lunes, 29 de abril de 2013

Al-Aziz. Cuento árabe.


Erase una vez un creyente llamado Kadar, desde su infancia siempre poseyó tremenda fuerza y se destacó por sobresalir sobre los demás niños, ningún niño se atrevía a retarlo.
Ya siendo adulto, ademas de fuerza física, Kadar poseía poder sobre todos los ciudadanos de su ciudad, ya que consiguió escalar posiciones de poder hasta alcanzar el puesto de gobernador.
Todos los ciudadanos le temían e intentaban no enfadar a Kadar, esto hacía que Kadar se sintiese el más poderoso, hasta que un día, un ciudadano reclamó un derecho al encontrarse realizando trabajos forzosos.
Este ciudadano le decía:
-Eres un abusador, te aprovechas de tu poder y nos haces trabajar hasta la extenuación.
Kadar sintió tanta ira que le contestó:
-¿Como te atreves a hablarme así?  En adelante no tendréis día de descanso, por tu insolencia trabajaréis todos los días de tu vida.
El ciudadano muy calmado le dijo:
-Tienes poder sobre nosotros pero no lo tienes sobre ti mismo. Una persona fuerte no es la que tira a sus adversarios al suelo. Una persona fuerte es la persona que se controla cuando está enojado.
Kadar confuso le dijo:
-Márchate de aquí.
El ciudadano se marchó, pero Kadar no cambió de opinión sino que les quitó su día de descanso.
Un día, estaba Kadar con una de sus enamoradas cuando sintió un tremendo deseo por besarla, Kadar se lanzó hacia sus brazos, pero su enamorada rechazó el beso y le dijo:
-Es demasiado pronto.
Enfurecido por no conseguir lo que deseaba le dijo:
-¡Eres una insolente! ¿Rechazas un beso mío sabiendo que soy el gobernador?
Su enamorada le dijo:
-Eres el gobernador, pero no gobiernas sobre ti mismo y por eso tratas mal a toda la ciudad, eres injusto contigo mismo y lo eres también con toda la ciudad, y si quieres estar conmigo debes tratarme con respeto porque de lo contrario sólo me obtendrías a la fuerza, y yo nunca te amaría si utilizases la fuerza para estar conmigo.
Muy arrepentido le dijo:
-Por favor ayúdame, no puedo controlar esta ira mía, ya me lo dijo un ciudadano anteriormente, no soy poderoso, soy un esclavo de mis impulsos.
Su enamorada le dijo:
-Ese es el camino correcto, primero debes reconocer que tienes un problema, y así lo hiciste Kadar. Ahora deja que hable con mi padre, él es un anciano muy sabio y te aconsejará qué debes hacer.
Pasados los días Kadar acudió a la casa de su enamorada y conoció al padre de ésta, tras dialogar en la cena, el padre llamó a Kadar para conversar a solas, como sabía de su problema comenzó a darle consejos:
-Para controlar tus impulsos debes comenzar a ser consciente de ti mismo y mirar tus acciones desde una perspectiva más alta, por ejemplo, cuando alguien te hable con insolencia debes decirte a ti mismo: "En esta situación yo antes perdía la calma y sacaba toda mi ira, ahora soy consciente de ello y con paciencia esquivo la insolencia y trato de hablar con calma y transmitir paz".
Tras darle el primer consejo el anciano gritó:
-¡¿Lo has entendido?! ¡Joven estúpido!
Kadar muy furioso contestó:
-¡¿Por qué me hablas así?! Primero me hablas correctamente y ¿ahora me gritas?
El anciano muy calmado le dijo:
-Estaba probando tu paciencia, debes tratar de no involucrarte demasiado en la realidad, estabas tan inmerso en nuestra conversación que al percibir hostilidad respondiste con ira.
Si fueses consciente de ti mismo, habrías esperado un tiempo y tu respuesta habría sido pacífica sacando así lo mejor de ti mismo y siendo realmente poderoso sobre los impulsos.
El anciano enseguida gritó:
-¡¿Me estás escuchando?! ¡Joven estúpido!
Kadar ya sabía que el anciano lo hacía para probarle y quiso superar el reto, por lo que esperó unos segundos y dijo:
-Sí, señor, le estaba escuchando.
El anciano muy feliz le dijo:
-Así se hace muchacho, pero recuerda que esta ha sido una prueba fácil ya que sabías que te estaba probando, no te sucederá lo mismo con la prueba difícil cuando sea un insulto o un grito de verdad, de imprevisto.
El anciano quiso darle un último consejo antes de seguir con la reunión, ya que las mujeres traían el té.
-Hay situaciones que son extremadamente difíciles como para no involucrarse con ellas, si no eres lo suficientemente poderoso como para permanecer firme aléjate de esas situaciones, no abras la puerta a esas pruebas y pide perdón al Más Poderoso, porque nuestro poder tiene límites y nosotros debemos conocerlos para intentar no encontrarnos con tales pruebas.
Kadar rectificó su actitud y se encontraba con mucha ilusión para gobernarse a si mismo, en cuanto a la ciudad, mejoró la situación de los ciudadanos que trabajaban mucho, les devolvió su día de descanso y acortó su jornada de trabajo, extendió la sabiduría entre la ciudad para que también los ciudadanos lograsen poder sobre si mismos, y en cuanto a su enamorada, la esperó hasta el matrimonio, se casó con ella, le fue fiel y consiguió no involucrarse con el deseo de poseer otras mujeres.
Kadar fue muy feliz y tuvo mucho hijos, también se cuenta que Kadar se sintió más poderoso después de controlar sus impulsos que cuando tenía un poder físico y real, lo que si se sabe sobre su vida es que siguió al sello de los profetas (pyb) y adoró al Único Dios, al Único Poderoso.
Sólo Allah es Al-'Aziz (El Poderoso).
Es Quien ha creado la muerte y la vida para probaros, para ver quién de vosotros es el que mejor se porta. Es el Poderoso, el Indulgente.
(Corán, 67:2)
El Conocedor de lo oculto y de lo patente, el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 64:18)
¡Señor! ¡No hagas de nosotros instrumento de tentación para los infieles! ¡Perdónanos, Señor! Eres Tú el Poderoso, el Sabio».
(Corán, 60:5)
Si se hicieran cálamos de los árboles de la tierra, y se añadieran al mar, luego de él, otros siete mares más, no se agotarían las palabras de Allah. Allah es poderoso, sabio.
(Corán, 31:27)
Confía en el Poderoso, el Misericordioso,
(Corán, 26:217)
Que divulguéis un bien o lo ocultéis, que perdonéis un agravio... Allah es perdonador, poderoso.
(Corán, 4:149)
Ésta es la exposición auténtica. No hay ningún otro dios que Allah. Allah es el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 3:62)
Allah atestigua, y con Él los ángeles y los hombres dotados de ciencia, que no hay más dios que Él, Que vela por la equidad. No hay más dios que Él, el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 3:18)

jueves, 18 de abril de 2013

Alfonso III de Asturias.


