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miércoles, 30 de octubre de 2013

Abd al-Rahman " Sanchuelo ".

   A la muerte de Abd al-Malik, su hermano, Abd al-Rahman " Sanchuelo " se aferró al poder en Córdoba. Muy poco duró esta "regencia " del tercer amiri, tras la que se desencadenó una crisis política sin precedentes en al-Andalus. Duraría veinte años y produciría la caída definitiva del califato omyeya en Occidente. Estalló la guerra civil que se extendió hasta a las regiones más remotas de las Marcas. La sangre corrió a raudales, en una época de caos y de anarquía. La fitna, que es como designa en árabe la revolución andaluza de los inicios del siglo XI, destrozó al país y ya jamás volvería a recuperarse por completo.
   Sanchuelo nacido entre 983 y 986, era hijo de ibn Abi Amir al-Mansur, el Almanzor de las crónicas, y Abda, nombre árabe que adoptó una de las esposas del caudillo amirí, hija de Sancho Garcés II de Pamplona y Urraca Fernández. Se dice que el parecido físico con su abuelo hizo que le denominaran Sanchuelo.
Era todavía muy joven, quizás unos 25 años, cuando decide que será el sucesor de su hermano. Almanzor sabía muy bien cómo era su hijo y nunca se hizo demasiadas ilusiones sobre sus aptitudes y sus capacidades. Era un ser mediocre y, como todos los mediocres, vanidoso y dado a la vida desordenada. Sin embargo, Hisham II y Sanchuelo parecían tener muchas cosas en común, y de hecho se entendían de
maravilla. Ambos eran de madres vasconas y esto parecía que era un nexo de unión entre ellos. Les gustaba divertirse juntos, en fiestas en las que se bebía en abundancia, entre danzantes, bufones e invertidos, y que duraban, a veces, días y noches enteras. Esta actitud disgustaba enormemente al pueblo que, además, cada día se sorprendía con las insólitas iniciativas del nuevo mandatario. Pero la mayor de estas sorpresas llegó cuando Hisham II, en un acta que contaba con todos los requisitos legales, designaba heredero del reino de al-Andalus a Sanchuelo.
   Ni Almanzor ni Abd al-Malik jamás se hubieran atrevido a tanto. Claro que la inteligencia política de ambos les había puesto en sobreaviso que, una medida así, podría muy bien soliviantar a toda la población musulmana que los respetaba. Sanchuelo carecía de ese talento, pero se aseguró el concurso de dos altos personajes del Estado que, hacía tiempo, estaban, de manera incondicional, al lado de los amiríes: el gran visir de la capital y el secretario oficial.
   Hisham II no tenía hijos que pudieran sucederle, pero parece que esta petición de Sanchuelo le causó tanto estupor como molestia, pero los alfaquíes, previamente comprados y elegidos cuidadosamente para que fuesen proclivea a los deseos de Sanchuelo, lograron disipar los escrúpulos del califa con respecto a una decisión tan grave para el porvenir de la dinastía omeya. Se redactó un acta de investidura y se leyó, solemnemente, en la sala de honor del Alcázar cordobés, siendo firmada por todos los dignatarios presentes.
   El decreto califal dice que deseando el califa despejar la incógnita de su sucesión, dando así tranquilidad a su pueblo, ha elegido a Abd al-Rahman Sanchuelo porque no encuentra a nadie tan digno como él para ocupar tan alto puesto. Su espíritu, que ha procedido a esta elección libremente, basándose en la inspiración divina, no le ha permitido elegir entre sus parientes marwaníes.
   Pero esta extraña elección no fue ratificada por el pueblo. Los descendientes de Abd al-Rahman III, que eran muchos, alimentaron el malestar que ya bullía en la población, esperando el momento oportuno para dar un golpe de Estado. Llegados a este punto, Sanchuelo hubiera podido obrar con discreción, intentando congraciarse con los descontentos, pero hacía todo lo contrario, con medidas ridículas, absurdas, preludio de la catastrófica situación que se avecinaba.
   La ocasión esperaba por los que se oponían a Sanchuelo y a la designación de Hisham no tardó en presentarse. Además, en la España cristiana se estaba al cabo de la calle de lo que sucedía en Córdoba, y Sancho García, el conde de Castilla, no ocultaba su desprecio por Sanchuelo, al que consideraba un verdadero inútil, según había podido comprobar personalmente. En pleno invierno, cuando los caminos estaban intransitables por las lluvias y el lodo, decidió Sanchuelo ponerse en campaña contra los cristianos, a pesar de las advertencias de los oficiales eslavos que tenían pruebas de que en Córdoba se preparaba alguna sublevación.

al-Andalus....libro de Concha Masiá.

lunes, 28 de octubre de 2013

Poetas andaluces de al andalus.

