La guerra santa continuaba. En 823, Abd al Rehman II lanzó la primera aceifa contra Álava y las tierras de los Castillos, dirigida por el anciano general de al-Hakam, Ben Mugith...A los dos años Ubay Allah invadió las tierras alavesas y las asoló por completo y, además, se produjo el encuentro y la batalla con los ejércitos del rey asturiano Alfonso II. Los cristianos fueron derrotados estrepitosamente. Esta campaña fue llamada por los musulmanes la de las victorias y en ese mismo tiempo, emprendieron otras en la que atacaron Galicia y avanzaron hasta Coimbra. Entre los años 825 y 826, Farach ben Masarra se apoderó del castillo de Alcolea, en tierras asturianas, y conquista tierras de Galicia y de Castilla con poco coste militar pues no hubo mucha resistencia.
Después de estos acontecimientos hubo una tregua. Ya en el 838, tres ejércitos musulmanes se esparcieron por los dominios asturianos. El primero mandado por al Walid ben Hisham, tío del emir, que penetró en Galicia por Viseo y castigó toda la región; el segundo, a las órdenes de Sa´id, hermano de Abd al-Rahman II, avanzó triunfalmente por Álava y Castilla la Vieja; el tercero, conducido por al-Walid, otro de los hermanos del emir, recobró el castillo de Alquería. Los ataques, más o menos periódicos, contra el reino astur siguieron produciéndose año tras año, aunque con resultados diversos. A partir del 840, Abd al-Rahman delegará en su hijo al- Mutarrif y no volverá a dirigir un cuerpo expedicionario pues la derrota en Galicia le llenó de estupor.
En el año 841, Abd al-Rahman II puso su atención en los condados catalanes. Tropas al mando de Walid Ben Yazid entraron en Cataluña, corrieron por tierras de Ausona, atravesaron los Pirineos orientales, asolaron Cerdeña y llegaron hasta las proximidades de Narbona, de donde retornaron victoriosos.
Al año siguiente, en 842, moría Alfonso II y le sucedía su hijo, Ramiro I.
En el año 846, el sucesor de Abd al-Rahman II, el príncipe Muhammad, puso sitio a la ciudad de León y, aunque no logró derribar sus murallas a pesar de llevar máquinas de guerra, la saqueó sin piedad y la incendió antes de retirarse. Por último, en el año 848, otro hijo del emir, al-Mundhir, llevó a acabo otro ataque contra Álava que fracasó estrepitosamente.
La Rebelión de Mérida.
Mérida era una ciudad compuesta por una mayoría muladíes, junto a una proporción buena de mozárabes, siempre dispuestos a levantarse contra el poder central de Córdoba. Por motivos de proximidad, los contactos con el reino asturiano eran frencuentes y, se cree que , en sus últimos años, Alfonso II alentó la rebelión de la población de Mérida, e incluso que también Ludovico Pío les envió mensajes de apoyo y ánimo.
Por dos veces hubo de sitiar la ciudad y sólo en 830 logró que se le entregaran rehenes y colocar al frente de esta ciudad a un gobernador leal.
El muladí Sulayman ben Martín y el beréber Mahmud ben Abd al Chabbar, los dos rebeldes provocadores de la rebelión, huyeron emprendiendo caminos distintos. El primero, se estableció en el castillo de Santa Cruz de la Sierra, pero fue derrotado y muerto. El segundo, fue desalojado de la ciudad de Faro en 838 por el ejército emiral y decidió pasar a Galicia. Pidió audiencia al rey Alfonso II y éste accedió a darle confianza nombrandolo auxiliar del rey. Sin embargo, al final de su vida sintió remordimiento y escribió al emir Abd al-Rahman II pidiéndole perdón por su conducta. El rey asturiano ofendido, fue en su persecución hasta el feudo que le había concedido el mismo. Fue apresado y muerto en mayo de 840. Toda su familia fue llevada a Galicia. Su herman, famosa por su belleza, se convirtió al cristianismo y se casó con un noble gallego con el que tuvo un hijo. Si lo que dice Ibn Hayyan e cierto, este hijo llegó a ser obispo de Santiago de Compostela.