partir de 1232, los musulmanes de Arjona (Jaén) proclaman sultán a Muhamad ibn Yusuf ibn Nasr. Se inicia así un proceso de reconstrucción territorial mediante el cual se forma en la Andalucía penibética un nuevo reino, el nazarí, cuya capital desde 1237 será Granada. La constante presión cristiana redujo paulatinamente el reino, terminando con la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492. De este modo, desaparecía el último bastión islámico de al-Andalus. Surgiendo así el término de 'Arte Nazarí'
La Alhambra.
La Alhambra es iniciada por el fundador de la dinastía, Muhammad I, que abandona la alcazaba taifa emplazada en el Albaicín y elige esta colina para su situar su residencia. El lugar contaba con los restos de una pequeña fortificación del siglo XI que transforma en su propia alcazaba. Para ello, la dota de un doble recinto, uno exterior, a modo de barbacaba o antemuro, y otro interior reforzado por altas torres. E instala, en su interior, un barrio castrense con casas, baño y aljibe.
A partir de la alcazaba se desarrolla el recinto amurallado de la ciudad jalonado de torres defensivas, si bien algunas de ellas introducen la novedad de convertirse en viviendas palatinas. A pesar del carácter de estas torres, el verdadero núcleo palatino lo constituye la denomina Casa Real Vieja de la Alhambra de la que forman parte los palacios de Comares y de los Leones. Aparte de estos conjuntos residenciales y protocolarios, la ciudad también fue dotada con mezquita congregacional, baños, ceca, barrio de servidores, cementerio real y talleres.
Entre los principales núcleos palatinos hay que destacar en primer lugar el mexuar (maswar) o sala donde se reúne el consejo de ministros o visires. Su construcción se debe a Ismail I, siendo reformado por Muhammad V. A pesar de haber sufrido grandes transformaciones, su sala rectangular cuenta en la parte central con cuatro columnas que soportaban una linterna. En torno a este espacio central cuadrado se disponen otras tantas estancias rectangulares.
Capiteles nazaríes.
Al norte del mexuar se levanta el patio del Cuarto Dorado. Uno de sus lados está cerrado por una gran fachada llamada de Comares por ser el acceso monumental a dicho conjunto palatino. El palacio de Comares, construido por Yusuf I y reestructurado por Muhammad V, debe su nombre al término árabe qamriyya o qamariyya que en Oriente se utiliza para designar las vidrieras de colores. La gran fachada de Comares situada en el patio del Cuarto Dorado, siguiendo la tradición de los monarcas orientales, servía de marco al monarca cuando sentado ante ella concedía audiencias públicas a sus súbditos. Pero, al mismo tiempo, la fachada revela claramente su doble destino puesto que una de sus puertas sirve de acceso a la zona residencial mientras que la otra introducía en el patio del palacio. Este gran patio rectangular, denominado de los Arrayanes o de la Alberca, está articulado en torno a un eje longitudinal cuya parte central va ocupada por una alberca. Los dos lados mayores del rectángulo estaban ocupados por cuatro viviendas privadas -dos a cada lado- para las cuatro esposas legítimas del sultán. Los lados menores, porticados, acogían el meridional la vivienda del príncipe heredero mientras que en el septentrional se hallaba la del sultan. Esta última es una sala rectangular acotada con alcobas a la que se conoce como la sala de la Barca (baraka, bendición). Un pequeño pasillo paralelo a la sala conduce en su extremo derecho a un pequeño oratorio mientras que en el extremo izquierdo una escalera ascendía a otra cámara situada sobre el salón del trono. Finalmente, y alojada en la potente torre de Comares se hallaba el salón del Trono o de Embajadores cuya techumbre de madera ha sido interpretada como los siete cielos del Paraíso coránico. En esta sala de aparato el monarca celebraba sus recepciones y actos solemnes.
De forma transversal a este conjunto se encuentra el palacio de los Leones, construido por Muhammad V. De forma tradicional ha sido considerado la residencia privada del monarca, si bien recientemente se le ha atribuido una función similar al núcleo anterior. De manera que, la sala de las Dos Hermanas actuaría como mexuar mientras que el mirador de Lindaraja sería el salón del Trono. Con independencia de cualquiera de estas posibles funciones, el conjunto se articula en torno a un patio crucero en cuya intersección se encuentra la fuente con doce leones de mármol procedentes de una construcción del siglo XI. Avanzan en los lados menores del patio sendos pabellones mientras que sus cuatro lados están porticados. En el eje de cada uno de ellos se abren las correspondientes estancia conocidas con los nombres de Sala de los Mocárabes, de los Abencerrajes, de los Reyes.
Características
Así pues, el conjunto de la Alhambra y algunos otros edificios como el Cuarto Real de Santo Domingo y Alcázar Genil, ambos en Granada, los vestigios de la ciudad de Ronda y los numerosos castillos permiten establecer el marco general del arte nazarí que no es otro sino la síntesis del arte hispanomusulmán. estas no son las caracteristicas
Arquitectura militar
La arquitectura militar desarrolla los sistemas generados en época anterior dotándolos de una mayor complejidad. La arquitectura palatina emplea dos tipos de organización de patios cuyos precedentes se rastrean desde Medinat al-Zahra. Se trata del patio monoaxial -patio de los Arrayanes o de la Alberca- y del patio crucero -patio de los Leones. Las estancias vinculadas a ellos responden nuevamente a dos tipogias: una alargada con extremos acotados por alcobas y otra cuadrada rodeada por habitaciones. Sirvan de ejemplo la Sala de la Barca y la Sala de las Dos hermanas..
Arquitectura religiosa
Los escasos vestigios de arquitectura religiosa permiten pensar en mezquitas que siguen el modelo almohade con naves perpendiculares al muro de la quibla. La única novedad proviene del hecho de utilizar columnas de mármol cuando el edificio tiene cierta relevancia. En cuanto al repertorio ornamental utilizan una profusión decorativa que enmascara la pobreza de los materiales, empleando desde zócalos de alicatado y yeserías de estuco a decoración pintada como la conservada en la bóveda de la Sala de los Reyes. Es característica la columna de fuste cilindrico
Arquitectura civil
Por lo que respecta a la arquitectura civil cuenta en la ciudad de Granada con el testimonio de dos edificios: el funduq y el maristan. El funduq, denominado en la actualidad Corral del Carbón, era una especie de albergue o posada destinada al alojamiento de comerciantes foráneos y de sus mercancías, a veces, estaban especializados en un producto determinado. El maristán u hospital, asociado con posterioridad a manicomio, fue edificado por Muhammad V y demolido en 1843. Ambas fundaciones tenían una estructura cuadrangular de dos pisos en torno a un patio con alberca.
Ornamentación
En cuanto al repertorio ornamental utilizan una profusión decorativa que enmascara la pobreza de los materiales, empleando desde zócalos de alicatado y yeserías de estuco a decoración pintada como la conservada en la bóveda de la Sala de los Reyes. Es característica la columna de fuste cilíndrico y el capitel de dos cuerpos, uno cilíndrico decorado con cintas y otro cúbico con ataurique. Los arcos preferidos son de medio punto peraltado y angrelados. Las cubiertas de madera alternan con bóvedas de mocárabes realizadas en estuco como las de la Sala de las Dos Hermanas o la de los Abencerrajes. Asimismo, a los motivos ornamentales habituales -geométricos, vegetales y epigráficos- se une el escudo nazarí que será generalizado por Muhammad V.
Artes decorativas
Similar al esplendor arquitectónico es el adquirido por las artes suntuarias, destacando las cerámicas de reflejo metálico y los tejidos de seda a las que pueden añadirse los bronces, las taraceas y las armas. La cerámica de lujo, conocida como de reflejo metálico o loza dorada, se caracteriza por someter su última cocción a fuego reducido -de oxigeno- y menor temperatura. Con este procedimiento, la mezcla de sulfuro de plata y cobre empleada en la decoración llega a la oxidación produciendo el brillo metalizado. También fue frecuente añadir óxido de cobalto dando lugar a una serie en azul y dorada. Con esta técnica se realizaron los famosos "vasos" o jarrones de la Alhambra.
Los tejidos nazaríes, por su parte, constituyen la última etapa de esplendor de los tejidos de seda andalusíes que serán sustituidos por terciopelos labrados. Se caracterizan por sus intensos colores y la utilización de motivos idénticos a los empleados en la decoración arquitectónica. lo creo el hispano musulman Abdul-II
La obra por antonomasia que define a la dinastía nazarí (1237-1492) es la Alhambra, Qalat al-Amra, "el castillo rojo", verdadera síntesis de arquitectura palatina islámica y de los nuevos elementos de fortificación incorporados a la arquitectura militar. A ella se asocia una almunia o huerta de recreo conocida como el Generalife o Yannat al-Arif o "huerta del Arquitecto".
Contexto histórico
Al debilitarse el imperio almohade surgen en al-Ándalus nuevos pequeños reinos que se hacen con el poder entre los siglos XIII y XV. La batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, abre el camino hacia el sur a los conquistadores cristianos. En contraposición, a partir de 1232, los musulmanes de Arjona (Jaén) proclaman sultán a Muhamad ibn Yusuf ibn Nasr. Se inicia así un proceso de reconstrucción territorial mediante el cual se forma en la Andalucía penibética un nuevo reino, el nazarí, cuya capital desde 1237 será Granada. La constante presión cristiana redujo paulatinamente el reino, terminando con la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492. De este modo, desaparecía el último bastión islámico de al-Andalus. Surgiendo así el término de 'Arte Nazarí'
La Alhambra.
La Alhambra es iniciada por el fundador de la dinastía, Muhammad I, que abandona la alcazaba taifa emplazada en el Albaicín y elige esta colina para su situar su residencia. El lugar contaba con los restos de una pequeña fortificación del siglo XI que transforma en su propia alcazaba. Para ello, la dota de un doble recinto, uno exterior, a modo de barbacaba o antemuro, y otro interior reforzado por altas torres. E instala, en su interior, un barrio castrense con casas, baño y aljibe.
A partir de la alcazaba se desarrolla el recinto amurallado de la ciudad jalonado de torres defensivas, si bien algunas de ellas introducen la novedad de convertirse en viviendas palatinas. A pesar del carácter de estas torres, el verdadero núcleo palatino lo constituye la denomina Casa Real Vieja de la Alhambra de la que forman parte los palacios de Comares y de los Leones. Aparte de estos conjuntos residenciales y protocolarios, la ciudad también fue dotada con mezquita congregacional, baños, ceca, barrio de servidores, cementerio real y talleres.
Entre los principales núcleos palatinos hay que destacar en primer lugar el mexuar (maswar) o sala donde se reúne el consejo de ministros o visires. Su construcción se debe a Ismail I, siendo reformado por Muhammad V. A pesar de haber sufrido grandes transformaciones, su sala rectangular cuenta en la parte central con cuatro columnas que soportaban una linterna. En torno a este espacio central cuadrado se disponen otras tantas estancias rectangulares.
Capiteles nazaríes.