Al Yaziri (950-1000)
ABU MARWAN ABD AL MALIK IBN IDRIS AL JAWLANI AL YAZIRI nació en Algeciras (Cádiz) entre el año 950 y el año 960.
Los datos que se conservan acerca de su vida y que nos proporcionan las fuentes conocidas son realmente escasos. La vida del poeta debió transcurrir al servicio de Al Mansur, siendo uno de sus asiduos contertulios al que su innata facilidad para improvisar versos le proporcionaría sustanciosos regalos e incluso la obtención de altos cargos públicos. Así habría de alcanzar el puesto perfecto de policía, también durante un cierto tiempo estuvo al frente de la cancillería, si bien por ciertas irregularidades o negligencias en el desempeño de su cargo fue desposeído en él temporalmente, pues a la muerte de Al Mansur y ya bajo la autoridad de Al Muzaffar, volverá a encargarse de ella hasta su muerte.
No estuvo su vida exenta de graves desgracias personales, ya que estuvo en prisión en dos ocasiones, una en la cárcel subterránea de Al Zahyra, y otra en Tortosa; aunque la duración de sus encarcelamientos no debió ser muy larga, pues parece ser que Al Mansur era bastante condescendiente con él, al menos, eso parece apreciarse viendo la actitud con que acoge sus súplicas de perdón y arrepentimiento. Mas esta benignidad no se mantuvo al resultar complicado en la conspiración dirigida a acabar con el influyente visir de Al Muzaffar. Esta conspiración puede ayudarnos a aclarar el trágico fin del poeta.
Su producción poética se halla vinculada íntimamente a las circunstancias vitales que le tocaron en suerte, y de ahí que se puedan distinguir en ella aquellos poemas que compuso en su época de secretario de corte, cuando llevaba una vida sosegada e influyente, de aquellos otros que nacieron de sus reflexiones de hombre encarcelado y abandonado de todos, y en los que se nota acompañado por la amargura y la desesperanza.
Pero el género en el que auténticamente destacó Al Yaziri y del que fue uno de los principales cultivadores en Al Andalus, es el que se llamaría panegírico floral. Son composiciones de gran belleza y en ellas se ven armonizadas con gran ingenio los tópicos en los que cae la poesía floral con harta frecuencia.
Murió asesinado en la cárcel subterránea de Madina Al Zahyra en 1000

Ibn Said Al Magribi (1214-1286)
ABU AL HASAN ALI IBN MUSA IBN MUHAMMAD IBN ABD AL MALIK IBN SAID AL MAGRIBI, nació en el Castillo de Calat Yahçob (Alcalá la Real) provincia de Jaén en 1214. Poeta, gramático, historiador y geógrafo. 
Debido a los cambios políticos y la reforma magrebí con respecto al Islam y la conquista castellana de gran parte del Valle del Guadalquivir, se inicia un importante período de decadencia en los territorios andaluces invadidos, lo que no sería obstáculo suficiente para que en el sedimento cultural andalusí brotaran personalidades como la del poeta e historiador Ibn Said Al Magrebí. 
Trasladado muy joven a Sevilla por consejo de su padre para que estudiase allí, se dedicó con preferencia al estudio del lenguaje, al cultivo de la poesía y al estudio histórico. 
Emprendió a la edad de veintinueve años una larga peregrinación que le llevaría a conocer casi todos los países ribereños del Mediterráneo y del Golfo Pérsico, en el transcurso del cual conoció buen número de sabios y leyó y estudió en muchísimas bibliotecas. La nostalgia de su patria andaluza, durante su estancia en Egipto, le inspiró una de sus poesías más interesantes. 
En el año 1286 habiendo realizado su peregrinación oficial a La Meca, murió en Damasco, cuando se disponía a regresar a Occidente.
 