Alfonso III de Asturias, llamado el Magno (c. 848 - Zamora, 20 de diciembre de 910), fue el rey de Asturias desde el año 866 hasta poco antes de su defunción, ocurrida en el año 910. Hijo y sucesor de Ordoño I y de su esposa, la reina Nuña, Alfonso III fue el último rey asturiano, o el primero de León, ya que en esta ciudad residió largas temporadas, y allí tenía su Consejo de Gobierno y Tribunal de Justicia.

Desde su ascenso al poder hubo de hacer frente a una serie de problemas internos: revueltas nobiliarias, conatos de rebelión en la propia dinastía, como el caso del infante Bermudo el Ciego. Llevó a cabo una fuerte actividad repobladora, acogiendo a una importante inmigración mozárabe, y consolidó el Duero como frontera meridional del reino, en torno a las plazas fuertes de Toro y Zamora. Luchó enérgicamente contra los musulmanes, a los que derrotó en Polvoraria. Rechazó la yihad del rebelde omeya Ibn al-Qitt y pactó con Ibn Marwan al-Yalliqi, valí de Mérida.

Se casó con Jimena Garcés (866-910), cuya estirpe todavía se discute, aunque probablemente era hija del rey García Íñiguez de Pamplona. De este matrimonio nacieron los tres primeros reyes propiamente leoneses, García, Ordoño y Fruela, que ya en vida de su padre gobernaron respectivamente la frontera centro-oriental (la futura Castilla), Galicia y Portugal, y Asturias.

Sus últimos años de reinado son oscuros. Por motivos desconocidos, su primogénito García trató de derrocarlo, lo que logró finalmente con el concurso de sus hermanos. Alfonso III abdicó, aunque conservó el título real, y murió en Zamora, al parecer tras emprender una última incursión en territorio musulmán.

Vida
Su juventud es desconocida. Fue asociado al trono en 853 y se ocupó del gobierno de Galicia. Al morir su padre, tuvo que enfrentarse a Fruela Bermúdez, conde de Lugo, que le disputaba la corona, y hasta parece que llegó a usurparle el trono, quizá refugiándose Alfonso en alguna parte de Castilla. Hay que tener en cuenta que hasta hacía poco la monarquía había sido electiva, y todavía habría quien rechazara la sucesión dinástica. Sin embargo, un año más tarde Alfonso III recuperó la corona gracias a la ayuda del conde Rodrigo de Castilla, que posiblemente fuera tío suyo.

Al año siguiente, 867, tuvo que dominar a los vascones, que se sublevaron dirigidos por el conde Eilo.

Su padre, Ordoño, había comenzado la repoblación de los territorios fronterizos, y continuó con ello: en 878 envió a sus tropas para apoderarse del norte de Portugal, conquistando así Coímbra y Oporto, y situando la frontera sudoccidental en el río Mondego.

Alfonso III tuvo que hacer frente a las ofensivas del príncipe omeya al-Mundir, hijo del emir cordobés Mohámed I. La lucha fue casi constante entre 875 y 883. Las primeras incursiones omeyas tuvieron como objetivo León y el Bierzo, pero fracasaron. La contraofensiva cristiana se saldó con la toma de Deza y Atienza.

Abd al-Rahman Ibn Marwan, el Gallego, señor de Mérida y rebelde al emir de Córdoba, le envió para congraciarse con él al ministro de éste, Hashim ibn Abd al-Aziz, lo que provocó que en 878 Al-Mundir dirigiese sus huestes de nuevo hacia León y Astorga, mientras que Salid ben Ganim llegaba hasta el Órbigo. El Rey Magno, para evitar la unión de ambos ejércitos, salió al encuentro del segundo, al que derrotó en la batalla de Polvoraria, en la confluencia de los ríos Órbigo y Esla. . Al-Mundir emprendió entonces la retirada, pero Alfonso III le interceptó en el valle de Valdemora, donde le derrotó. El emir Mohámed se vio obligado a pagar rescate y a firmar una tregua de tres años; era la primera vez que Córdoba pedía la paz.

Ambos reyes consideraron la tregua como un paréntesis, preparándose para el siguiente asalto: Mohámed armó una flota para atacar Galicia por mar, pero fue destrozada por una tormenta. Alfonso e Ibn Marwán descendieron por el valle del Tajo y derrotaron al ejército cordobés en el monte Oxifer, junto al río Guadiana.

Como desquite, Muhámmad atacó en el año 882 al reino de Zaragoza, a donde Alfonso había enviado a su hijo, Ordoño, para que se educara con los Banu Qasi, hijos de Musa, y avanzó por la antigua vía romana hasta León. Hubo un intercambio de prisioneros, y los cordobeses se retiraron, repitiendo la campaña en 883, con el mismo resultado.

En 884 Mohámed I y Alfonso III firmaron la paz, pues ambos empezaban a tener serios problemas internos. El Rey Magno se encontró con un levantamiento acaudillado por sus hermanos Fruela, Odoario y Bermudo, que se hicieron fuertes en Astorga, apoyados por varios condes, pero rápidamente fueron derrotados y ajusticiados.

En 901 el rebelde omeya Ibn al-Qitt, proclamado Mahdi, predicó la guerra santa y atacó Zamora, que pudo resistir. El líder mesiánico, abandonado por los suyos, fue derrotado y muerto en batalla en lo que se conoce como el Día de Zamora.1 En esos años, el Emirato de Córdoba sufrió rebeliones civiles, por lo que dejó de inquietar al Reino de Asturias, que sin embargo hizo frente a sus antiguos aliados de Mérida y del valle del Ebro: aliado con el conde de Pallars, dio un golpe de estado que consiguió derrotar a los Banu Qasi e instalar un navarro, Sancho Garcés I, en el trono pamplonés.