Al norte del mexuar se levanta el patio del Cuarto Dorado. Uno de sus lados está cerrado por una gran fachada llamada de Comares por ser el acceso monumental a dicho conjunto palatino. El palacio de Comares, construido por Yusuf I y reestructurado por Muhammad V, debe su nombre al término árabe qamriyya o qamariyya que en Oriente se utiliza para designar las vidrieras de colores. La gran fachada de Comares situada en el patio del Cuarto Dorado, siguiendo la tradición de los monarcas orientales, servía de marco al monarca cuando sentado ante ella concedía audiencias públicas a sus súbditos. Pero, al mismo tiempo, la fachada revela claramente su doble destino puesto que una de sus puertas sirve de acceso a la zona residencial mientras que la otra introducía en el patio del palacio. Este gran patio rectangular, denominado de los Arrayanes o de la Alberca, está articulado en torno a un eje longitudinal cuya parte central va ocupada por una alberca. Los dos lados mayores del rectángulo estaban ocupados por cuatro viviendas privadas -dos a cada lado- para las cuatro esposas legítimas del sultán. Los lados menores, porticados, acogían el meridional la vivienda del príncipe heredero mientras que en el septentrional se hallaba la del sultan. Esta última es una sala rectangular acotada con alcobas a la que se conoce como la sala de la Barca (baraka, bendición). Un pequeño pasillo paralelo a la sala conduce en su extremo derecho a un pequeño oratorio mientras que en el extremo izquierdo una escalera ascendía a otra cámara situada sobre el salón del trono. Finalmente, y alojada en la potente torre de Comares se hallaba el salón del Trono o de Embajadores cuya techumbre de madera ha sido interpretada como los siete cielos del Paraíso coránico. En esta sala de aparato el monarca celebraba sus recepciones y actos solemnes.
De forma transversal a este conjunto se encuentra el palacio de los Leones, construido por Muhammad V. De forma tradicional ha sido considerado la residencia privada del monarca, si bien recientemente se le ha atribuido una función similar al núcleo anterior. De manera que, la sala de las Dos Hermanas actuaría como mexuar mientras que el mirador de Lindaraja sería el salón del Trono. Con independencia de cualquiera de estas posibles funciones, el conjunto se articula en torno a un patio crucero en cuya intersección se encuentra la fuente con doce leones de mármol procedentes de una construcción del siglo XI. Avanzan en los lados menores del patio sendos pabellones mientras que sus cuatro lados están porticados. En el eje de cada uno de ellos se abren las correspondientes estancia conocidas con los nombres de Sala de los Mocárabes, de los Abencerrajes, de los Reyes.
Características
Así pues, el conjunto de la Alhambra y algunos otros edificios como el Cuarto Real de Santo Domingo y Alcázar Genil, ambos en Granada, los vestigios de la ciudad de Ronda y los numerosos castillos permiten establecer el marco general del arte nazarí que no es otro sino la síntesis del arte hispanomusulmán. estas no son las caracteristicas
Arquitectura militar
La arquitectura militar desarrolla los sistemas generados en época anterior dotándolos de una mayor complejidad. La arquitectura palatina emplea dos tipos de organización de patios cuyos precedentes se rastrean desde Medinat al-Zahra. Se trata del patio monoaxial -patio de los Arrayanes o de la Alberca- y del patio crucero -patio de los Leones. Las estancias vinculadas a ellos responden nuevamente a dos tipogias: una alargada con extremos acotados por alcobas y otra cuadrada rodeada por habitaciones. Sirvan de ejemplo la Sala de la Barca y la Sala de las Dos hermanas..
Arquitectura religiosa
Los escasos vestigios de arquitectura religiosa permiten pensar en mezquitas que siguen el modelo almohade con naves perpendiculares al muro de la quibla. La única novedad proviene del hecho de utilizar columnas de mármol cuando el edificio tiene cierta relevancia. En cuanto al repertorio ornamental utilizan una profusión decorativa que enmascara la pobreza de los materiales, empleando desde zócalos de alicatado y yeserías de estuco a decoración pintada como la conservada en la bóveda de la Sala de los Reyes. Es característica la columna de fuste cilindrico
Arquitectura civil
Por lo que respecta a la arquitectura civil cuenta en la ciudad de Granada con el testimonio de dos edificios: el funduq y el maristan. El funduq, denominado en la actualidad Corral del Carbón, era una especie de albergue o posada destinada al alojamiento de comerciantes foráneos y de sus mercancías, a veces, estaban especializados en un producto determinado. El maristán u hospital, asociado con posterioridad a manicomio, fue edificado por Muhammad V y demolido en 1843. Ambas fundaciones tenían una estructura cuadrangular de dos pisos en torno a un patio con alberca.
Ornamentación
En cuanto al repertorio ornamental utilizan una profusión decorativa que enmascara la pobreza de los materiales, empleando desde zócalos de alicatado y yeserías de estuco a decoración pintada como la conservada en la bóveda de la Sala de los Reyes. Es característica la columna de fuste cilíndrico y el capitel de dos cuerpos, uno cilíndrico decorado con cintas y otro cúbico con ataurique. Los arcos preferidos son de medio punto peraltado y angrelados. Las cubiertas de madera alternan con bóvedas de mocárabes realizadas en estuco como las de la Sala de las Dos Hermanas o la de los Abencerrajes. Asimismo, a los motivos ornamentales habituales -geométricos, vegetales y epigráficos- se une el escudo nazarí que será generalizado por Muhammad V.
Artes decorativas
Similar al esplendor arquitectónico es el adquirido por las artes suntuarias, destacando las cerámicas de reflejo metálico y los tejidos de seda a las que pueden añadirse los bronces, las taraceas y las armas. La cerámica de lujo, conocida como de reflejo metálico o loza dorada, se caracteriza por someter su última cocción a fuego reducido -de oxigeno- y menor temperatura. Con este procedimiento, la mezcla de sulfuro de plata y cobre empleada en la decoración llega a la oxidación produciendo el brillo metalizado. También fue frecuente añadir óxido de cobalto dando lugar a una serie en azul y dorada. Con esta técnica se realizaron los famosos "vasos" o jarrones de la Alhambra.
Los tejidos nazaríes, por su parte, constituyen la última etapa de esplendor de los tejidos de seda andalusíes que serán sustituidos por terciopelos labrados. Se caracterizan por sus intensos colores y la utilización de motivos idénticos a los empleados en la decoración arquitectónica. lo creo el hispano musulman Abdul-II
martes, 9 de diciembre de 2014
AIXA. madre de Boabdil
A'isha bint Muhammad ibn al-Ahmar, reina de Granada, llamada A'isha al-Hurra (La Honesta o la Fría) a pesar de los pocos documentos que tenemos sobre su vida e incluso de la polémica surgida en torno a su nombre verdadero, era conocida en la tradición española como Aixa.
Al parecer, Aixa era hija del rey de Granada Muhammad X el Cojo, aunque según otros autores lo era de Muhammed VIII el Zurdo. Procedía de la familia real de Granada y debía de gozar de considerable patrimonio y prestigio por sí misma, que explicarían su notable influencia pública posterior.
Según un documento aportado por Luis Seco de Lucena, recibió de su hermana Umm al-Fath la alquería de Sujayra (hoy Zujaira), que vendería el 3 de octubre de 1492 al caballero cristiano D. Luis de Valdivia por el precio de dos mil quinientos reales de plata, alquería que pasaría luego a ser propiedad de los Reyes Católicos.
En la misma ciudad de Granada, poseía el palacio de Dar al-Horra y en la vega de Granada, extramuros de la ciudad, el palacio del Alcázar Genil que tenía una naumaquia, en donde se celebraban juegos navales de recreo en verano y eran estos los lugares donde pasaba sus períodos de recreo y que estaba muy cercano al morabito almohade, hoy ermita de San Sebastián.
Esta naumaquia, de la que hasta hace unos años aún se conservaban restos de muros y de carácter hidráulico, iniciaron su definitivo declive con el trazado del camino de ronda, que la partió en dos mitades y la edificación de las posteriores urbanizaciones que allí se ubicarían, siendo la única voz que se opuso en Granada a su destrucción definitiva la de una diputada socialista por Granada, María Izquierdo Rojo, con sus interpelaciones y preguntas parlamentarias en 1979 y 1980.
Palacio Alcazar del Genil, residencia de verano
de la reina Aixa, madre de Boabdil
Aixa fue durante unos veinte años la sultana consorte del rey Abu l-Hasan Alí, conocido como Muley Hacem en las crónicas cristianas, con el que tuvo dos hijos varones, Abu Abd Allah Muhammad (conocido en las fuentes castellanas como Boabdil el rey chico) y Abu-l-Hayyay Yusuf, y una hija llamada Aixa.
El sultán se enamoró de una esclava cristiana llamada Isabel de Solís, que tomó el nombre de Zoraya al convertirse al Islam, y con la que tendría dos hijos varones, hasta tal punto que acabó por desbancar a Aixa de la condición de sultana y confinarla en habitaciones menos regias, dentro de los palacios nazaríes de la Alhambra. Al ser repudiada por Muley Hacen, Aixa pasaría a habitar la sala de Dos Hermanas con sus hijos.
Cuentan las crónicas que Aixa era llamada también al-Horra, es decir, la fría o la sexualmente indiferente, lo que la incapacitaba para hacer feliz al rey Muley Hacén, un rey que eligió a esclava Isabel de Solís, Soraya para los musulmanes de Granada, que se dice estaba encerrada en la hoy llamada torre de la Cautiva.
Era Aixa un desatino de la naturaleza, que la había privado de cualquier signo de belleza. Su virilismo hipofisario se evidenciaba en su voz grave, en el pelo que le crecía en sus mejillas y en su desarrollo muscular, más propio de un hombre.
Favorecedora de las intrigas palaciegas y rival de Isabel de Solís, fue el alma de la resistencia contra los Reyes Católicos y acompañó a su hijo en 1492 a La Alpujarra y en 1493 a Fez.
En 1484, los celos, la rivalidad entre Aixa y Zoraya, el temor por la sucesión de sus hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a Aixa a participar, con la facción noble de los Abencerrajes, en una conspiración para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil.
Tras liberar a éste de una de las torres de la Alhambra, según la tradicións se dice que su padre, el rey Muley Hacen, le tenía preso en la torre de las Damas, y Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el primero se rebeló contra su padre y fue proclamado rey, según refiere Hernando de Baeza. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación.
Poco se sabe de su vida en los siguientes años, pero debió de seguir -y de implicarse muy de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos que estaban teniendo lugar en Granada: las pretensiones al trono de El Zagal, su cuñado, y el hostigamiento constante de las tropas cristianas. Aixa se convirtió en el alma de la resistencia contra éstas.
Si se sabe que a la muerte de Muley Hacén, el Zagal proclamó su sucesor, que mandaría asesinar al hermano de Boabdil, Abu-l-Hayyay Yusuf, el segundogénito de la dinastía, y que envió su cabeza a la Alhambra envuelta en alcanfor.
Mujer enérgica y de carácter fuerte y acusada personalidad, el retrato que de ella hacen las fuentes castellanas es el de una persona de arrebatos pasionales y genio viril. Su agitada vida ha dado lugar a ser utilizada como tema recurrente en la literatura hasta nuestros días. En realidad, fue una mujer capaz de tomar importantes decisiones que influyeron en la evolución política del reino, para asegurarse la sucesión de su hijo primogénito al trono de la Granada nazarí.
