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sábado, 1 de diciembre de 2012

ESTETICA FEMENINA EN AL-ANDALUS.

   En una sociedad en la que existía una gran variedad racial y abundaban las esclavas venidas de distintas partes del mundo, el ideal estético cambiaba en función de factores socio-económicos. Es lícito preguntarse qué tipo de mujer resultaba más erótica, qué esfuerzos realizaban para llegar a alcanzar la belleza vigente en al-Andalus, qué imagen era la más atractiva, cual maquillaje, cómo se eran los peinados y cómo se cuidaban el cuerpo.
   Tres eran los principales tipos raciales existentes en al-Andalus lo que daba un esplendor a las mujeres: la mujer rubia esclava procedente del norte, la mujer morena autóctona y la esclava negra africana.
Los gobernantes preferían , en algunas épocas, las mujeres rubias de ojos claros. Debido a esta preferencia,  casi todos los miembros de la familia omeya de los siglos X y XI eran rubios o pelirrojos porque tenían madres de origen vasco o gallego, entre ellos los famosos califas Abd al-Rahman III y al-Hakam II. También sufrieron esta inclinación algunos califas almohades, así por ejemplo, el tercer califa de esta dinastía,  Ya´qub al-Mansur, tuvo como concubina a una esclava cristian llamada Zahar ( Flor ), probablemente rubia, pues fue la madre del califa al-Nasir, un hombre rubio con los ojos azules cuyos rasgos no pudo herdar de al-Mansur, que era muy moreno y tenía los ojos grandes y negros. A su vez al-Nasir tuvo otra concubina cristiana llamada Qamar ( Luna ), su nombre puede indicar que debía ser, sino rubia, al menos una mujer muy blanca de piel... aunque el gusto de estos califas no era compartido por el común de la población a juzgar por los siguientes versos.

" Me la afean porque tiene rubio el cabello y yo les digo:
Esa es su belleza, a mi juicio.
Yerran quienes vituperan el color de la luz y del oro,
por una necia opinión, del todo falsa.
¿ Censurará alguien el color del narciso fragante, o el
color de las estrellas que vibran de lejos ?
Sólo las criaturas de Dios más alejadas de toda ciencia
prefieren los cuerpos negros, de color carbón;
negro es el color de los moradores del infierno,
negro es el vestido de los que lloran
por haber perdido un hijo y están de luto ".

   De estos versos de Ibn Hazm se puede llegar a la conclusión de que el gusto por las morenas o negras era considerado como algo vulgar y propio de gentes poco cultivadas. Aunque no todos opinaban igual pues personajes famosos estuvieron enamorados de esclavas negras. Entre ellos el poeta Ibn Zaydun, amante de la princesa Wallada, quién, despechada porque el poeta mantenía relación con una de sus propias esclavas negras, le dirigió esta invectiva:

 " Si tú fueras, en amor, justo con nuestra amistad,
no amarías a mi sirvienta negra
y no la escogerías con preferencia.
Has abandonado la rama que da fruto bella
y te has inclinado por la que no da fruto.
Sabes que soy una luna y sin embargo
te has enamorado de Júpiter. "

Pese a todo, mujeres negras y rubias eran dos tipos exóticos en al-Andalus. La mujer que realmente despertaba la sensualidad masculina era la mujer mediterránea. Los poetas la han descrito como una mujer blanca y morena de pelo. Este contraste es el más alabado, un rostro blanco como la luna o como las perlas, enmarcado por un pelo negro como la noche. A juego, debía haber unos hermosos y grandes ojos negros como los de una gacela. Este perfil femenino no es un tópico literario, constatado está que las mujeres más atractivas encajaban en él y se sabe gracias al almotacén malagueño al-Saqati que , en su tratado de hisba, advierte contra los vendedores de esclavos que utilizan cosas para embellecer y mejorar a las mujeres. Así, el pelo lo ennegrecían con aceite de mirto y nogalina de cáscaras de nueces frescas con anémona coronaria y se lavaba con una decocción de mirobálano. Para dar blancura a la cara, usaban una crema a base de habas, badea y leche; mientras que para oscurecer los ojos usaban agua de cáscara de granada dulce.

EL CUERPO IDEAL.

   Ibn Hazn relata en su " Collar de la paloma " que a los andalusíes les gustaban las mujeres anchas de caderas pero de talle estrecho cuyos andares eran lentos y bamboleantes. Cantidad de poetas alabaron a las mujeres con estas características. Numerosos poemas dan a conocer la cintura femenina comparada con una  rama y las nalgas y las caderas con una duna de arena siguiendo los viejos modelos de la poesía preislámica.
Parece que los senos no gustaba demasiado grandes. El medico Arib b. Said sugirió una receta para que las mama no crecieran en demasía y que debía aplicarse en la adolescencia:

 " Para impedir que los senos sean excesivamente grandes se les untarán los senos con escoria de hierro y aceite de rosas, se machacará comino, y se amasará con agua y se colocará en unas vendas con todo ello. También se le cubrirán con trozos de lino sumergidos en vinagre y se vendarán durante tres dias, después se le quitará la venda y se macharán bulbos de lirios blancos con vinagre y agua y se vendará con esto tambien durante tres veces seguidas al mes. Se machacarán dos piedras de amolar con un poco de vinagre con lo antes descrito sobre los pechos cada día y será efectivo "

Trabajo de :
Maria Dolores Rosado Llamas. Doctora en Historia Medieval.