Al final de sus días, se sublevó su hijo García, que se había casado con Nuña, hija del Conde de Castilla Nuño Fernández, que fue el instigador de la conjura contra el Rey. Capturado García por su padre, su suegro Nuño provocó un levantamiento ayudado por Jimena, Ordoño y Fruela. Según la Crónica General de España de Alfonso X el Sabio, la reina Jimena "basteció estos castiellos en tierras de León, Alba, Gordón, Arbolio et Luna, et diólos a su fijo el infant don García". El castillo de Luna tenía singular importancia, al acoger el tesoro regio. Para evitar la guerra civil, Alfonso III se retiró junto a su esposa a Zamora, donde moriría en 910.

Desde ese momento, el Reino de Asturias, engrandecido ya de forma majestuosa y con extensos territorios que gobernar, trasladará la capital desde Oviedo a León y comenzará a hablarse del Reino de León, con ocasionales divisiones del reino Asturleonés entre Asturias, Galicia y León. Con las fronteras ampliadas hasta el río Duero y el Mondego, empezaron a afluir mozárabes. Aunque el reino es dividido entre sus tres hijos durante unos años: para García, León; para Ordoño, Galicia y para Fruela, Asturias. Gonzalo, que era clérigo, continuó siendo arcediano de Oviedo; y a Ramiro, por su corta edad, se le dio el título de rey pero sin territorio.

Matrimonio y descendencia
Contrajo matrimonio con Jimena de Asturias, cuya filiación no está confirmada, aunque algunos historiadores consideran que fue hija del rey García Íñiguez de Pamplona, y hermana del rey Fortún Garcés.2 Fruto de su matrimonio nacieron ocho hijos:

García I de León (870-914). Rey de León.
Ordoño II (871-924). Rey de Galicia, y posteriormente de León. Heredó el trono leonés a la muerte de su hermano mayor, García I.
Gonzalo (¿?-¿920?). Confirmó en numerosos privilegios de la época, emitidos por sus padres y hermanos, y fue arcediano de la Catedral de Oviedo. Algunos autores señalan que probablemente sería sepultado en el Panteón de reyes de la Catedral de Oviedo.3
Fruela II de León (875-925). Rey de Asturias, y posteriormente de León.
Ramiro (¿?-929). Algunos autores señalan la posibilidad de que heredase el reino de Asturias cuando su hermano, Fruela, heredó el trono leonés a la muerte de Ordoño II, hermano de ambos. Según Jaime de Salazar y Acha, pudo haber casado con la reina Urraca, viuda de su hermano Fruela. Según la inscripción en su sepulcro en el Panteón de reyes de la Catedral de Oviedo, falleció el 31 de marzo de 929.
Sancha.
Dos hijas de las que se desconoce el nombre.

Muerte y sepultura
Alfonso III falleció en la ciudad de Zamora el día 20 de diciembre del año 910.
Su cadáver fue conducido a la ciudad de Astorga, y enterrado en la catedral de dicha ciudad, en la que posteriormente sería sepultada su esposa, la reina Jimena de Asturias quien falleció dos años después en 912. Sus restos fueron depositados en el sarcófago de San Justo de la Vega, hallado en el municipio leonés de San Justo de la Vega, y que desde el año 1869 se halla expuesto en el Museo Arqueológico Nacional, ubicado en Madrid.

Posteriormente, en el año 986, los restos de Alfonso III y los de su esposa, la reina Jimena de Asturias, fueron trasladados, por orden del rey Bermudo II el Gotoso, a la ciudad de Oviedo, pues el monarca leonés temía que los restos mortales de ambos fuesen profanados por las tropas musulmanas dirigidas por Almanzor, que en esos momentos avanzaban hacia el reino de León4 siendo depositados en el Panteón de reyes de la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto de la Catedral de Oviedo, donde se hallaban sepultados numerosos miembros de la realeza astur-leonesa.

Cultura
Convocó el segundo Concilio ovetense en el 893.
Mandó elaborar la Cruz de la Victoria, que figura en la actual bandera de Asturias, convertida en símbolo del Principado. La joya fue hecha por orfebres procedentes del reino franco. Ordenó su elaboración a principios del siglo X, como donación a la catedral de San Salvador. Hoy se guarda en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, y una copia cuelga del puente de Cangas de Onís
El hallazgo del sepulcro de Santiago convierte a Compostela en la 2ª sede apostólica después de Roma, con autoridad sobre clérigos de otros reinos y condados cristianos. Santiago se convierte en destino de peregrinos, verdaderos transmisores de cultura.
Con respecto al arte asturiano, durante el reinado de Alfonso III el Magno se da la llamada "Etapa Postrramirense" de la arquitectura prerrománica asturiana, con edificios de la importancia de San Salvador de Valdediós, Santo Adriano de Tuñón y la Basílica de Santiago de Compostela.
Ordenó la redacción de tres crónicas, en las que rehace la historia presentando al Reino de Asturias como el heredero del Reino visigodo:
Crónica Albeldense (c. 881)
Crónica profética (c. 883)
Crónica de los reyes visigodos o Crónica de Alfonso III (c. 911)

información WIKIPEDIA.

domingo, 14 de abril de 2013

La pacificación y la prosperidad.