Los abencerrajes eran una de las familias más relevantes de la política granadina, jugando un importante papel a lo largo del siglo XV. Los Banu Sarray -nombre originario de la familia- procedían del norte de África, participando la mayor parte de sus miembros en las diversas revueltas socio-políticas que tuvieron lugar en la Granada nazarí.
Se dice que Boabdil ordenó el asesinato de los principales miembros del clan para evitar así las intrigas políticas y fortalecer la corona cuando descubrió que en el patio de la Sultana, llamado así por la leyenda que cuenta que, junto al tronco de un ciprés, se veían a escondidas la esposa de Boabdil y un caballero de la familia de los Abencerrajes y que, al ser descubiertos por el rey, éste mando asesinar a toda la familia en la sala de Abencerrajes de la Alhambra.
Llamó a todos sus rivales a un salón contiguo al Patio de los Leones de la Alhambra y allí los asesinó; desde ese momento ese salón recibe el nombre de los Abencerrajes.
Los abencerrajes, lienzo de Fortuny y foto de la sala
Mariano Fortuny se hace eco de esa leyenda para crear un atractivo lienzo que está sin concluir, apreciándose claramente el abocetamiento reinante en la composición. A pesar de ello, el decorativismo de la estancia donde tiene lugar la matanza es digno de elogio, mostrándose todos los ornamentos que caracterizan al palacio nazarí con sus variados colores de gran riqueza decorativa.
Las figuras están someramente elaboradas aunque podemos dar cuenta de la crueldad del ejecutor que apoyado en la pared dirige su mirada a un grupo de nobles que se arrodilla a la entrada de la sala. La luz tiene un importante papel en esta composición al resaltar los brillos del alicatado e inundar con toda su fuerza la zona central del espacio, creándose un acertado contraste lumínico.
El Tribunal de la Alhambra se relaciona con este lienzo, creando una temática de gran éxito para el artista.
La leyenda dice que en Enero de 1492, cuando iban camino de La Alpujarra, en un momento dado, al alcanzar un viso en la zona de Al Badul, cercano a Otura, se detuvo y, volviendo la mirada hacia sus palacios, exclamó con un profundo suspiro de resignación:
¡Alá Akbar! (Dios es grande)
Boabdil volvió la vista atrás llorando para contemplar Granada por última vez y Aixa, su madre, la sultana Aixa Al-Horrá, increpó su vano lamento con las siguientes palabras:
“Bien haces, hijo, en llorar como mujer
lo que no fuiste capaz de defender como hombre"
Dado que en aquellos tiempos, la historia se transmitía por vía oral de generación en generación, existen otras variantes sobre tan lacerante sentencia:
“Llora, llora como mujer
lo que no supiste defender como hombre.”
“Justa cosa es que el rey y los caballeros lloren como mujeres,
pues no pelearon como soldados.”
Debido a esto el pequeño puerto de montaña recibe el nombre del Suspiro del moro (Fer Allah Akbar), que también se denominó en épocas pasadas, en la época romántica, como “la cuesta de las lágrimas”.
Cuando la ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al exilio con su hijo, primero al señorío de Andarax, en La Alpujarra, donde su visir Aben Comixa concretó la venta de todos sus bienes en 1943, a espaldas de Boabdil.
El rey chico, que un tiempo antes había visto morir a su fiel Morayma en el exilio de Andarax, embarcó en Adra y fue recibido por el rey meriní de Marruecos. En la ciudad marroquí de Fez se cuenta que construyó un palacio parecido a la Alhambra y se dice que murió en campaña treinta y dos años después de su partida. A Aixa seguramente le sobrevendría la muerte en Fez.
Al parecer, Aixa era hija del rey de Granada Muhammad X el Cojo, aunque según otros autores lo era de Muhammed VIII el Zurdo. Procedía de la familia real de Granada y debía de gozar de considerable patrimonio y prestigio por sí misma, que explicarían su notable influencia pública posterior.
Según un documento aportado por Luis Seco de Lucena, recibió de su hermana Umm al-Fath la alquería de Sujayra (hoy Zujaira), que vendería el 3 de octubre de 1492 al caballero cristiano D. Luis de Valdivia por el precio de dos mil quinientos reales de plata, alquería que pasaría luego a ser propiedad de los Reyes Católicos.
En la misma ciudad de Granada, poseía el palacio de Dar al-Horra y en la vega de Granada, extramuros de la ciudad, el palacio del Alcázar Genil que tenía una naumaquia, en donde se celebraban juegos navales de recreo en verano y eran estos los lugares donde pasaba sus períodos de recreo y que estaba muy cercano al morabito almohade, hoy ermita de San Sebastián.
Esta naumaquia, de la que hasta hace unos años aún se conservaban restos de muros y de carácter hidráulico, iniciaron su definitivo declive con el trazado del camino de ronda, que la partió en dos mitades y la edificación de las posteriores urbanizaciones que allí se ubicarían, siendo la única voz que se opuso en Granada a su destrucción definitiva la de una diputada socialista por Granada, María Izquierdo Rojo, con sus interpelaciones y preguntas parlamentarias en 1979 y 1980.
Palacio Alcazar del Genil, residencia de verano
de la reina Aixa, madre de Boabdil
Aixa fue durante unos veinte años la sultana consorte del rey Abu l-Hasan Alí, conocido como Muley Hacem en las crónicas cristianas, con el que tuvo dos hijos varones, Abu Abd Allah Muhammad (conocido en las fuentes castellanas como Boabdil el rey chico) y Abu-l-Hayyay Yusuf, y una hija llamada Aixa.
El sultán se enamoró de una esclava cristiana llamada Isabel de Solís, que tomó el nombre de Zoraya al convertirse al Islam, y con la que tendría dos hijos varones, hasta tal punto que acabó por desbancar a Aixa de la condición de sultana y confinarla en habitaciones menos regias, dentro de los palacios nazaríes de la Alhambra. Al ser repudiada por Muley Hacen, Aixa pasaría a habitar la sala de Dos Hermanas con sus hijos.
Cuentan las crónicas que Aixa era llamada también al-Horra, es decir, la fría o la sexualmente indiferente, lo que la incapacitaba para hacer feliz al rey Muley Hacén, un rey que eligió a esclava Isabel de Solís, Soraya para los musulmanes de Granada, que se dice estaba encerrada en la hoy llamada torre de la Cautiva.
Era Aixa un desatino de la naturaleza, que la había privado de cualquier signo de belleza. Su virilismo hipofisario se evidenciaba en su voz grave, en el pelo que le crecía en sus mejillas y en su desarrollo muscular, más propio de un hombre.
Favorecedora de las intrigas palaciegas y rival de Isabel de Solís, fue el alma de la resistencia contra los Reyes Católicos y acompañó a su hijo en 1492 a La Alpujarra y en 1493 a Fez.
En 1484, los celos, la rivalidad entre Aixa y Zoraya, el temor por la sucesión de sus hijos, junto con la desconfianza ante las intenciones del sultán, instaron a Aixa a participar, con la facción noble de los Abencerrajes, en una conspiración para destronar a su esposo y poner en su lugar a su hijo Boabdil.
Tras liberar a éste de una de las torres de la Alhambra, según la tradicións se dice que su padre, el rey Muley Hacen, le tenía preso en la torre de las Damas, y Aixa incitó a Boabdil y su hermano Yusuf a huir a Guadix, donde el primero se rebeló contra su padre y fue proclamado rey, según refiere Hernando de Baeza. Poco después, tras una sangrienta guerra civil, el 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada. Aixa volvió a intervenir con tenacidad y firmeza en 1483, cuando su hijo cayó prisionero de los cristianos en la batalla de Lucena, y ella negoció su liberación.
Poco se sabe de su vida en los siguientes años, pero debió de seguir -y de implicarse muy de cerca en los agitados y decisivos acontecimientos que estaban teniendo lugar en Granada: las pretensiones al trono de El Zagal, su cuñado, y el hostigamiento constante de las tropas cristianas. Aixa se convirtió en el alma de la resistencia contra éstas.
Si se sabe que a la muerte de Muley Hacén, el Zagal proclamó su sucesor, que mandaría asesinar al hermano de Boabdil, Abu-l-Hayyay Yusuf, el segundogénito de la dinastía, y que envió su cabeza a la Alhambra envuelta en alcanfor.
Mujer enérgica y de carácter fuerte y acusada personalidad, el retrato que de ella hacen las fuentes castellanas es el de una persona de arrebatos pasionales y genio viril. Su agitada vida ha dado lugar a ser utilizada como tema recurrente en la literatura hasta nuestros días. En realidad, fue una mujer capaz de tomar importantes decisiones que influyeron en la evolución política del reino, para asegurarse la sucesión de su hijo primogénito al trono de la Granada nazarí.
Los abencerrajes eran una de las familias más relevantes de la política granadina, jugando un importante papel a lo largo del siglo XV. Los Banu Sarray -nombre originario de la familia- procedían del norte de África, participando la mayor parte de sus miembros en las diversas revueltas socio-políticas que tuvieron lugar en la Granada nazarí.
Se dice que Boabdil ordenó el asesinato de los principales miembros del clan para evitar así las intrigas políticas y fortalecer la corona cuando descubrió que en el patio de la Sultana, llamado así por la leyenda que cuenta que, junto al tronco de un ciprés, se veían a escondidas la esposa de Boabdil y un caballero de la familia de los Abencerrajes y que, al ser descubiertos por el rey, éste mando asesinar a toda la familia en la sala de Abencerrajes de la Alhambra.
Llamó a todos sus rivales a un salón contiguo al Patio de los Leones de la Alhambra y allí los asesinó; desde ese momento ese salón recibe el nombre de los Abencerrajes.
Los abencerrajes, lienzo de Fortuny y foto de la sala
Mariano Fortuny se hace eco de esa leyenda para crear un atractivo lienzo que está sin concluir, apreciándose claramente el abocetamiento reinante en la composición. A pesar de ello, el decorativismo de la estancia donde tiene lugar la matanza es digno de elogio, mostrándose todos los ornamentos que caracterizan al palacio nazarí con sus variados colores de gran riqueza decorativa.
Las figuras están someramente elaboradas aunque podemos dar cuenta de la crueldad del ejecutor que apoyado en la pared dirige su mirada a un grupo de nobles que se arrodilla a la entrada de la sala. La luz tiene un importante papel en esta composición al resaltar los brillos del alicatado e inundar con toda su fuerza la zona central del espacio, creándose un acertado contraste lumínico.
El Tribunal de la Alhambra se relaciona con este lienzo, creando una temática de gran éxito para el artista.
La leyenda dice que en Enero de 1492, cuando iban camino de La Alpujarra, en un momento dado, al alcanzar un viso en la zona de Al Badul, cercano a Otura, se detuvo y, volviendo la mirada hacia sus palacios, exclamó con un profundo suspiro de resignación:
¡Alá Akbar! (Dios es grande)
Boabdil volvió la vista atrás llorando para contemplar Granada por última vez y Aixa, su madre, la sultana Aixa Al-Horrá, increpó su vano lamento con las siguientes palabras:
“Bien haces, hijo, en llorar como mujer
lo que no fuiste capaz de defender como hombre"
Dado que en aquellos tiempos, la historia se transmitía por vía oral de generación en generación, existen otras variantes sobre tan lacerante sentencia:
“Llora, llora como mujer
lo que no supiste defender como hombre.”