Según algunos, su obra alcanza la cifra de cuatrocientos libros, de entre ellos vamos a destacar: el Libro de la Esfera de la Literatura, que comprende las bellezas de la lengua de los árabes, que es su obra capital y se halla dividida en dos partes bien diferenciadas: una, la titulada El que habla bien acerca de las Bellezas de Occidente, más conocida por el Mugrib –de aquí el nombre de nuestro autor-, que constaba de quince volúmenes, estando los tomos X y XI dedicados por Ibn Said a tratar la geografía de la península, haciendo mención de los personajes andalusíes más célebres, como de los reinados de algunos omeyas. La segunda parte se titula Libro o Brillante acerca de las Bellezas de Oriente. 
Hay que hacer mención especial de sus obras geográficas: Extensión de la Tierra en su longitud y latitud, que es una recopilación de la geografía de Ptolomeo, y Descripción geográfica del orbe. Ambas se encuentran en la Biblioteca Bodleina de Oxford. Escribió además un gran número de libros y composiciones poéticas, de carácter romántico y sensual Es digno también de destacar el Libro de las Banderas de los Campeones y de los Estandartes de los Selectos (Kitâb râyât al-mubarrizîn wa-gâyât al-mumayyazîn), que se trata de una antología poética para uso privado, que el autor recopiló en 1243 en el increíble espacio de diez días. Es un extracto de su obra el Mugrib, en cuya redacción intervinieron varios miembros de su familia. 
Ibn Said fue uno de los autores más fecundos de la literatura andalusí, abarcando numerosas facetas culturales. Ibn Al Jatib, exaltando sus méritos, le llama: “…centro del collar de su casa, ciencia de su gente y perla de su pueblo; literato ilustre, viajero infatigable, investigador erudito de las públicas bibliotecas, historiador diligentísimo y digno de admiración”

Mohammed Ibn Al Hassan Ibn Abd Allah Ibn Mudchak Al Zobaida(928-989)
MOHAMMED IBN AL HASSÁN IBN ABD ALLAH IBN MUDCHAK AL ZOBAIDA nació en Ishbiliya (Sevilla) en 928. 
Educado en Qurtuba (Córdoba) desde muy joven, vivió bajo el mecenazgo de Alhakam II. Es considerado uno de los mejores poetas de su tiempo. 
Al-Zobaida llegó a ser muy estimado en la corte y nombrado tutor del futuro Hisham II, juez de Qurtuba (Córdoba) y jefe de policía. Consideraba la lengua árabe como "la más agradable de habla, la más exacta en su estructura, la más clara en sentido y expresión y la más rica en las diversas ramas del saber". 
Fue un magnífico lexicógrafo, gramático, poeta y jurista; Compuso versos de caracteres religiosos y eróticos, y también realizó obras en prosa. Autor de varias obras, quizá escritas por orden de su mecenas Al Hakam II, entre las que destacan “El velo roto del impío”, “Libro revelador de la gramática árabe”, “Compendio del Kitab Al `Ayn de Al Jalil”, “Lahn Al'awwam” (De las faltas del lenguaje del vulgo) que habla sobre los errores de habla y escritura de los andaluces del siglo X, sobre todo los habitantes de Qurtuba (Córdoba), y que el autor trata de corregir utilizando pasajes del Corán, proverbios, poemas y dichos árabes. 
También cabe destacar una gramática titulada “Al Wádlh” (El claro), un trabajo sobre las derivaciones y explicaciones de partes del Kitab de Sibawayhy, “Categorías de gramáticos y lexicógrafos”, obra que tiene una gran importancia histórica, ya que incluye una relación de filólogos orientales y occidentales desde el siglo VI hasta si tiempo, lo que la hace un documento indispensable para los estudios filológicos de esta lengua. 
Su obra fue seguida por numerosos discípulos. 
Murió en Ishbiliya (Sevilla) en 989.


viernes, 25 de octubre de 2013

Bermudo II de LEON.

Bermudo II (o Vermudo II) de León, apodado «el Gotoso» (entre 948 y 9531 –septiembre de 999), fue Rey de León desde 985 hasta su muerte. Previamente, fue proclamado rey en 981 por un grupo de nobles gallegos y portugueses sublevados contra Ramiro III de León y coronado como tal en Santiago de Compostela en 982. Desde entonces estuvo en guerra con Ramiro III, ejerciendo el dominio efectivo sobre Galicia y Portugal. Con la muerte de Ramiro en 985, Bermudo II quedó como único soberano sobre todo en el reino de León.