   La caída de Bobastro tuvo una honda repercusión en toda España, la musulmana y la cristiana. Los últimos focos de disidencia se iban apagando, pues los pequeños señores se dieron cuenta de que no podrían soportar la presión de las adiestradas fuerzas omeyas y acabaron por someterse los de Priego, Torre Cardela, Esparraguera, el señor de Casarabonela... La calma volvía y con ella la riqueza y la prosperidad. Los impuestos se recaudaban con más facilidad y el tesoro del Estado se iba incrementando como en sus mejores días, convirtiendo a Abd al-Rahman, casi con seguridad, en el monarca más rico de Europa.
   Pero no sólo se había pacificado Andalucía, también en el Algarve, Levante, Lorca y Murcia, corrían aires de paz. El hachib Badr, se apoderó de Niebla, Mérida y Santarén, Alicante, Callosa del Segura, Játiva, Valencia y Sagunto, mientras que los gobernadores leales ya se hallaban instalados en plazas como Tortosa, las coras de Tudmir, Elvira, Reyyo, Trujillo, Alcacer do sal, Santaver, Guadalajara, Madrid y Talavera. Faltaban, no obstante, dos ciudades importantes: Badajoz y Toledo.
   En 929 Abd al-Rahman III decidió acabar con el régimen de semiindependencia en el que vivía el principado de Badajoz. Desde la muerte del " hijo del Gallego ", el poder de los Banu Marwan había ido menguando. Su nieto se mantuvo durante más de treinta años en Badajoz, pero su hijo y sucesor, estaba ya muy debilitado. Así lo entendió el emir y sometió a la población a un asedio algo prolongado. Abd al-Rahman ben Abd Allah ben Marwan, príncipe de Badajoz, se convenció de que la residencia, a la larga, sería inútil y ofreció su rendición en el año 930, yéndose con su familia a Córdoba.
   Quedaba Toledo, que tantos quebraderos había dado a los emires anteriores y a la que dominaron por poco tiempo. La antigua capital visigoda fiaba mucho en su estratégica situación, casi rodeada por completo por el río Tajo. Bien pertrechados de cereales, por si eran objeto de algún largo asedio, los toledanos casi podían considerarse independientes del poder de los omeyas. Sabemos que, por lo menos hasta el año 920, la ciudad fue gobernada por un agitador, Lope ben Tarsibha. En este año Abd al-Rahman III decidió acabar con aquella perpetua disidencia. Emprendió una campaña, llamada de Muez, que le condujo hasta Toledo. Según las crónicas, Lope ben Tarsibha, salió al encuentro del emir y se ofreció para combatir a sus órdenes, mostrando una sumisión que sólo era aparente. Al dejar él la ciudad, en una fecha que se desconoce, pasó a gobernarla Tha´laba ben Muhammad ben Abd al-Warith, y con él se enfrentó el emir.
   En un principio Abd al-Rahman trató de que la rendición toledana fuera pacifica, intentando convencer a los ciudadanos de que, también ellos, debían volver al seno de la Corona, pero las respuestas fueron evasivas y no se llegó a nada. No cabía más que la fuerza de las armas. Las fuerzas emirales se instalaron en las alturas de Chalencas, para dominar la situación, y para mostrarles que estaba dispuesto a un asedio tan largo como fuera necesario, Abd al-Rahman III hizo construir una pequeña ciudad, Madinat a-Fath, " la ciudad de la victoria ".
   Dos años duró este asedió. Las tropas emirales tuvieron que pedir refuerzos y, a su vez, los toledanos solicitaron ayuda al monarca cristiano, Ramiro II, que envió un ejército que  fue derrotado por los omeyas, antes de que llegase a su objetivo. Los toledanos empezaron a cansarse de aquella situación y el emir, que se hallaba en Córdoba, partió en julio de 932 para ir a recoger la rendición de la ciudad, que se perfilaba inminente. Tha´laba, jefe de la ciudad, salió a parlamentar con Abd al-Rahman para pedirle que sus conciudadanos, en los que el hambre empezaba a dejar sentir sus estragos, pudieran adquirir víveres. Al día siguiente, 2 de agosto, al-Nasir entraba a caballo en Toledo y daba las gracias al Altísimo por esta nueva conquista. Dejó una guarnición importante, tanto en la ciudad como en sus aledaños, para que esta zona se mantuviese tranquila, de una vez por todas. La alegría por la toma de Toledo se puso de manifiesto en Córdoba, donde el emir repartió generosas gratificaciones entre sus soldados y organizó una espléndida fiesta para celebrar, además, la circuncisión de varios de sus hijos pequeños.
   En cuanto a la Marca superior, al-Nasir decidió no precipitar los acontecimientos, ir paso a paso, lo que le hizo no desperdiciar fuerzas, mientras el tiempo obraba a su favor. si los tributos de este área llegaban con regularidad, tampoco había que inquietarse en demasía. Mantuvo buenas relaciones con los Tuchibíes de Zaragoza, mientras que los Banu Qasi se iban extinguiendo, entre venganzas internas y asesinatos varios. Algunos de sus miembros fueron trasladados a Córdoba, donde militaron en el ejército, mientras otros se hicieron cristianos y se pasaron al lado del rey de Navarra o del de León.

jueves, 11 de abril de 2013

Al-Muhaymin (cuento)



 Érase una vez un grupo de constructores que se reunían cada día para planificar la construcción de un enorme edificio.
Este grupo estudiaba cada aspecto del futuro edificio, y un día discutieron sobre su seguridad, algunos decían que nada podría protejerlo si se producian temblores fuertes, y otros aseguraban que eso no sucedería.
Mientras hablaban, uno de ellos, llamado Abdul Muhaymin dijo:
-Si nos encomendamos a Allah, nada podrá derribarlo fuera de Él.
Muchos preguntaron:
-¿Estás diciendo que Allah es nuestro Protector?
Abdul Muhaymin respondió:
-Asi es, Allah basta como protector.
Uno de los constructores llamado Mâred expuso una postura crítica en contra de lo dicho por Abdul Muhaymin diciendo:
-¿Por qué entonces muchos niños mueren en guerras y desastres? Si es Allah su protector, ¿Por qué entonces no les protege contra tales peligros?
Abdul Muhaymin respondió a Mâred diciendo:
-Allah da la vida y da la muerte, cuando un siervo muere, la protección en esta vida acaba y comienza la protección de Allah hacia Su siervo con respecto al castigo de la tumba, los terrores de la resurrección y el castigo del infierno.
Con respecto a la protección de Allah en esta vida te daré unos pocos datos que te harán alabar a Allah por ser tu Protector, utilizaré ejemplos desde fuera hacia adentro.
-Nuestro sistema solar se encuentra en la galaxia llamada Vía Láctea, los científicos han calculado que nuestra galaxia puede colisionar con la galaxia vecina llamada Andrómeda dentro de 3000 millones de años. Es Allah Quien nos protege contra esta gigantesca colisión, haciendo que las dos galaxias se encuentren tan lejos y su velocidad de acercamiento sea tan lento que los cálculos de los científicos lo estiman para dentro de 3000 millones de años, eso es muchísimo tiempo.
-Entre los peligros provenientes del espacio están los agujeros negros, las tormentas solares, los asteroides o la explosión de estrellas. Nadie fuera de Allah puede protegernos contra tales desastres.
-Ya en la tierra, los peligros a gran escala como huracanes, ciclones, terremotos, inundaciones, tormentas eléctricas o granizo. Es Allah Quien nos proteje contra estos desastres, ya que si Allah dejase a la naturaleza actuar de una forma aleatoria, habría caos y se producirían desastres continuamente.
-Peligros tales como pandemias, plagas de insectos, incendios forestales o sequías dificultan mucho la supervivencia en la tierra, y pese a que estos peligros se producen en numerosas partes del mundo, sólo
Allah puede protejernos contra el mal duradero de estos peligros, ya que Alhamdulillah estos peligros se producen en épocas determinadas y con las bendiciones de Allah se llega a la abundancia y el bienestar.
-Ya en nuestro interior los peligros son de todo tipo, tantos como enfermedades existen, nadie fuera de Allah puede curar al enfermo de por vida, nadie fuera de Allah puede devolver la vida a los muertos.
En cuanto a la cuestión de las guerras y pobreza extrema cuyo resultado es la consecuencia de la avaricia y la ambición de los hombres por el poder, Allah proteje de estos males a Quien Él quiere de Sus siervos posponiendo asi la hora de su muerte, y quita la vida a Quien Él quiere de Sus siervos acercando asi la hora del regreso hacia su Señor.
Si Allah no nos protegiese simplemente dejaríamos de existir en la tierra, ya que toda protección requiere de alguien que vigile todos y cada uno de los problemas existentes, es Allah Quien vela por todo, existen innumerables peligros, los humanos no conseguiríamos enumerarlos todos, pero Allah nos proteje de todos y cada uno de ellos hasta que Él asi lo quiera.
Abdul Muhaymin terminó de hablar y todos los constructores dijeron:
-¡Que Allah nos proteja! ¡Allah basta como protector!
Al cabo de los años los constructores acabaron el enorme edificio, le llamaron Burj Khalifa, como todos ellos confiaban en Allah dijeron:
-Sólo Allah sabe cuando se construirá un edificio mayor en la tierra, este edificio es el más grande construido en la tierra pero en nuestros corazones el edificio más grande es el edificio que Allah ha construido en él atraves de nuestra fe y nuestro amor hacia Él, y ciertamente es el edificio construido por Allah el que jamás será derribado ya que cuenta con el mejor de los protectores.
Sólo Allah es Al-Muhaymin (Nuestro Protector)
De Allah es lo que está en los cielos y en la tierra. Allah basta como protector. Sagrado Corán
4:132
Dimos a Moisés la Escritura e hicimos de ella dirección para los Hijos de Israel: «¡No toméis protector fuera de Mí.
17:2
¡Confía en Allah! ¡Allah basta como protector!
33:3
El Señor del Oriente y del Occidente. No hay más dios que Él. ¡Tómale, pues, como protector!
73:9