“Justa cosa es que el rey y los caballeros lloren como mujeres,
pues no pelearon como soldados.”
Debido a esto el pequeño puerto de montaña recibe el nombre del Suspiro del moro (Fer Allah Akbar), que también se denominó en épocas pasadas, en la época romántica, como “la cuesta de las lágrimas”.
Cuando la ciudad se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492, Aixa partió al exilio con su hijo, primero al señorío de Andarax, en La Alpujarra, donde su visir Aben Comixa concretó la venta de todos sus bienes en 1943, a espaldas de Boabdil.
El rey chico, que un tiempo antes había visto morir a su fiel Morayma en el exilio de Andarax, embarcó en Adra y fue recibido por el rey meriní de Marruecos. En la ciudad marroquí de Fez se cuenta que construyó un palacio parecido a la Alhambra y se dice que murió en campaña treinta y dos años después de su partida. A Aixa seguramente le sobrevendría la muerte en Fez.
viernes, 5 de diciembre de 2014
HISTORIAS Y LEYENDAS DE ANDALUCIA. Un Forense para Boabdil.
UN FORENSE PARA BOABDIL-
Después de llorar por su ciudad aquel 2 de enero de 1492, cosa que muy seguramente no hizo, a Boabdil, el último rey de Granada, le quedaba aún mucha vida por delante. E intensa. De hecho, tras dejar su reino, en lugar de desvanecerse en la historia en una nube de lágrimas y melancolía, como correspondería a la leyenda romántica del desventurado y sollozante rey Chico (o Chiquito, para más guasa), Abu Abdalla Mohamed XII (XI, según nuevas investigaciones), llamado Boabdil en una corrupción cristiana de su nombre, pasó a ocupar un feudo en las Alpujarras y, tras morir su mujer, la famosa Morayma, marchó de allí en octubre de 1493 con un numeroso séquito y su madre, la irreductible y maniobrera Aixa, a Fez. En la ciudad marroquí, lejos de Al-Andalus, vivió como príncipe huésped del sultán hasta su muerte en 1533, 40 años después.
Según algunos testimonios, en contraste con el cliché de cobardica de la vieja historiografía acartonada, Boabdil habría ayudado corajudamente a su anfitrión en sus guerras, con las armas en la mano, e incluso habría muerto en batalla, de un lanzazo y una flecha. Destino llamativo para un supuesto pusilánime que ha enriquecido nuestro imaginario con su llanto y nuestra toponimia con sus suspiros.
Fuentes de la época sitúan su lugar de entierro en una musalla (zona abierta dedicada a la oración) junto a la Bab Sharia, la Puerta de la Justicia, de la medina de Fez, hoy conocida como la Puerta del Quemado.
Fiados en estas fuentes, apoyados en una profunda labor documental y con el objetivo de resolver uno de los grandes misterios de nuestra historia —el paradero de los restos del último rey de la Granada musulmana— y, al mismo tiempo, reivindicar a Boabdil, un singular equipo multidisciplinar formado por españoles y árabes ha comenzado ya a trabajar sobre el terreno en Fez. Y están seguros de que tienen a Boabdil al alcance de la mano.
A la cabeza del grupo figuran en curiosa alianza el cineasta Javier Balaguer, ganador de un Goya, y el famoso forense Francisco Etxeberria, exhumador de fosas de la Guerra Civil y perito en casos como el de los niños de Córdoba, Ruth y José. Balaguer y Etxeberria han estado en marzo en el supuesto lugar de enterramiento, donde el equipo ha realizado una prospección arqueológica con georradar. “Estamos seguros de que es el sitio”, afirma Balaguer. El cineasta explica que dentro de una antigua qubba, un pequeño templete cuadrado con cúpula que se preserva en la musalla, hoy un parque destartalado, han localizado dos cuerpos. “Creemos que uno es él, Boabdil, y el otro, un santón cuya memoria se ha preservado, Sidi Bel Kassem”. Balaguer señala que era usual enterrar a un hombre santo junto a los reyes para evitar la profanación.
El cineasta, que está realizando un documental sobre Boabdil y prepara también un largometraje de ficción, apenas puede contener su deseo de que comience la excavación “y que Paco pueda ver los restos”. Esta fase de la investigación se encuentra paralizada de momento, a la espera de nuevos permisos de las autoridades marroquíes. Balaguer avanza que la tarea de Etxeberria no será, en cualquier caso, fácil. “Los enterramientos musulmanes no dan muchas referencias, no hay ajuar, y los cuerpos están envueltos en un simple sayo”. Vamos, que Boabdil no aparecerá, si lo hace, con la espada del islam al cinto.
“En realidad”, apunta Francisco Etxeberria, “una de sus espadas jinetas (otra está en el Museo del Ejército de Toledo) se conserva en el Museo de San Telmo en San Sebastián. Siempre me ha llamado la atención. Es una curiosa conexión donostiarra de Boabdil”. Tras la toma de Granada, los Reyes Católicos entregaron esa espada a Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y primer alcaide de la Alhambra. Su última propietaria fue Blanca Porcel y Guirior, marquesa de San Millán (descendiente del almirante donostiarra Antonio de Oquendo), que la donó al museo en 1940.
“Va a ser complicado”, advierte el forense sobre la identificación de Boabdil. “Dependerá mucho de la preservación de los restos. En las películas siempre se resuelve el caso, pero en la realidad no es así. Trataremos de tomar muestras de ADN para cotejarlas con el de los descendientes de Boabdil, que existen, pero puede que el ADN de los restos del rey se haya degradado por las condiciones ambientales. Vamos a ver”. Esos descendientes lo son por parte de la hermana del rey, que permaneció en España y a la que se le atribuye un hijo nada menos que de Fernando el Católico.
No es la primera vez que Etxeberria se enfrenta a restos de personajes históricos, pues ha estudiado, entre otros, los de Bermudo III de León, del siglo XI. Pero el forense encuentra especialmente emocionante la pesquisa sobre Boabdil, esa investigación tipo CSI, en versión rey moro, que “nos lleva a un mundo desconocido”. El origen de la sensacional aventura que es la búsqueda del perdido rey de Granada tiene su inicio, explica Javier Balaguer, en la obsesión por el personaje de Mustafá Abdulrahman, asesor cultural de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y apasionado de la historia, que financia el proyecto.
El cineasta subraya que, se encuentre o no a Boabdil, la investigación es una oportunidad excepcional para mostrar al verdadero personaje más allá del arquetipo. “Es una figura maltratada por la historia, escrita por los vencedores”, denuncia Balaguer. “Rindió Granada, sí, pero gracias a su decisión la ciudad se preservó. Boabdil habría sido así el responsable de que Granada no ardiera. Como Von Choltitz, incumpliendo las órdenes de Hitler, lo fue de que no ardiera París. El cineasta subraya que, de haberse obstinado el rey en la defensa de la ciudad, los Reyes Católicos la hubieran arrasado como hicieron en 1487 con Málaga, defendida a ultranza por las cimitarras de Hamet El Zegrí y sus gomeres negros. “Fue político, negociador, entendió que era absurdo prolongar la situación sin posibilidad de recibir ayuda”.
El equipo que busca a Boabdil trata también de contar su historia a través del punto de vista árabe, mucho más favorable al rey que el español, que lo ha desacreditado sistemáticamente. “Es triste que la mayoría conozca a Boabdil por una frase inventada dos siglos después, aquello de que su madre le dijo, “llora como mujer...”, etcétera. En todo caso, el verdadero Boabdil está hecho de luces y sombras. Y no se puede negar que habrá salvado la Alhambra, pero fue un verdadero intrigante cuyas maniobras para hacerse con el poder, en riña con su padre y su tío y apoyado por su madre y la facción de los Abencerrajes, llevaron agua al molino de los cristianos.
“Soy cineasta y pretendo seguir siéndolo”, puntualiza Balaguer al preguntarle si se va a pasar al oficio de arqueólogo o historiador. De la investigación sobre Boabdil, aparezca o no, saldrá un documental, pero también está prevista una película de ficción que no tiene nada que ver, dice Balaguer, con la que proyecta Antonio Banderas —el autor de su guion, por cierto, el escritor Antonio Soler, acaba de publicar una interesante y documentada novela histórica sobre el personaje, Boabdil, un hombre contra el destino (Espasa)—.
El misterio de los restos del rey es la guinda del enigma del paradero final de toda la dinastía nazarí (y de la reina Morayma), que reinó entre 1237 y 1492 con 22 monarcas. Cuando Boabdil abandonó Granada se llevó con él los despojos de la mayoría de sus antecesores, los que estaban enterrados en la rawda, el cementerio real, de la Alhambra (en 1925 se encontraron las tumbas vacías) y, según todos los indicios, los reenterró en el cementerio musulmán (macáber) de Mondújar. Pero los restos no han aparecido. Excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar apuntan a que las sepulturas de la dinastía nazarita fueron removidas durante la construcción de la carretera de circunvalación de la localidad en 1988, y los huesos de los reyes se encuentran hoy bajo el asfalto de la autovía de Motril. Más suerte parece haber tenido el desdichado Boabdil.
Fuente: www.elpais.com
Después de llorar por su ciudad aquel 2 de enero de 1492, cosa que muy seguramente no hizo, a Boabdil, el último rey de Granada, le quedaba aún mucha vida por delante. E intensa. De hecho, tras dejar su reino, en lugar de desvanecerse en la historia en una nube de lágrimas y melancolía, como correspondería a la leyenda romántica del desventurado y sollozante rey Chico (o Chiquito, para más guasa), Abu Abdalla Mohamed XII (XI, según nuevas investigaciones), llamado Boabdil en una corrupción cristiana de su nombre, pasó a ocupar un feudo en las Alpujarras y, tras morir su mujer, la famosa Morayma, marchó de allí en octubre de 1493 con un numeroso séquito y su madre, la irreductible y maniobrera Aixa, a Fez. En la ciudad marroquí, lejos de Al-Andalus, vivió como príncipe huésped del sultán hasta su muerte en 1533, 40 años después.
Según algunos testimonios, en contraste con el cliché de cobardica de la vieja historiografía acartonada, Boabdil habría ayudado corajudamente a su anfitrión en sus guerras, con las armas en la mano, e incluso habría muerto en batalla, de un lanzazo y una flecha. Destino llamativo para un supuesto pusilánime que ha enriquecido nuestro imaginario con su llanto y nuestra toponimia con sus suspiros.
Fuentes de la época sitúan su lugar de entierro en una musalla (zona abierta dedicada a la oración) junto a la Bab Sharia, la Puerta de la Justicia, de la medina de Fez, hoy conocida como la Puerta del Quemado.
Fiados en estas fuentes, apoyados en una profunda labor documental y con el objetivo de resolver uno de los grandes misterios de nuestra historia —el paradero de los restos del último rey de la Granada musulmana— y, al mismo tiempo, reivindicar a Boabdil, un singular equipo multidisciplinar formado por españoles y árabes ha comenzado ya a trabajar sobre el terreno en Fez. Y están seguros de que tienen a Boabdil al alcance de la mano.