Nacimiento y juventud
Los orígenes familiares del rey Bermudo han sido objeto de diversas investigaciones que han llegado a distintas conclusiones, especialmente sobre la identidad de su madre. Por los documentos de su época y las crónicas históricas, es seguro que el padre de Bermudo era un rey llamado Ordoño y existe unanimidad entre los historiadores a la hora de identificar a este monarca con Ordoño III. Además, en una donación hecha por Bermudo II a un monasterio de Sanabria se lee: Quam auus noster domnus Ranemirus concessit Sancte Marie de Taulo. El rey llama auus a Ramiro. Auus puede significar abuelo o antepasado, pero, teniendo en cuenta que en tiempos de Ramiro I aquellas tierras aún no habían sido repobladas, el rey al que se alude en la donación no puede ser otro que Ramiro II, padre de Ordoño III y, por tanto, abuelo de Bermudo II.

En cuanto a la madre, existen diversas teorías. Pelayo, obispo de Oviedo afirmaba que era hijo de una segunda mujer de Ordoño III llamada Elvira. El problema reside en que no hay pruebas de que el monarca se separara en algún momento de su esposa Urraca Fernández. Urraca aparece junto a Ordoño III en todos los documentos desde el comienzo del reinado en 951 hasta la muerte del rey en 956. A pesar de no estar de acuerdo con la pretendida maternidad de Elvira propuesta por el obispo Pelayo, Claudio Sánchez-Albornoz aceptó la posibilidad que Bermudo pudo haber sido hijo ilegítimo de Ordoño III. Justo Pérez de Urbel sorprendido por las parcas noticias sobre la filiación de Bermudo en la Crónica de Sampiro en la cual consta solamente que: mortuo Ramiro, Veremudus Ordonii filius, ingressus est Legionem et accepit regnum pacifice, sugirió que su madre pudo haber sido Gontrodo o Aragonta Peláez, hija de Pelayo González (hijo de Gonzalo Betótez y Teresa Eriz) y de Ermesinda Gutiérrez ya que en un diploma fechado el 5 de enero de 999, Bermudo llama avus (abuelos, antepasados) a Gonzalo y a Teresa. El profesor Emilio Sáez Sánchez, sin embargo, consideró el diploma una falsificación (lo cual desmiente Pérez de Urbel) y opina que Bermudo fue hijo de la reina Urraca Fernández, opinión compartida por Gonzalo Martínez Diez.3

Aunque se desconoce el lugar exacto de su nacimiento, se supone que pudo haber nacido cerca de Carracedelo, en la comarca de El Bierzo, al oeste de la provincia de León y pasar allí sus años de juventud.Se le ha llamado, por ello, el rey berciano.

Coronación y guerra civil
Desde el año 966 reinaba en León Ramiro III, hijo de Sancho I y sobrino de Ordoño III. El rey de León era, por tanto, primo hermano de Bermudo.

El desafecto que los nobles gallegos y portugueses tenían hacia Sancho I no menguó con la llegada al trono de su hijo Ramiro III. Este sentimiento no hizo más que aumentar con las incursiones vikingas en tierras gallegas del año 968, la grave derrota ante los sarracenos en San Esteban de Gormaz en 975 y las devastadoras aceifas de Almanzor que asolaron todo el reino de León desde finales de la década de 970. En 981 un grupo de nobles se rebeló contra Ramiro III y proclamó nuevo soberano a Bermudo. El 22 de diciembre, Bermudo ya aparece autotitulándose rey en una donación hecha a un monasterio de Guimarães.

Entre la primavera y el verano de 982, los partidarios de Bermudo ya se habían hecho con el control de Galicia. El 15 de octubre de 982 era coronado y ungido en Santiago de Compostela,5 actuando desde el primer momento como nuevo rey de León.

A principios de 983 el ejército de Ramiro III se enfrentó al de Bermudo en Portilla o Portela de Arenas, cerca de Antas de Ulla, en tierras gallegas. El resultado fue incierto, Bermudo permaneció en Galicia y Ramiro III volvió a León, centrándose en defender sus tierras de los ataques musulmanes. El reino de León quedó dividido en dos grandes zonas de influencia: el territorio galaico-portugués apoyaba a Bermudo, mientras Castilla y el territorio leonés propiamente dicho permanecían fieles a Ramiro.