martes, 9 de abril de 2013

Historia de un creyente y una manzana


Un musulmán creyente y una manzana
- Autor: Abdelah -
   
Un día un musulmán pasó cerca de una finca, encontró en el suelo una manzana, y sin darse cuenta se la comió porque estaba hambriento y es que hacía días que no comía.
Después de comerse la manzana se dio cuenta de lo que había hecho, y sin pensarlo fue en la búsqueda del dueño de la finca, para pedirle perdón por la manzana que había comido sin querer.
Sabía que la manzana no era suya, por ser de justicia era necesario pedir perdón al dueño de la misma.
Al llegar a la puerta de la finca, preguntó por el dueño de la misma, le dijeron que estaba de viaje, y que si quería encontrarlo debía recorrer una distancia de dos días.
Y así hizo, fue en la búsqueda del dueño de esa finca, arrepentido por lo que había hecho, fue en su búsqueda y es que necesitaba el perdón del dueño de la finca por lo que había hecho.

Tardó días en encontrarlo, y al encontrarlo le dijo…:
Musulmán: "Salam Aleikum".
Dueño de la Finca: "¿Qué te trae hasta aquí, hermano?"
Musulmán: "He venido desde tu pueblo, y es que sin querer estaba hambriento y encontré una manzana en tu finca y me la comí. Y he venido hasta aquí buscándote para que así me perdones por la manzana que injustamente comí. Si puedo hacer algo para que me perdones."

El Dueño de la Finca, al oír la historia, se quedó sorprendido, veía que era algo inusual, se dio cuenta de que era un Musulmán Creyente con mucha Fe (Imán) a lo que le respondió: “Si, para que yo te perdone debes hacer una cosa”
Musulmán: “Haré lo que pidas, para que así Allah me perdone por lo que hice”
Dueño de la Finca: “Para que te perdone has de Desposar a mi Hija”.
Musulmán, sorprendido “Por una manzana tengo que casarme con tu hija” Se acordó que había cometido un pecado y había que remendar lo hecho. Después de pensarlo mucho le dijo que sí aceptaba casarse con su hija.
Dueño de la Finca: “Has de saber que mi hija ni oye, ni ve ni anda”.
Musulmán: “¿Tu hija no ve ni anda ni oye?”

Musulmán: "¿Qué mujer es esa?
Dueño de la Finca: “Si, todo eso que oíste es verdad: si quieres que te perdone tienes que casarte con mi hija”.
Musulmán: (pensando primeramente en expiar su pecado, y de agradar a Allah, asintió aceptando desposar a la mujer) Le dijo, “Esta bien, acepto a tu hija para desposarla”
Después de casados, este musulmán entró en la habitación conyugal y le dijo a su mujer (hija del dueño de la finca): "Salam Aleikum"
Y la Mujer respondió: "Aleikum Salam"
El Musulmán, sorprendido, dijo: "Me has oído!!!, tu padre me dijo que no oías."
Mujer: "Solo oigo las buenas palabras, los hadices, y el Corán."
Musulmán: "También ves!!!. Tu padre me dijo que no veías."
Mujer: "Solo miro lo que Allah ha prescrito que vea, lo prohibido no."
Musulmán: "También andas. Tu padre me dijo que no andabas."
Mujer: "Solo me encamino a donde Allah le gusta y donde ha recomendado."
Este musulmán al ver el rostro de su mujer se quedó perplejo, no sabía que decir... porque nunca había visto a una mujer con tanta belleza.
Entonces se dio cuenta que Allah le puso de prueba la manzana, y al superar la Prueba de la Manzana , la prueba de su Imán referente a la petición del perdón al dueño de la finca, Allah le recompensó en este mundo con la mujer más hermosa, piadosa y creyente que en esta región existía.
De esta historia verídica que nos servirá de ejemplo, extraemos que a veces si cumplimos con nuestros mandamientos como musulmán, Allah nos puede recompensar como con gestos tan simples como pedir perdón por alguna falta, como es el caso de la manzana, con algo tan grande y maravilloso como fue en este caso la Mujer más piadosa que existía en esa región.

lunes, 8 de abril de 2013

ESCRITORES Y FILÓSOFOS ÁRABES.