A la cabeza del grupo figuran en curiosa alianza el cineasta Javier Balaguer, ganador de un Goya, y el famoso forense Francisco Etxeberria, exhumador de fosas de la Guerra Civil y perito en casos como el de los niños de Córdoba, Ruth y José. Balaguer y Etxeberria han estado en marzo en el supuesto lugar de enterramiento, donde el equipo ha realizado una prospección arqueológica con georradar. “Estamos seguros de que es el sitio”, afirma Balaguer. El cineasta explica que dentro de una antigua qubba, un pequeño templete cuadrado con cúpula que se preserva en la musalla, hoy un parque destartalado, han localizado dos cuerpos. “Creemos que uno es él, Boabdil, y el otro, un santón cuya memoria se ha preservado, Sidi Bel Kassem”. Balaguer señala que era usual enterrar a un hombre santo junto a los reyes para evitar la profanación.
El cineasta, que está realizando un documental sobre Boabdil y prepara también un largometraje de ficción, apenas puede contener su deseo de que comience la excavación “y que Paco pueda ver los restos”. Esta fase de la investigación se encuentra paralizada de momento, a la espera de nuevos permisos de las autoridades marroquíes. Balaguer avanza que la tarea de Etxeberria no será, en cualquier caso, fácil. “Los enterramientos musulmanes no dan muchas referencias, no hay ajuar, y los cuerpos están envueltos en un simple sayo”. Vamos, que Boabdil no aparecerá, si lo hace, con la espada del islam al cinto.
“En realidad”, apunta Francisco Etxeberria, “una de sus espadas jinetas (otra está en el Museo del Ejército de Toledo) se conserva en el Museo de San Telmo en San Sebastián. Siempre me ha llamado la atención. Es una curiosa conexión donostiarra de Boabdil”. Tras la toma de Granada, los Reyes Católicos entregaron esa espada a Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla y primer alcaide de la Alhambra. Su última propietaria fue Blanca Porcel y Guirior, marquesa de San Millán (descendiente del almirante donostiarra Antonio de Oquendo), que la donó al museo en 1940.
“Va a ser complicado”, advierte el forense sobre la identificación de Boabdil. “Dependerá mucho de la preservación de los restos. En las películas siempre se resuelve el caso, pero en la realidad no es así. Trataremos de tomar muestras de ADN para cotejarlas con el de los descendientes de Boabdil, que existen, pero puede que el ADN de los restos del rey se haya degradado por las condiciones ambientales. Vamos a ver”. Esos descendientes lo son por parte de la hermana del rey, que permaneció en España y a la que se le atribuye un hijo nada menos que de Fernando el Católico.
No es la primera vez que Etxeberria se enfrenta a restos de personajes históricos, pues ha estudiado, entre otros, los de Bermudo III de León, del siglo XI. Pero el forense encuentra especialmente emocionante la pesquisa sobre Boabdil, esa investigación tipo CSI, en versión rey moro, que “nos lleva a un mundo desconocido”. El origen de la sensacional aventura que es la búsqueda del perdido rey de Granada tiene su inicio, explica Javier Balaguer, en la obsesión por el personaje de Mustafá Abdulrahman, asesor cultural de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y apasionado de la historia, que financia el proyecto.
El cineasta subraya que, se encuentre o no a Boabdil, la investigación es una oportunidad excepcional para mostrar al verdadero personaje más allá del arquetipo. “Es una figura maltratada por la historia, escrita por los vencedores”, denuncia Balaguer. “Rindió Granada, sí, pero gracias a su decisión la ciudad se preservó. Boabdil habría sido así el responsable de que Granada no ardiera. Como Von Choltitz, incumpliendo las órdenes de Hitler, lo fue de que no ardiera París. El cineasta subraya que, de haberse obstinado el rey en la defensa de la ciudad, los Reyes Católicos la hubieran arrasado como hicieron en 1487 con Málaga, defendida a ultranza por las cimitarras de Hamet El Zegrí y sus gomeres negros. “Fue político, negociador, entendió que era absurdo prolongar la situación sin posibilidad de recibir ayuda”.
El equipo que busca a Boabdil trata también de contar su historia a través del punto de vista árabe, mucho más favorable al rey que el español, que lo ha desacreditado sistemáticamente. “Es triste que la mayoría conozca a Boabdil por una frase inventada dos siglos después, aquello de que su madre le dijo, “llora como mujer...”, etcétera. En todo caso, el verdadero Boabdil está hecho de luces y sombras. Y no se puede negar que habrá salvado la Alhambra, pero fue un verdadero intrigante cuyas maniobras para hacerse con el poder, en riña con su padre y su tío y apoyado por su madre y la facción de los Abencerrajes, llevaron agua al molino de los cristianos.
“Soy cineasta y pretendo seguir siéndolo”, puntualiza Balaguer al preguntarle si se va a pasar al oficio de arqueólogo o historiador. De la investigación sobre Boabdil, aparezca o no, saldrá un documental, pero también está prevista una película de ficción que no tiene nada que ver, dice Balaguer, con la que proyecta Antonio Banderas —el autor de su guion, por cierto, el escritor Antonio Soler, acaba de publicar una interesante y documentada novela histórica sobre el personaje, Boabdil, un hombre contra el destino (Espasa)—.
El misterio de los restos del rey es la guinda del enigma del paradero final de toda la dinastía nazarí (y de la reina Morayma), que reinó entre 1237 y 1492 con 22 monarcas. Cuando Boabdil abandonó Granada se llevó con él los despojos de la mayoría de sus antecesores, los que estaban enterrados en la rawda, el cementerio real, de la Alhambra (en 1925 se encontraron las tumbas vacías) y, según todos los indicios, los reenterró en el cementerio musulmán (macáber) de Mondújar. Pero los restos no han aparecido. Excavaciones arqueológicas realizadas en el lugar apuntan a que las sepulturas de la dinastía nazarita fueron removidas durante la construcción de la carretera de circunvalación de la localidad en 1988, y los huesos de los reyes se encuentran hoy bajo el asfalto de la autovía de Motril. Más suerte parece haber tenido el desdichado Boabdil.
Fuente: www.elpais.com
jueves, 4 de diciembre de 2014
En busca de la tumba de Boabdil.
El último rey moro de Granada, Boabdil «el Chico», murió en la ciudad marroquí de Fez en 1533, y su cadáver fue enterrado en un lugar donde ahora un equipo hispano-emiratí se propone sacarlo del subsuelo y de paso del desprecio con que la historia lo trató.
El proyecto es financiado por el emiratí Mustafá Abdulrahman y capitaneado por el cineasta español Javier Balaguer, quien prepara un documental y un largometraje de ficción sobre lo que llama «un hombre maltratado por la historia, pese a que le debemos la salvación de Granada y de la Alhambra».
Como es bien sabido, Boabdil perdió Granada en 1492, lo que significó el fin de Al Andalus, y se exilió con su familia en el vecino Marruecos, en lo que entonces era el Sultanato de Fez.
Sin mezclarse en luchas palaciegas de Fez ni desempeñar ningún cargo relevante, vivió 40 años más y murió discretamente en 1533, según refiere Virgilio Martínez Enamorado, que ha ejercido como asesor científico del proyecto hispano-emiratí.
Enterrado en una «musalla»
Fue 150 años después cuando un historiador árabe llamado Al Maqarri, que decía haber conocido a los nietos de Boabdil, reveló que el rey depuesto había sido enterrado en una «musalla» (ermita) cercana a la Puerta de la Justicia de la medina de Fez, una de las más imponentes de la ciudad antigua.
La puerta ha cambiado de nombre, ahora se llama «Puerta del Quemado», pero la ermita sigue allí, en medio de un descampado que en los últimos días ha sido tomado por Balaguer, cámara en mano, y el geofísico Luis Avial, quien ha realizado una prospección del terreno con georradar y asegura que ya ha encontrado bajo la cúpula restos humanos de al menos dos esqueletos, más dos lápidas.
Las dos lápidas parecen ser un buen indicio, pues los sultanes y solían ser enterrados junto a algún santón, y esa ermita es conocida en el barrio como «la tumba de (el santo) Sidi Bel Kasem», aunque la memoria de Boabdil se haya perdido.
La maraña burocrática ha impedido que los expertos realicen una excavación arqueológica-forense
Sin embargo, la maraña burocrática marroquí -y, concretamente, saber quién da el permiso- ha impedido que los expertos puedan realizar una excavación arqueológico-forense y extraer restos que puedan pasar los análisis de carbono 14 y datar al menos su antigüedad, así como la edad o posible enfermedad que tenían esas personas al morir.
El ayuntamiento de Fez ha conminado a los diferentes ministerios potencialmente capaces de autorizar o bloquear las excavaciones -Cultura, Asuntos Islámicos, Interior- a que den una opinión definitiva para poder empezar las excavaciones la próxima semana.
El prestigioso forense vasco Francisco Echevarría, acompañado de un equipo de cuatro arqueólogos de la Sociedad Aranzadi, se ha comprometido con Balaguer a analizar los restos si llega el permiso, y asegura que en cinco días podrían extraerse huesos o dientes y su análisis demorarse solo dos meses.
El último descendiente de Boabdil
Si se confirmara que en la ermita hay enterrado desde hace cinco siglos un varón de unos 70 años, podría entonces cotejarse su ADN con el de un hombre aún vivo y residente en México. Este hombre asegura poder demostrar que pertenece al linaje de Boabdil, a partir de una hermana o una hija del rey granadino que tuvo que cristianizarse con el nombre de Isabela para permanecer en Granada, la cual tuvo un hijo con Fernando el Católico y sus descendientes «hicieron las Américas», siempre según Balaguer.
Existe además la posibilidad de buscar más restos del padre o el abuelo de Boabdil, que se saben enterrados en el castillo de la localidad de Almuñécar, cerca de Granada, asegura por su parte Abdulrahmán.
El mecenas emiratí -y es también la idea de Balaguer- quiere reivindicar la figura de Boabdil, ya que según él fue «un hombre de Estado, no un guerrero, un gran negociador que debe pasar a la historia porque prefirió, antes que la guerra, salvar la vida de todo un pueblo».
Boabdil fue un excelente político y un negociador
Abdelramán lamenta que Boabdil -proveniente de su verdadero nombre, que era Abú Abdallah o Abdillah en dialecto granadino de entonces- haya pasado a la historia como un cobarde o hasta un traidor, famoso por una anécdota que además es falsa: la de que su madre lo reprendió por «llorar como una mujer lo que no pudo defender como un hombre».
El emiratí prefiere subrayar que fue «un excelente político y un negociador» que supo preservar los derechos de los granadinos y que se llevó con él al exilio a varios miles de los que no quisieron quedarse en la Granada «reconquistada» (incluidos dos mil judíos).
«Fue un hombre víctima de las circunstancias históricas. Sería hermoso encontrar sus restos, pero, si no lo conseguimos, al menos habremos logrado que se hable sobre lo que fue: un gran hombre».
ABC.es
El proyecto es financiado por el emiratí Mustafá Abdulrahman y capitaneado por el cineasta español Javier Balaguer, quien prepara un documental y un largometraje de ficción sobre lo que llama «un hombre maltratado por la historia, pese a que le debemos la salvación de Granada y de la Alhambra».
Como es bien sabido, Boabdil perdió Granada en 1492, lo que significó el fin de Al Andalus, y se exilió con su familia en el vecino Marruecos, en lo que entonces era el Sultanato de Fez.
Sin mezclarse en luchas palaciegas de Fez ni desempeñar ningún cargo relevante, vivió 40 años más y murió discretamente en 1533, según refiere Virgilio Martínez Enamorado, que ha ejercido como asesor científico del proyecto hispano-emiratí.
