La poesía, a la que eran tan dados los literatos árabes, alcanzó grandes cotas de belleza y perfección al cantarle al amor, a la guerra, a la mujer o a las flores. Ibn Faray de Jaén es autor de una obra muy apreciada El Libro de los Huertos; a al-Mutanabi de Cufa, considerado " el mayor poeta de los árabes "; a Yafar al Mushafi y a al-Zubaydi, preceptor del heredero al-Hakam, o al poeta oficial de Abd al-Rahman III, Ibn Abd Rabbihi, excepcional cantando al amor y al vino, con versos de una belleza inigualable. Muchos de esos poetas destacaron también en otros campos. El mismo Ibn Abd Rabbihí escribirá la obra El Collar, de contenido muy variado,, que abarca temas tales como la guerra, la oratoria, la higiene y la dietética, el lenguaje de los beduinos, la música o el canto a las mujeres.
La gramática árabe alcanzó un gran desarrollo, especialmente con Abu Alí al-Qali, que llegó a Córdoba en 941, procedente de Bagdad. Son famosos sus tratados El Libro de los Dictados y el diccionario Libro de las rarezas del lenguaje.
En la historia es importante Ahmad ibn Muhammad al-Razi, que según Levi Provençal, fue el " primero en codificar las reglas de la composición histórica ". También su hijo, Isa, escribió sobre historia. Al-Razi decicó una de sus obras a la genealogía de los andaluces ilustres, y otra más sobre los emires de al-Andalus y sobre los muladíes. Desgraciadamente, casi toda su producción se ha perdido y si conocemos más sobre él se debe a las frecuentes citas que hacen otros historiadores. Otro historiador fue Iban al-Qutiyya, conocido como " el hijo de la goda ", que escribió una curiosa Historia de la conquista de al-Andalus.
La literatura geográfica, en la primera mitad del siglo X, alcanzó tanta difusión como desarrollo. Los autores hicieron descripciones de las costumbres, los rasgos físicos de los lugares y gentes de los países que recorrían. Al-Warraq escribió Las Rutas y los Reinos, obra en la que combina los datos históricos con descripciones geográficas de gran interés.
En cuanto a la ciencia, los campos más estudiados en la Córdoba califal fueron los referentes a las matemáticas, la astronomía y la medicina.
Ahmas ben Nasr de Córdoba tiene una obra interesante y curiosa sobre geometría, De las dimensiones desconocidas. Los astrónomos Sahib al-Qibla y Ibrahim ben Abd Allah ben Hatim, fueron también alquimistas, pero toda su obra está impregnada de esoterismo lo que no les permitió avanzar más en el terreno cientifico. Los conocimientos esotéricos y supersticiosos serán muy comunes entre los astrónomos musulmanes y los astrólogos formarán, siempre, parte del séquito personal de emires y califas que les consultarán sobre los más variados aspectos, desde los días propicios para las batallas a cuál será el destino de sus herederos, según la conjunción de los astros.
La medicina y la farmacopea, especialmente con los remedios basados en la botánica, alcanzarán gran renombre entre moros y cristianos. En este campo, resultaron de importancia capital las aportaciones hechas por gentes del mundo mozárabe y, sobre todo, judío. El médico más famoso del tiempo será un hebreo, Hasday ibn Saprut de Córdoba y Abu Sulayman ben Hassan, más conocido por Ibn Yulyul de Córdoba. El primero escribió Sobre la generación del feto y tratamiento de las embarazadas y recién nacidos y el segundo es autor de Comentario de los nombres de los medicamentos simples de Dioscórides, y un Tratado sobre los medicamentos de la Triaca. También los hermanos de origen iraní, al-Harraní, alcanzaron gran notoriedad como magníficos médicos.
Pero, aun y con todo, el más famoso de los médicos andalusíes fue Abulcasis. Confeccionó una enciclopedia médica y quirúrgica, Disposición de la medicina para los que no son capaces de saberla por sí mismos. Esta importantísima obra, será objeto de una traducción latina que llevó a cabo Gerardo de Cremona, lo que puede darnos una idea de su repercusión en el desarrollo de la medicina europea medieval.
Todos los campos del saber médico fueron cultivados por Abulcasis, desde la anatomía hasta la traumatología. Realizó interesantes dibujos sobre el material quirúrgico que empleaba así como propuestas sobre como tratar, mediante operación, enfermedades como el cáncer y la hidrocefalia. La traducción al árabe de la Materi Médica, de Dioscórides tuvo una importancia capital para el conocimiento en Córdoba y en todo el al-Andalus, de las verdaderas propiedades de las plantas.
Los reinados de Abd al-Rahman III y de su hijo al-Hakam II, fueron decisivos en cuanto a cultura y ciencia se refiere, porque, al-Andalus, después de asimilar lo mejor de la ciencia oriental, empezó a desarrollar toda su capacidad científica propia.
Yosef ben Saddiq
Nace en Córdoba en 1080. Filósofo hebraico-hispano que ostentó ser rabino de Córdoba.
Tuvo un puesto eminente como pensador, autor de una “Lógica” y de un importante tratado llamado “Microcosmos”, obra filosófica escrita en árabe, donde recomienda el estudio de la psicología para obtener en conocimiento de Dios y la perfección moral.
Su pensamiento tuvo influencia platónica y del neo-pitagorismo que tuvo tanta importancia en la mística judía como fundamento de los números primarios.
Sus teorías encontraron eco en el siglo XVI en Paracelso. Escribió sus poemas en moaxajas, composición culta propia del al-Ándalus que fue imitada por los poetas judeo-hispanos.
Ibn Rushd,
un genio versátil, es el autor de aproximadamente 20 tratados. Incluyendo sus trabajos enciclopédicos, 'Kitab al Kulliyat fi Tibb' (Reglas Generales de Medicina).
Este libro se compone de 7 volúmenes, respectivos tratados de anatomía, fisiología, patología general, diagnostico, materia medica, higiene, y terapia general. Él mismo consideró que nadie sufre dos veces de viruelas. También él entendió completamente la función de la retina...
Aunque su fama como medico fue eclipsada por su fama como filósofo.
No obstante los escritos médicos de Averroes gozaron, con todo, de una difusión extraordinaria hasta bien avanzado el Renacimiento. Buena prueba de ello son las tempranas y múltiples traducciones al hebreo y latín. En la segunda mitad del siglo XV, cuando el recién estrenado invento de la imprenta multiplica infinitamente las posibilidades de la palabra escrita, no tardan en imprimirse las principales obras del médico cordobés, datando de 1482 la primera edición latina
Al final de su vida dijo que en la ciudad de Córdoba era donde más libros había, seguramente porque todavía recordaba la gran biblioteca de Alhaken II.