Ibn Hayyan (1009-1077)
El más famoso de los historiadores musulmanes, nacido en Córdoba. Dejó más de 50 obras escritas sobre distintos puntos de la historia de su raza. Pocos pueden compararse con él y ninguno le aventaja en la exactitud de la narración, y en los análisis y consecuencias que deduce de los hechos que analiza. Escribió una 'Historia de España' en 10 volúmenes. 'Al Matin', o historia contemporánea, en más de 60 volúmenes.

Ibn Jair (siglo XII)
Orador y bibliófilo, natural de Sevilla. Sobresalió en todos los ramos del saber, y fue el maestro más respetado de su época. 'El Bernamech' es un trabajo de capital importancia para la Bibliografía.

Abul Fazel El Maliki (1108-1152)
Nació en Ceuta y se educó en Córdoba con más de cien profesores, entre ellos Averroes. Llamado 'el Sabio de Occidente' por sus grandes conocimientos de la historia antigua y genealogía de los árabes, gramática, lexicografía, filología y tradiciones.
Sostuvo activa correspondencia sobre diversos puntos de las materias indicadas con los hombres más célebres de su tiempo. Los autores hacen grandes elogios de su estilo y de la imparcialidad que resplandece en sus escritos históricos.
Escribió 'Historia de los Cordobeses', 'Libro de la riqueza o suficiencia' (conjunto de biografías de algunos faquíes y doctores españoles y africanos).

Ibn Quzman (m.1159)
Poeta árabe español. Autor de un Cancionero que recoge composiciones líricas , en lengua vulgar. Sobresalen la canción contra Alfonso el Batallador, de 1126, y la dedicada al filósofo Averroes, de 1150.
Ibn Tufayl, Muhammad (1110-1185)
Médico y filósofo místico musulmán, de Guadix, conocido por Abentofail. Influido por Avicena, Algazel y Avempace. Su obra principal es 'Secreto de la filosofía iluminativa' (El filósofo autodidacto), en la que sontiene la tesis de que la razón natural, separada del conocimiento sensible, se basta para alcanzar las verdades divinas e incluso la unión mística con Dios.

Aben Dihya (1176-1235)
Nació en Valencia y murió en Egipto. Erudito, cuyos méritos y gran talento, así como insaciable actividad, dejaron huellas perdurables es sus lecciones orales y numerosos escritos. Dedicose al conocimiento de la lengua árabe, de las guerras, poesía y especialmente tradiciones y ciencias auxiliares.
Viajó por toda España, norte de Africa, Siria, Irak, Persia, etc. En todas partes adaptó culturas y costumbres, y oyó a los principales maestros. Desempeñó altos cargos, especialmente en Egipto, donde fundó la escuela 'Kamilia' en honor de su discípulo y protector Almalik el Kamil.
Escribió el 'Libro de la Antorcha' (sobre la historia de los Abbasidas), 'Libro de la iluminación' (sobre el nacimiento del Profeta), etc.

Ibn Beithar (murió en 1216)
Médico y botánico hispano-árabe, de Málaga. Viajó por España y otros países, y su reputación fue tan grande que los académicos de Egipto le consideraron el protomédico de su tiempo. Nombrado Visir y director de los jardines de Damasco, clasificó filosóficamente las plantas, analizando sus virtudes.
Escribió 'Gran colección de medicamentos y alimentos simples', el más insigne trabajo botánico de la Edad Media. Dio a conocer más de 200 especies nuevas. Menéndez y Pelayo le llamó el Dioscórides español del siglo XIII.

Ibn Said el Magrebí (1214-1274)
Nació en Granada y murió en Damasco. Fecundo escritor, autor de más de 400 obras, aunque sólo unas pocas se conservan, entre ellas 'Libro de la esfera de la Literatura', dividida en dos partes, la primera del Occidente, y la segunda del Oriente.
Se educó en Sevilla, y emprendió una peregrinación a Oriente con su padre, pasando por Marruecos, Túnez, Egipto, donde murió su padre. Pasó a Bagdad, visitando 36 bibliotecas, copiando fragmentos de manuscritos. En su ansia de encontrar nuevos sabios, visitó los confines de Persia. 'Historia Breve', sobre los sabios de su tiempo. 'Descripción Geográfica e Histórica del Orbe', etc.

viernes, 5 de abril de 2013

Los descendientes de Ibn Hafsun.

   A su muerte, dejaba Ibn Hafsun cuatro hijos. Cha´far, el mayor que se había convertido al cristianismo junto con su hermana Agéntea, mientras que los otros tres, Sulayman, Abd al-Rahman y Hafs, parece que se mantenían dentro del islamismo. Bobastro quedó en manos del mayor, quizás el más parecido a su padre. Abd al-Rahman III pensó que los hijos del rebelde, como solía ser frecuente, muy pronto empezarían a enzarzarse entre ellos. No por ello, dejó de hacer campañas, todos los años, en Andalucía, dejándose ver por Bobastro. Acabar completamente con este problema todavía iba a costarle , otros diez años.
   Cha´far ben Umar ben Hafsun, mientras tanto, solicitó una tregua al emir, que se la concedió, después de recibir rehenes y tributos como garantía de fidelidad. Su tercer hermano, Abd al-Rahman, se instaló en Ojén, de donde le desalojó un destacamento omeya. Llevado a Córdoba, acabó sus días como calígrafo, arte para el que estaba particularmente dotado.
   Cha´far y Sulayman no se llevaban bien y, es muy posible que, infiltrados o espías de la causa omeya, se dedicasen a avivar estas diferencias. El 30 de octubre de 920, Cha´far moría asesinado en Bobastro y enterrado junto a su padre a la manera cristiana. A pesar de que los  éxitos de Abd al-Rahman III eran cada vez mayores y el nido de águilas de Bobastro estaba cada vez más copado, Sulayman, dueño de la situación en esta plaza, no rendía las armas. En 927, por fin, Sulayman cayó en una escaramuza , no lejos de Bobastro. Fue decapitado y el cadáver enviado a Córdoba y colgado.
   Ya sólo quedaba el cuarto hijo, Hafs, que se hizo cargo de Bobastro, pero con pocas esperanzas de poder continuar resistiendo. Sa´id ben al-Mundhir, visir del emir, asedió la plaza con intención de tomarla de una vez por todas. Resistió durante seis meses, al cabo de los cuales, Hafs se dio cuenta de que todo era inútil  Escribió al emir ofreciéndole la rendición y el abandono de Bobastro. El 19 de enero de 928, la bandera blanca de los omeyas, se enarboló en la torre más alta de la fortaleza. Hafs y los miembros de su familia, fueron enviados a Córdoba, donde el emir les dejó vivir sin estorbarles, pues se habían rendido sin combatir. Sin embargo, su hermana Argéntea, convertida al cristianismo el mismo día que lo hicieron su padre y su madre, se encerró a vivir en un convento de la capital. Pero luego, buscó el martirio, junto a una cierta Ulfura, y lo consiguieron ambas el 13 de mayo de 937. Fue ejecutada por el crimen de apostasía, ya que nació musulmana y se pasó al cristianismo y, ademas, se dedicó a insultar a la religión islámica.

al-andalus....libro de Concha Masiá.

miércoles, 3 de abril de 2013

Cuento del retoño del rosal...