Enterrado en una «musalla»
Fue 150 años después cuando un historiador árabe llamado Al Maqarri, que decía haber conocido a los nietos de Boabdil, reveló que el rey depuesto había sido enterrado en una «musalla» (ermita) cercana a la Puerta de la Justicia de la medina de Fez, una de las más imponentes de la ciudad antigua.
La puerta ha cambiado de nombre, ahora se llama «Puerta del Quemado», pero la ermita sigue allí, en medio de un descampado que en los últimos días ha sido tomado por Balaguer, cámara en mano, y el geofísico Luis Avial, quien ha realizado una prospección del terreno con georradar y asegura que ya ha encontrado bajo la cúpula restos humanos de al menos dos esqueletos, más dos lápidas.
Las dos lápidas parecen ser un buen indicio, pues los sultanes y solían ser enterrados junto a algún santón, y esa ermita es conocida en el barrio como «la tumba de (el santo) Sidi Bel Kasem», aunque la memoria de Boabdil se haya perdido.
La maraña burocrática ha impedido que los expertos realicen una excavación arqueológica-forense
Sin embargo, la maraña burocrática marroquí -y, concretamente, saber quién da el permiso- ha impedido que los expertos puedan realizar una excavación arqueológico-forense y extraer restos que puedan pasar los análisis de carbono 14 y datar al menos su antigüedad, así como la edad o posible enfermedad que tenían esas personas al morir.
El ayuntamiento de Fez ha conminado a los diferentes ministerios potencialmente capaces de autorizar o bloquear las excavaciones -Cultura, Asuntos Islámicos, Interior- a que den una opinión definitiva para poder empezar las excavaciones la próxima semana.
El prestigioso forense vasco Francisco Echevarría, acompañado de un equipo de cuatro arqueólogos de la Sociedad Aranzadi, se ha comprometido con Balaguer a analizar los restos si llega el permiso, y asegura que en cinco días podrían extraerse huesos o dientes y su análisis demorarse solo dos meses.
El último descendiente de Boabdil
Si se confirmara que en la ermita hay enterrado desde hace cinco siglos un varón de unos 70 años, podría entonces cotejarse su ADN con el de un hombre aún vivo y residente en México. Este hombre asegura poder demostrar que pertenece al linaje de Boabdil, a partir de una hermana o una hija del rey granadino que tuvo que cristianizarse con el nombre de Isabela para permanecer en Granada, la cual tuvo un hijo con Fernando el Católico y sus descendientes «hicieron las Américas», siempre según Balaguer.
Existe además la posibilidad de buscar más restos del padre o el abuelo de Boabdil, que se saben enterrados en el castillo de la localidad de Almuñécar, cerca de Granada, asegura por su parte Abdulrahmán.
El mecenas emiratí -y es también la idea de Balaguer- quiere reivindicar la figura de Boabdil, ya que según él fue «un hombre de Estado, no un guerrero, un gran negociador que debe pasar a la historia porque prefirió, antes que la guerra, salvar la vida de todo un pueblo».
Boabdil fue un excelente político y un negociador
Abdelramán lamenta que Boabdil -proveniente de su verdadero nombre, que era Abú Abdallah o Abdillah en dialecto granadino de entonces- haya pasado a la historia como un cobarde o hasta un traidor, famoso por una anécdota que además es falsa: la de que su madre lo reprendió por «llorar como una mujer lo que no pudo defender como un hombre».
El emiratí prefiere subrayar que fue «un excelente político y un negociador» que supo preservar los derechos de los granadinos y que se llevó con él al exilio a varios miles de los que no quisieron quedarse en la Granada «reconquistada» (incluidos dos mil judíos).
«Fue un hombre víctima de las circunstancias históricas. Sería hermoso encontrar sus restos, pero, si no lo conseguimos, al menos habremos logrado que se hable sobre lo que fue: un gran hombre».
ABC.es
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Historias sobre Boabdil.
CAUTIVERIO DE BOABDIL
A principios de 1483, un ejército cristiano al mando del marqués de Cádiz se dirige a conquistar Málaga, en manos del destronado Muley Hacen, pero sufre una gran derrota. El rey granadino Boabdil, aprovechando la posición de debilidad en la que esta derrota sume a los cristianos, decide marchar contra Lucena (Córdoba), que había sido conquistada por Fernando III en 1240.
Gracias a su suegro y alcaide de Loja, Ibrahim Aliatar, Boabdil consigue armar un ejército que sale de Granada con 1.500 jinetes y más de 6.000 infantes. Llegan a Lucena el 20 de abril, pero parte de las tropas nazaríes, dirigidas por el abencerraje Ahmad ibn Sarria, atacan Aguilar, Montilla, La Rambla, Santaella y Montalbán en busca de botín, mientras el grueso ejército al mando de Boabdil intenta tomar la ciudad, defendida por el alcaide Henando de Argote.
Cuando el rey granadino ve que no puede tomar Lucena por la fuerza, y ante la posibilidad de la llegada de tropas en ayuda de la ciudad, decide proponer una capitulación a los lucentinos, que estos aceptan, por lo que levanta el cerco y regresa a Granada.
Durante el camino de vuelta, son atacados por Diego Fernández de Córdoba y el conde de Cabra y otros nobles que habían acudido a la llamada de socorro de la ciudad cordobesa. A mediodía, cuando las tropas granadinas hacen un alto para comer en el campo de Aras, son avisados por medio de sus vigías que están siendo perseguidos. Boabdil manda formar al ejército y se enfrenta a los cristianos, pero es derrotado. En el campo de batalla, junto al río Pontón de Bindera, mueren muchos nobles granadinos.
Cuando Boabdil intenta huir, es detenido por el peón Martín Hurtado en el arroyo Martín Gonzalo, y es llevado junto a otros prisioneros de alta alcurnia a los calabozos del castillo del Moral de Lucena, aunque pasarán varios días hasta que sus captores descubren que se trata del rey de Granada. Los Reyes Católicos deciden enviarlo al castillo de Porcuna, donde permanecerá varios meses hasta su liberación.
Después de diversas entrevistas en la ciudad de Córdoba, los Reyes Católicos y Boabdil llegan a un acuerdo sobre su liberación. Los términos del acuerdo incluyen que el rey nazarí pase a ser vasallo de Castilla, y, por tanto, se avenga al pago de tributo, y el compromiso de combatir a su padre, Muley Hacen, que, aprovechando la situación, se había hecho de nuevo con el trono de Granada. En este pacto jugó un papel determinante la madre de Boabdil, la sultana Aixa, que había negociado previamente con Isabel de Castilla la liberación de su hijo a cambio de que este luchara contra su padre para recuperar Granada.
Aventuras de la Historia.
ÚLTIMAS LÁGRIMAS DEL REY BOABDIL.
"Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Con estas palabras, en el hoy llamado Suspiro del Moro, el último lugar camino de las Alpujarras desde el que puede divisarse la colina sobre la que se asienta la Alhambra; Aixa, madre del último rey nazarí, quiso profundizar en la herida de su hijo, que había decidido aceptar un señorío en la sierra en el que poder reconstruir su vida. La última esperanza del rey Chico, al que una profecía había anunciado que todo a su alrededor sería llanto, pérdida y muerte y que nadie sobreviviría a su destino; era su esposa, la hermosa Moraima, que nunca había gozado de la simpatía de Aixa.
"Tú tampoco supiste defenderla, ni fuiste bastante para cambiar ni tu destino ni el mío", contestó Boabdil a su madre, que ya comenzaba a intuir su muerte. Pero la profecía debía cumplirse y, después de haber perdido el reino que marcaría la historia de Andalucía, Boabdil se enfrentó a su destino.
Durante el camino, Aixa se quedó en el viejo castillo de Mondújar junto con dos viejas sirvientas, como de manera excelente relata Magdalena Lasala en su libro Boabdil: Tragedia del último rey de Granada. Tras esta primera despedida, el rey Chico fijó su residencia en Laujar de Andarax con la esperanza de construir una nueva vida feliz para su adorada esposa, abatida por una gran melancolía.
Al-Zagal, tío de Boabdil, llegó a Fez, en el norte de África, pero por su carácter temible se enfrentó con el rey. Condenado a vivir un largo confinamiento en un calabozo, Al-Zagal recibió la oscuridad eterna cuando un verdugo quemó sus ojos. Tras comprar su libertad con todas sus posesiones, se convirtió en un mendigo que contaba viejas historias sobre el reino nazarí, del que afirmaba haber sido rey sin que nadie lo creyera.
La desgracia, que ya se había cebado desde el nacimiento del rey Chico con la última familia de la dinastía nazarí, no cesó en su empeño de que el destino corroborara la profecía. En medio de un inmenso lago de tristeza Moraima quedó encinta, lo que le devolvió parte de la felicidad arrebatada. Fue entonces cuando ambos decidieron abandonar las Alpujarras camino de Fez, con cuyo rey, Boabdil mantenía una fraternal amistad, a pesar del trato que había recibido su tío. Antes de partir, en la primavera de 1493, Moraima cayó enferma. Cuando la hermosa reina se puso de parto, las complicaciones hicieron que tanto ella como la niña que llevaba en el vientre perdieran la vida. El desconsuelo de Boabdil el Chico frente al cuerpo sin vida de su amada dio lugar a un sollozo que algunas noches puede oírse en el paisaje alpujarreño, entre una leve llovizna que acompañó a Moraima en sus últimas horas. Mientras los árboles ven resbalar la lluvia por sus ramas, las lágrimas del rey dan lugar al nacimiento de nuevos olivos.
Boabdil, desconsolado, intentó acabar con su vida. Pero fue inútil. Condenado a la inmensa soledad de ver morir a todos los que le seguían, y tras cruzar el mar en octubre de 1493, Boabdil se instaló en Fez. En 1528, resignado a la vida eterna, pocos días después de su 60 cumpleaños, Boabdil subió a su caballo para defender la ciudad de Fez de las tropas jerifes. En la batalla murieron el sultán y los generales amigos de Boabdil. Desesperado, el rey Chico, el último rey de Granada, arremetió contra sus enemigos y encontró la muerte sobre su corcel, que arrastró su cuerpo por todo el lecho del río hasta llegar al mar.
Fernando Valverde. El País.
A principios de 1483, un ejército cristiano al mando del marqués de Cádiz se dirige a conquistar Málaga, en manos del destronado Muley Hacen, pero sufre una gran derrota. El rey granadino Boabdil, aprovechando la posición de debilidad en la que esta derrota sume a los cristianos, decide marchar contra Lucena (Córdoba), que había sido conquistada por Fernando III en 1240.
Gracias a su suegro y alcaide de Loja, Ibrahim Aliatar, Boabdil consigue armar un ejército que sale de Granada con 1.500 jinetes y más de 6.000 infantes. Llegan a Lucena el 20 de abril, pero parte de las tropas nazaríes, dirigidas por el abencerraje Ahmad ibn Sarria, atacan Aguilar, Montilla, La Rambla, Santaella y Montalbán en busca de botín, mientras el grueso ejército al mando de Boabdil intenta tomar la ciudad, defendida por el alcaide Henando de Argote.
Cuando el rey granadino ve que no puede tomar Lucena por la fuerza, y ante la posibilidad de la llegada de tropas en ayuda de la ciudad, decide proponer una capitulación a los lucentinos, que estos aceptan, por lo que levanta el cerco y regresa a Granada.
Durante el camino de vuelta, son atacados por Diego Fernández de Córdoba y el conde de Cabra y otros nobles que habían acudido a la llamada de socorro de la ciudad cordobesa. A mediodía, cuando las tropas granadinas hacen un alto para comer en el campo de Aras, son avisados por medio de sus vigías que están siendo perseguidos. Boabdil manda formar al ejército y se enfrenta a los cristianos, pero es derrotado. En el campo de batalla, junto al río Pontón de Bindera, mueren muchos nobles granadinos.
Cuando Boabdil intenta huir, es detenido por el peón Martín Hurtado en el arroyo Martín Gonzalo, y es llevado junto a otros prisioneros de alta alcurnia a los calabozos del castillo del Moral de Lucena, aunque pasarán varios días hasta que sus captores descubren que se trata del rey de Granada. Los Reyes Católicos deciden enviarlo al castillo de Porcuna, donde permanecerá varios meses hasta su liberación.
Después de diversas entrevistas en la ciudad de Córdoba, los Reyes Católicos y Boabdil llegan a un acuerdo sobre su liberación. Los términos del acuerdo incluyen que el rey nazarí pase a ser vasallo de Castilla, y, por tanto, se avenga al pago de tributo, y el compromiso de combatir a su padre, Muley Hacen, que, aprovechando la situación, se había hecho de nuevo con el trono de Granada. En este pacto jugó un papel determinante la madre de Boabdil, la sultana Aixa, que había negociado previamente con Isabel de Castilla la liberación de su hijo a cambio de que este luchara contra su padre para recuperar Granada.
Aventuras de la Historia.
ÚLTIMAS LÁGRIMAS DEL REY BOABDIL.
"Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Con estas palabras, en el hoy llamado Suspiro del Moro, el último lugar camino de las Alpujarras desde el que puede divisarse la colina sobre la que se asienta la Alhambra; Aixa, madre del último rey nazarí, quiso profundizar en la herida de su hijo, que había decidido aceptar un señorío en la sierra en el que poder reconstruir su vida. La última esperanza del rey Chico, al que una profecía había anunciado que todo a su alrededor sería llanto, pérdida y muerte y que nadie sobreviviría a su destino; era su esposa, la hermosa Moraima, que nunca había gozado de la simpatía de Aixa.
"Tú tampoco supiste defenderla, ni fuiste bastante para cambiar ni tu destino ni el mío", contestó Boabdil a su madre, que ya comenzaba a intuir su muerte. Pero la profecía debía cumplirse y, después de haber perdido el reino que marcaría la historia de Andalucía, Boabdil se enfrentó a su destino.
Durante el camino, Aixa se quedó en el viejo castillo de Mondújar junto con dos viejas sirvientas, como de manera excelente relata Magdalena Lasala en su libro Boabdil: Tragedia del último rey de Granada. Tras esta primera despedida, el rey Chico fijó su residencia en Laujar de Andarax con la esperanza de construir una nueva vida feliz para su adorada esposa, abatida por una gran melancolía.
Al-Zagal, tío de Boabdil, llegó a Fez, en el norte de África, pero por su carácter temible se enfrentó con el rey. Condenado a vivir un largo confinamiento en un calabozo, Al-Zagal recibió la oscuridad eterna cuando un verdugo quemó sus ojos. Tras comprar su libertad con todas sus posesiones, se convirtió en un mendigo que contaba viejas historias sobre el reino nazarí, del que afirmaba haber sido rey sin que nadie lo creyera.
La desgracia, que ya se había cebado desde el nacimiento del rey Chico con la última familia de la dinastía nazarí, no cesó en su empeño de que el destino corroborara la profecía. En medio de un inmenso lago de tristeza Moraima quedó encinta, lo que le devolvió parte de la felicidad arrebatada. Fue entonces cuando ambos decidieron abandonar las Alpujarras camino de Fez, con cuyo rey, Boabdil mantenía una fraternal amistad, a pesar del trato que había recibido su tío. Antes de partir, en la primavera de 1493, Moraima cayó enferma. Cuando la hermosa reina se puso de parto, las complicaciones hicieron que tanto ella como la niña que llevaba en el vientre perdieran la vida. El desconsuelo de Boabdil el Chico frente al cuerpo sin vida de su amada dio lugar a un sollozo que algunas noches puede oírse en el paisaje alpujarreño, entre una leve llovizna que acompañó a Moraima en sus últimas horas. Mientras los árboles ven resbalar la lluvia por sus ramas, las lágrimas del rey dan lugar al nacimiento de nuevos olivos.
Boabdil, desconsolado, intentó acabar con su vida. Pero fue inútil. Condenado a la inmensa soledad de ver morir a todos los que le seguían, y tras cruzar el mar en octubre de 1493, Boabdil se instaló en Fez. En 1528, resignado a la vida eterna, pocos días después de su 60 cumpleaños, Boabdil subió a su caballo para defender la ciudad de Fez de las tropas jerifes. En la batalla murieron el sultán y los generales amigos de Boabdil. Desesperado, el rey Chico, el último rey de Granada, arremetió contra sus enemigos y encontró la muerte sobre su corcel, que arrastró su cuerpo por todo el lecho del río hasta llegar al mar.
Fernando Valverde. El País.
martes, 2 de diciembre de 2014
Boabdil y Moraima.
Abû ʿAbd Al·lâh «az-Zughbî» Mohammed ben Abî al-Hasan ʿAlî (أبو عبد الله محمد ابن علي) (Granada, 1459 – Fez, 1533) fue el último rey de Granada, conocido como Muhámmad XII (quizás fue el undécimo sultán que llevaba el nombre de Muhámmad, y no el duodécimo, como gracias a la Yunna de Ibn ʿĀṣim podemos deducir ahora), miembro de la dinastía nazarí, llamado por los cristianos Boabdil o Boabdil el Chico y conocido popularmente en su tiempo con el sobrenombre الزغابي Al-Zugabi, "el Desdichado". Fue llamado por los castellanos y aragoneses "el Chico" no por su tamaño sino por su menor edad comparado con su padre y tío. Abú Abdil·lah en dialecto árabe granadino.
Quitó el trono a su padre, Muley Hacén y durante un tiempo estuvo en disputa por éste tanto con él, como con su tío, el Zagal. Abu 'Abd Allāh, en el habla granadina, debía pronunciarse como Bu Abdal-lah o Bu Abdil-lah, y de ahí el nombre castellano Boabdil, a quien se añadió el epíteto de "el Chico" para distinguirlo de su tío Abu 'Abd Allāh "el Viejo".
Biografía
Nacido en la Alhambra, hijo de Muley Hacén y la sultana Aixa, se sublevó en Guadix contra su padre en 1482 y accedió al trono gracias al apoyo de los Abencerrajes y de su propia madre. Combatió a su padre y su tío, quienes también se consideraban legítimos reyes de Granada.
Durante la batalla de Martín González, en el término municipal de Lucena, fue apresado por los Reyes Católicos. Su liberación implicó dar a Castilla la parte del reino que gobernaba el Zagal, lo que favoreció la penetración castellana y la finalización de la guerra el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Boabdil se aseguró la colaboración de las tropas castellanas en su exilio a Fez en 1493 ante la posibilidad de una rebelión del bando opuesto.
En 1492, los Reyes Católicos entran en Granada como castigo por la negativa de este reino a pagar los tributos que le exigen. En la Capitulación de Granada se establece que Boabdil ostentará el señorío de las Alpujarras y parte a Laujar de Andarax, donde establecerá su residencia.
Según una extendida leyenda española cuya veracidad no está atestiguada por ninguna documentación, al salir de Granada camino de su exilio en las Alpujarras, cuando coronaba un collado, volvió la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando de su madre la sultana Aixa:
«Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre»
Sultana Aixa, madre de Boabdil.
Debido a esto ese monte recibe el nombre del Suspiro del moro. Esta leyenda parte de la imaginación del padre Echevarría que en el siglo XVIII publica el libro Los Paseos de Granada en los que pretende denigrar la figura de Boabdil.
En su exilio alpujarreño, se instaló en la población almeriense de Laujar de Andarax siendo ésta su última residencia en la península ibérica. En Laujar, en 1493 falleció la última sultana de Granada, Morayma, esposa de Boabdil. En 1493 abandona la península con destino a Fez tras vender a los Reyes Católicos los derechos de su señorío y recoger los restos de sus antepasados en Mondújar, junto a Talará (Granada).
Semblanza
Julio Quesada-Cañaveral, VIII Duque de San Pedro de Galatino, en su Tesis Doctoral sobre Boabdil, lo describe así:
Boabdil era rubio, de mediana estatura, más bien alto y esbelto, de ojos claros de luz, tez pálida y semblante tranquilo. Su porte era majestuoso, y en los momentos más difíciles, demostró siempre su valeroso corazón y su arrogancia de raza. Fue bravo en las batallas, y aunque herido su cuerpo, como en la batalla de Loja, siempre conservó su dignidad de rey, su dignidad de raza y su dignidad de hombre de corazón, a pesar de tantas y tantas amarguras como tuvo que sufrir constantemente su espíritu y su voluntad.
La tradición en cambio le ha conferido un aspecto moreno de piel y pelo, tanto en la pintura como en el cine, como en la obra La rendición de Granada de Francisco Pradilla. Sin embargo, el caso más llamativo se da en la serie televisiva Requiem por Granada, en la que un Boabdil niño le comenta a su abuelo su impresión sobre Isabel la Católica: "demasiado blanca, y esos ojos tan azules, y el pelo amarillo... aquí haría raro, allí queda bien".
Morayma (Loja, 1467- Laujar de Andarax, 1493), última reina de Granada, esposa de Boabdil.
Familia
Fue la hija de Aliatar, señor de Xagra, alcaide de Loja, primer mayordomo de la Alhambra y alguacil mayor del Reino de Granada.
Descripción física
Los cronistas de la época la describían de la siguiente manera:
...la novia vestía saya y chal de paño negro y una toca blanca que casi le ocultaba el rostro, lástima, porque sus facciones son muy lindas y seductoras.
Un poeta musulmán asegura que Morayma tenía: Ojos grandes y expresivos en un rostro admirable, a través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos brazos, unas caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos.
Matrimonio
A los 15 años de edad contrajo matrimonio con Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. ʿAlī, conocido como Boabdil, el último rey de la dinastía nazarí que gobernó Granada.
Pocos días después de la boda, Muley Hacén, su suegro, encarceló a su hijo Boabdil y a ella la confinó en un carmen (en Granada una casa con huerto y jardín), cerca de Cuesta del Chapiz.
Después de la batalla de Lucena, donde murió su padre y Boabdil cayó prisionero y fue mantenido en cautiverio en Porcuna, se retiró de la vida pública con sus hijos. Fernando II de Aragón liberó a Boabdil, que tuvo bien ganado el mote de الزغابي Al-Zugabi, "el Desdichado", con la condición de que sus hijos fueran entregados en custodia.
Ella no volvió a ver a sus hijos hasta 1492 después de la conquista de Granada. Ellos eran:
-Aixa después conocida como Sor Isabel de Granada.