El emperador Carlomagno le presentó un retoño de rosal a Harun al-Rashid, el Califa de Abbasid, y éste lo hizo plantar en su jardín privado. Ordenó a su jardinero que tratara a ese precioso retoño con el mayor cuidado y atención posibles y que le trajera la primer rosa que floreciera.
El retoño enraizó, y a su debido tiempo produjo un pimpollo que se abrió en una rosa magnífica. Justo cuando el jardinero estaba a punto de cortar la flor, vio a un ruiseñor volando sobre ella, cantando tristemente. Mientras miraba esa escena, el ruiseñor bajó inesperadamente en picada y atacó la rosa con su pico y sus alas, desparramando pétalos por todos lados.
El jardinero corrió sin aliento a contarle al Califa exactamente lo que había sucedido y le suplicó su perdón. El sultán lo tranquilizó, diciendo: “No te preocupes por eso. Lo que sucedió, sucedió. Ciertamente la culpa no es tuya. Te perdono. Jardinero, este mundo es un lugar en donde nadie puede salirse con la suya, de modo que ese ruiseñor recibirá su justo merecido”.
Pasó el tiempo hasta que un día, mientras estaba trabajando en el jardín privado, el jardinero vio que una serpiente se estaba comiendo al ruiseñor que había destruido la rosa invaluable. Corrió enseguida para informárselo al Califa: “Señor, has realizado un milagro. El ruiseñor encontró la suerte que habías predicho, acabo de ver cómo se lo comía una serpiente”.
El Califa sonrió mientras decía: “Jardinero, como te dije, nadie se sale con la suya en este mundo; sea lo que sea lo que hagamos, eventualmente se pondrá al día con nosotros. La serpiente que se comió al ruiseñor también recibirá su justa recompensa”.
Pasó más tiempo. La serpiente que se había comido al ruiseñor llegó deslizándose por el pasto y se enroscó en los pies del jardinero. Él la mató con el borde afilado de la pala que llevaba, después corrió a contarle al Califa lo que había sucedido. De nuevo, el Califa sonrió mientras decía: “En verdad, jardinero, eso también se pondrá al día contigo”.
Tiempo después, el jardinero cometió una seria ofensa, incurrió en la ira del Califa, y fue entregado al verdugo. Cuando le preguntaron si tenía un último deseo, dijo: “El único y último pedido que tengo es el de decirle algo al Califa”.
Se le informó al Califa, que hizo que le llevaran al jardinero y le preguntó qué quería decir.
“Señor”, dijo el jardinero, “Seguramente te debes acordar. Tú me diste un vástago de rosal para plantar y me ordenaste traerte su primera flor. La rosa acababa de alcanzar la perfección y yo estaba a punto de cortarla cuando el ruiseñor la hizo pedazos. Cuando te lo informé, tú dijiste: ‘el ruiseñor recibirá su justo merecido’. Antes de que pasara mucho tiempo, una serpiente se tragó a ese ruiseñor. Cuando de nuevo te lo informé, dijiste: ‘la serpiente también recibirá su justo merecido’. Esa serpiente se enroscó alrededor de mi pie y cuando te conté que la había matado, dijiste: ‘Eso se pondrá al día contigo’. Todo se ha hecho realidad y ahora me has entregado al verdugo para castigar mi ofensa, de modo que yo tampoco saldré libre de esto. Sin embargo, mi sultán, no olvides que lo que tú estás haciendo ahora, también se pondrá al día contigo. Como tú me dijiste, es esa clase de mundo. Sólo espera tres o cuatro días”.
Harun al-Rashid entró en razón. Reconociendo la verdad de esas palabras, actuó como le corresponde a un sultán y perdonó al jardinero.
El noble Imán Husayn, mártir de Karbala y rey de los mártires, dijo: “Un hombre generoso es aquél que da sin que se le pida. Un hombre magnánimo es alguien que perdona cuando está en su poder tomar venganza”.
Ciertamente, los seres humanos no pueden escapar a las consecuencias de lo que hacen. Puede ser más tarde o más temprano, en este mundo o en el Más Allá, pero nuestras acciones con toda seguridad nos detectarán. Esto no sólo se aplica a los seres humanos sino incluso a los animales. . .
Si somos sabios e inteligentes diremos: “Yo lo hice y ahora me alcanzó”.

martes, 2 de abril de 2013

Las primeras victorias, el fin de la independencia de Sevilla y la muerte de Ibn Hafsun.