-Ahmed
-Yusef
Tesoro de Morayma
«El tesoro de la casa o palacio Nazarita era copioso en toda suerte de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño, zomordas singularísimas, turquesas de gran valor, toda suerte de adargas preservativas, equipos militares defensivos, instrumentos primorosos, utensilios peregrinos, collares de perlas en pedazos, sartales de aljófares para los cabellos, arracadas que aventajaban a las alcordes o pendientes de María (la Copta, concubina de Mahoma) en claridad, brillantez y hermosura, corazas holgadas de vestir, adornadas de oro, casco con orlas doradas, incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con rubíes en el centro; cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su superficie; adargas de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas por su impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas de cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y otras».
Destierro
A la caída de Granada, le fue ofrecido a su esposo un refugio en Laujar de Andarax, como rey de Alpujarra, allí residieron hasta su marcha hacia Fez, a finales del verano de 1493.
Muerte
Falleció poco antes de que el resto de su familia partiera hacia Fez y fue enterrada en la mezquita de Mondújar, a la que ya habían trasladado, desde la Alhambra, los restos de los sultanes Mohammad II, Yusef I, Yusef III y Abu Saad.
Cuando murió Morayma, según la costumbre musulmana, sus sirvientes lavaron su cuerpo y lo perfumaron con almizcle, alcanfor y otras sustancias aromáticas. Inmediatamente después, el cadáver fue envuelto en un sudario de color blanco sin coser ni en la cabeza ni en los pies. Tras este rito, Morayma fue colocada sobre unas parihuelas, cubierta con su hhaik (vestido). Un grupo de cuatro o cinco hombres, los de más confianza de Boabdil, portaron el cadáver junto a otro numeroso grupo de personas, se trataba del entierro de la reina, la última reina de Granada y única reina de la Alpujarra.
Llegados al cementerio y después de una breve oración, el cadáver fue colocado en la huesa sin ataúd. La inhumación de Morayma se realizó en una fosa estrecha donde el cadáver se colocó sobre la tierra mirando hacia La Meca. De esta forma, quedaba cumplido el deseo de Morayma de ser enterrada en Mondújar y con un estricto rito musulmán, ya que en vida y en su testamento dejó clara su profunda religiosidad.
Una vez depositado el cuerpo en su tumba, se colocó una laja de piedra y se construyó un túmulo de tierra formada por gradas de mortero o sillares de arenisca sobre la que reposaba una lápida.
Se supone que los restos de Morayma, así como los de algunos reyes y otros miembros de la familia real nazarita, fueron removidos y desperdigados al construir una variante de la carretera N-323, bajo la cual habrían quedado sepultados.
Testamento
Morayma dejó parte de sus tierras a Hamet Aziguy, Helil Açogayar y Mahomat Almeyres para que la cuidaran y labraran. También dejó dicho que la mitad de lo obtenido por el cultivo de las tierras lo entregaran a la mezquita, al alfaquí y a sus mayordomos.
Pidió que se rezara dos veces por semana sobre su tumba.
Quitó el trono a su padre, Muley Hacén y durante un tiempo estuvo en disputa por éste tanto con él, como con su tío, el Zagal. Abu 'Abd Allāh, en el habla granadina, debía pronunciarse como Bu Abdal-lah o Bu Abdil-lah, y de ahí el nombre castellano Boabdil, a quien se añadió el epíteto de "el Chico" para distinguirlo de su tío Abu 'Abd Allāh "el Viejo".
Biografía
Nacido en la Alhambra, hijo de Muley Hacén y la sultana Aixa, se sublevó en Guadix contra su padre en 1482 y accedió al trono gracias al apoyo de los Abencerrajes y de su propia madre. Combatió a su padre y su tío, quienes también se consideraban legítimos reyes de Granada.
Durante la batalla de Martín González, en el término municipal de Lucena, fue apresado por los Reyes Católicos. Su liberación implicó dar a Castilla la parte del reino que gobernaba el Zagal, lo que favoreció la penetración castellana y la finalización de la guerra el 2 de enero de 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Boabdil se aseguró la colaboración de las tropas castellanas en su exilio a Fez en 1493 ante la posibilidad de una rebelión del bando opuesto.
En 1492, los Reyes Católicos entran en Granada como castigo por la negativa de este reino a pagar los tributos que le exigen. En la Capitulación de Granada se establece que Boabdil ostentará el señorío de las Alpujarras y parte a Laujar de Andarax, donde establecerá su residencia.
Según una extendida leyenda española cuya veracidad no está atestiguada por ninguna documentación, al salir de Granada camino de su exilio en las Alpujarras, cuando coronaba un collado, volvió la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando de su madre la sultana Aixa:
«Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre»
Sultana Aixa, madre de Boabdil.
Debido a esto ese monte recibe el nombre del Suspiro del moro. Esta leyenda parte de la imaginación del padre Echevarría que en el siglo XVIII publica el libro Los Paseos de Granada en los que pretende denigrar la figura de Boabdil.
En su exilio alpujarreño, se instaló en la población almeriense de Laujar de Andarax siendo ésta su última residencia en la península ibérica. En Laujar, en 1493 falleció la última sultana de Granada, Morayma, esposa de Boabdil. En 1493 abandona la península con destino a Fez tras vender a los Reyes Católicos los derechos de su señorío y recoger los restos de sus antepasados en Mondújar, junto a Talará (Granada).
Semblanza
Julio Quesada-Cañaveral, VIII Duque de San Pedro de Galatino, en su Tesis Doctoral sobre Boabdil, lo describe así:
Boabdil era rubio, de mediana estatura, más bien alto y esbelto, de ojos claros de luz, tez pálida y semblante tranquilo. Su porte era majestuoso, y en los momentos más difíciles, demostró siempre su valeroso corazón y su arrogancia de raza. Fue bravo en las batallas, y aunque herido su cuerpo, como en la batalla de Loja, siempre conservó su dignidad de rey, su dignidad de raza y su dignidad de hombre de corazón, a pesar de tantas y tantas amarguras como tuvo que sufrir constantemente su espíritu y su voluntad.
La tradición en cambio le ha conferido un aspecto moreno de piel y pelo, tanto en la pintura como en el cine, como en la obra La rendición de Granada de Francisco Pradilla. Sin embargo, el caso más llamativo se da en la serie televisiva Requiem por Granada, en la que un Boabdil niño le comenta a su abuelo su impresión sobre Isabel la Católica: "demasiado blanca, y esos ojos tan azules, y el pelo amarillo... aquí haría raro, allí queda bien".
Morayma (Loja, 1467- Laujar de Andarax, 1493), última reina de Granada, esposa de Boabdil.
Familia
Fue la hija de Aliatar, señor de Xagra, alcaide de Loja, primer mayordomo de la Alhambra y alguacil mayor del Reino de Granada.
Descripción física
Los cronistas de la época la describían de la siguiente manera:
...la novia vestía saya y chal de paño negro y una toca blanca que casi le ocultaba el rostro, lástima, porque sus facciones son muy lindas y seductoras.
Un poeta musulmán asegura que Morayma tenía: Ojos grandes y expresivos en un rostro admirable, a través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos brazos, unas caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos.
Matrimonio
A los 15 años de edad contrajo matrimonio con Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. ʿAlī, conocido como Boabdil, el último rey de la dinastía nazarí que gobernó Granada.
Pocos días después de la boda, Muley Hacén, su suegro, encarceló a su hijo Boabdil y a ella la confinó en un carmen (en Granada una casa con huerto y jardín), cerca de Cuesta del Chapiz.
Después de la batalla de Lucena, donde murió su padre y Boabdil cayó prisionero y fue mantenido en cautiverio en Porcuna, se retiró de la vida pública con sus hijos. Fernando II de Aragón liberó a Boabdil, que tuvo bien ganado el mote de الزغابي Al-Zugabi, "el Desdichado", con la condición de que sus hijos fueran entregados en custodia.
Ella no volvió a ver a sus hijos hasta 1492 después de la conquista de Granada. Ellos eran:
-Aixa después conocida como Sor Isabel de Granada.
-Ahmed
-Yusef
Tesoro de Morayma
«El tesoro de la casa o palacio Nazarita era copioso en toda suerte de preciosos rubíes, perlas de gran tamaño, zomordas singularísimas, turquesas de gran valor, toda suerte de adargas preservativas, equipos militares defensivos, instrumentos primorosos, utensilios peregrinos, collares de perlas en pedazos, sartales de aljófares para los cabellos, arracadas que aventajaban a las alcordes o pendientes de María (la Copta, concubina de Mahoma) en claridad, brillantez y hermosura, corazas holgadas de vestir, adornadas de oro, casco con orlas doradas, incrustadas de perlas intercaladas de esmeraldas con rubíes en el centro; cinturones plateados, anchos de formas y esmaltados en su superficie; adargas de ante, sólidas, sin poros, dulces al tacto y renombradas por su impermeabilidad; almimbares de abalorio; atailores de Damasco, cuentas de cristal, zafas de la China, copas grandes del Irac, vasos de Tabaxis y otras».
Destierro
A la caída de Granada, le fue ofrecido a su esposo un refugio en Laujar de Andarax, como rey de Alpujarra, allí residieron hasta su marcha hacia Fez, a finales del verano de 1493.
Muerte
Falleció poco antes de que el resto de su familia partiera hacia Fez y fue enterrada en la mezquita de Mondújar, a la que ya habían trasladado, desde la Alhambra, los restos de los sultanes Mohammad II, Yusef I, Yusef III y Abu Saad.
Cuando murió Morayma, según la costumbre musulmana, sus sirvientes lavaron su cuerpo y lo perfumaron con almizcle, alcanfor y otras sustancias aromáticas. Inmediatamente después, el cadáver fue envuelto en un sudario de color blanco sin coser ni en la cabeza ni en los pies. Tras este rito, Morayma fue colocada sobre unas parihuelas, cubierta con su hhaik (vestido). Un grupo de cuatro o cinco hombres, los de más confianza de Boabdil, portaron el cadáver junto a otro numeroso grupo de personas, se trataba del entierro de la reina, la última reina de Granada y única reina de la Alpujarra.
Llegados al cementerio y después de una breve oración, el cadáver fue colocado en la huesa sin ataúd. La inhumación de Morayma se realizó en una fosa estrecha donde el cadáver se colocó sobre la tierra mirando hacia La Meca. De esta forma, quedaba cumplido el deseo de Morayma de ser enterrada en Mondújar y con un estricto rito musulmán, ya que en vida y en su testamento dejó clara su profunda religiosidad.
Una vez depositado el cuerpo en su tumba, se colocó una laja de piedra y se construyó un túmulo de tierra formada por gradas de mortero o sillares de arenisca sobre la que reposaba una lápida.
Se supone que los restos de Morayma, así como los de algunos reyes y otros miembros de la familia real nazarita, fueron removidos y desperdigados al construir una variante de la carretera N-323, bajo la cual habrían quedado sepultados.
Testamento
Morayma dejó parte de sus tierras a Hamet Aziguy, Helil Açogayar y Mahomat Almeyres para que la cuidaran y labraran. También dejó dicho que la mitad de lo obtenido por el cultivo de las tierras lo entregaran a la mezquita, al alfaquí y a sus mayordomos.
Pidió que se rezara dos veces por semana sobre su tumba.
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