   Antes de que termine el año en el que ha subido al trono, Abd al-Rahman III ya tiene en su haber una victoria. Restablece el orden en la sierra de Almadén y se ha hecho con Caracuel, en el Campo de Calatrava. Unas semanas después, el 1 de enero de 913, conquista Écija. Sus murallas son derribadas y destruido el puente sobre el Genil, por lo que la ciudad queda aislada y ya no puede recibir refuerzos de Ibn Hafsun.
   Pasadas las lluvias del invierno, se prepara una cuidada expedición para continuar recuperando toda la Andalucía oriental, y así van cayendo en poder del nuevo emir, Martos, el castillo de Monteleón y los montes de Somontín. Los señores árabes de Mentesa y los que ocupan los picos del valle del río Guadalén, deponen las armas y prometen fidelidad al régimen central, promesas que acepta Abd al-Rahman III. Los encuadra dentro de su ejército y deja guarniciones en sus  alcazabas para evitar posibles rebrotes de insurgencia. Y para mayor seguridad, envía a Córdoba a sus mujeres y a sus hijos.
   Después entra en la cora de Elvira, donde ha corrido la voz de que se acercan las tropas emirales. Todos los pequeños señores insurrectos se someten también ante las armas omeyas, que continúan, sin dificultad por Guadix y Fiñana, que ha querido resistir, capturando a los delegados de Ibn Hafsun. No se arredra ante la dificultad de atravesar la muralla natural de Sierra Nevada que protege Fiñana, y una vez cruzada, sitia Juviles, que ofrece rendirse al cabo de dos semanas, prometiendo entregar a los soldados cristianos que les ha enviado Ibn Hafsun. La plaza es ocupada y todos los mozárabes, decapitados. Desde allí, desciende hasta la costa mediterránea y se apodera del puerto de Salobreña, regresando después a Córdoba. Por el camino de retorno, aprovecha para tomar dos castillos, considerados inexpugnables: San Esteban y Peña Forata. Todo esto lo ha conseguido en tres meses, y según un historiador de la época, esta campaña victoriosa, llamada " de Monteleón ", le ha valido recuperar 70 plazas fuertes y 300 posiciones estratégicas de segundo orden.
   Además de pacificar estas áreas andalusíes, en el ánimo del emir estaba ir haciéndose con todos los lugares bajo la influencia de Ibn Hafsun, para aislarle y dar la batalla final en Bobastro. El 8 de mayo de 914 se ponían en marcha los ejércitos omeyas hacia las serranías de Ronda y Málaga. Así recuperaron algunas plazas periféricas que, o bien se rindieron o bien cayeron por la fuerza. Alcanzando Algeciras, se quemaron los barcos allí anclados que venían de África con víveres para Ibn Hafsun. Luego, por el camino más corto, se dirigieron a Carmona.
   Una de las prioridades de Abd al-Rahman III era que Sevilla retornase a la corona omeya, de la que hacía más de diez años que se había separado. Recordemos que a la muerte de Ibrahim ben Hachchach, sus dos hijos se habían repartido su herencia: Abd al-Rahman se quedó con Sevilla y, Muhammad, el segundo, se quedó con Carmona. Envidioso porque su hermano tenía mejor parte, Muhammad lo hizo envenenar, muriendo Abd al-Rahman en agosto de 913. Todo este entramado familiar, iba a facilitarle mucho las cosas al emir.
   Los sevillanos no llamaron a Muhammad para que ocupase el lugar de su  hermano, sino que acudieron a un sobrino de Ibrahim, Ahmad ben Maslama. Muhammad, abandonado por todos, no tenía más salida que ponerse en manos de Abd al-Rahman III, que decidió el asedio de Sevilla, confiando la dirección de las operaciones al señor de Carmona. Por su parte, Ahmad ben Maslama, conquistadas ya por las tropas emirales, Itálica y el Aljarafe, se encontraba en una situación muy apurada. Su único punto de apoyo era llamar a Ibn Hafsun. Acudió el caudillo muladí en persona y atravesando el Guadalquivir, atacaron a las fuerzas omeyas, replegadas hacia el este. Pero Ibn Hafsun y su nuevo aliado fueron derrotados, por lo que se volvió a Bobastro. Ben Maslama comprendió que no le quedaba más remedio que negociar con el emir y le hizo saber que estaba dispuesto a entregar Sevilla. El 21 de diciembre de 913, el hachib Badr tomaba posesión de la ciudad, dejando en ella un gobernador omeya. Muhammad se sintió traicionado, pues creía que , alguna vez, volvería a sentarse en el trono paterno, y se encerró en Carmona. Abd al-Rahman III intentó que comprendiera que ya había pasado el momento en que existieran otros estados dentro del Estado, pero Muhammad no se hacía a la idea e incluso intentó un golpe de fuerza contra Sevilla sin resultado y, al cabo, en abril de 914, fue hasta Córdoba para someterse. el emir le trató con deferencia, le dio el titulo y el sueldo de visir y le pidió que participase en la expedición que preparaba contra la Andalucía meridional.
   Muhammad se comportó desagradecido. En junio de 914, Abd al-Rahman III y él llegaron hasta Carmona por haber recibido noticias que decían que el gobernador de esta plaza, Habib ben Umar ben Sawada, se había sublevado. Muy pronto supo el emir que este sublevado estaba de acuerdo con Muhammad, que moriría en abril de 915, posiblemente, con su propia medicina, pues se cree que fue envenenado. Con él acabó la dinastía de los Banu Hachchach de Sevilla. En cuanto a Carmona no pudo ser tomada hasta 917. El rebelde Habib fue encarcelado en Córdoba, junto con sus dos hijos, y ejecutado dos años después.
   Por su parte, Ibn Hafsun desde que Abd al Rahman III asciendiera al emirato, había cosechado un fracaso tras otro. Cada vez estaba más aislado y su único apoyo firme eran sus hijos, que mantenían la insurrección en las serranías de Ronda y Málaga. La sequía que padeció en España entre 914 y 915, fue para él un alivio, pues no eran momentos para emprender acciones militares por parte del emir. Abd al-Rahman III hubo de ocuparse en mantener el orden y reprimir el bandidaje que la carestía de alimentos desencadenó en todo el reino, incluida Córdoba. El hambre y la enfermedad se cebaron en las clases humildes y fueron años de una gran dureza para poder sobrevivir. También se sabía en la corte que el rebelde estaba enfermo, y que su prioridad eran ponerse a bien con Dios. Se pasaba el día encerrado en la iglesia de Bobastro. En septiembre de 917 moría cristianamente, después de sufrir un enfisema general que le provocó enormes padecimientos. La noticia de su muerte corrió como un reguero de pólvora, provocando sensaciones diversas. Los mozárabes la recibieron angustiados, mientras los musulmanes daban gracias a Alá por que hubiera acabado la vida de aquel muladí que, para colmo de abyección, había cometido uno de los crímenes más abominables: apostatar del Islam.
   A pesar de sus muchos defectos, no se puede negar que Ibn Hafsun, de tener un programa más estricto y no ser tan variable, hubiera resultado un héroe de la lucha por la independencia, un batallador intrépido que nunca se dio por vencido. Y también Abd al-Rahman III habría hecho su victoria más gloriosa si al ocupar Bobastro, en un rasgo de caballerosidad, hubiese respetado los despojos del rebelde, en lugar de arrastrar el pobre cadáver hasta Córdoba para ponerlo en la picota.

al- andalus.....Concha Masiá.