Como muy tarde en la primavera de 984, las tierras del Cea y del condado de Saldaña reconocen a Bermudo como su rey.6 Aunque según el medievalista Justo Pérez de Urbel, García Fernández, conde de Castilla, se pasó al bando de Bermudo, el también medievalista Gonzalo Martínez Díezsostiene que Pérez de Urbel se basa en un documento apócrifo y que el conde castellano se mantuvo siempre fiel al rey Ramiro. La guerra entre ambos pretendientes no terminaría hasta que la muerte de Ramiro III en 985 dejó a Bermudo II como único soberano sobre todo el reino de León.

Reinado
Tras su proclamación tuvo que ponerse bajo la protección del Califato de Córdoba, ya que los empujes del Condado de Castilla y las rebeliones internas en el reino hacían prácticamente imposible que pudiese resolver tantos problemas él mismo. Como resultado, y aunque de resultas del protectorado logró recuperar Zamora, los ejércitos de Almanzor se quedaron en el Reino de León como fuerzas de ocupación y no logró expulsarlos, de forma violenta, hasta el 987.

Como consecuencia, Almanzor montó en cólera y destruyó Coímbra. Después avanzó sobre León, la sitió y la arrasó. Bermudo II se refugió entonces en Zamora, ciudad de la que tuvo que huir a Lugo tras la persecución a la que le sometió Almanzor, lo que causó la destrucción de ambas ciudades. No contento con esto, las tropas musulmanas
conquistaron Gormaz y Coruña del Conde (aún conocida como Clunia) (994), Astorga (996) y saquearon Castro Bergidum (El Bierzo) y Santiago de Compostela(997).

En el año 999 se agravó tanto la gota que padecía (de ahí su apodo) que le resultaba imposible cabalgar y tenía que ser transportado en una litera. Ese mismo año, un jueves del mes de septiembre, murió en el monasterio de Villabuena, El Bierzo, localizado en la provincia de León.

Sampiro fue su Notario y describe al monarca en términos elogiosos: «fue bastante prudente, confirmó las leyes dictadas por Wamba, mandó abrir y estudiar la colección canónica, amó la misericordia y el juicio y procuró reprobar el mal y escoger el bien». El monarca premió los servicios de Sampiro, donándole el 5 de septiembre de 998 varios bienes, entre ellos, el Monasterio de San Miguel de Almázcara en el Bierzo y la villa de Auctolupar (Altobar de la Encomienda), propiedades que habían sido confiscadas al magnate Gonzalo Bermúdez, que se había rebelado contra Bermudo II en el Castillo de Luna, apropiándose de las riquezas depositadas ahí por el rey para su custodia.

Cuando el obispo Pelayo, que le guardaba bastante rencor, reanudó la recopilación cronística, sustituyó esos elogios de Sampiro por descripciones más crueles (por ejemplo, el mote de gotoso con el que ha pasado a la historia).
A Bermudo lo describe Justo Pérez de Urbel como

...el pobre rey atormentado en la vida por la espada de Almanzor y en muerte por la pluma vengadora de un obispo.

Matrimonio y descendencia

Bermudo casó por primera vez antes de 981 con Velasquita de León, quien después de ser repudiada por el monarca entre 988 y 991, se retiró al Monasterio de San Pelayo donde era abadesa la reina viuda Teresa Ansúrez. Fueron padres de:

Cristina Bermúdez quien casó con el infante Ordoño Ramírez el Ciego, hijo de Ramiro III de León. Tras enviudar se retiró al Monasterio de Cornellana que había fundado y donde profesó como religiosa, probablemente recibiendo sepultura en dicho monasterio.
Después de repudiar a su primera esposa, Bermudo II contrajo matrimonio probablemente a finales de noviembre de 991 con Elvira García,10 hija del conde castellano García Fernández, con la que tuvo dos hijos:

Alfonso V de León (994-1028); quien sucedió a su padre en el trono.
Sancha Bermúdez, quien en 1038 sostuvo un pleito contra la sede lucense, confirmando el documento el conde Oveco Bermúdez, quien en 1042 donó la villa de Cauleo, la cual había sido del rey Bermudo II y repartida después de su muerte entre su hija Sancha y sus hermanos, a la sede de Lugo.
Teresa Bermúdez (fallecida el 25 de abril de 1039). Según el obispo Pelayo, Tarasiam post mortem patris sui dedit Adefonsus in coniugio, ipsa nolente, cuidam pagano regi toletano pro pace. Ibn Khaldoun observó que «en 993 Bermudo envió a su hija para Almanzor quien la hizo su esclava y después la emancipó y se casó con ella.» Así, de acuerdo con estos autores, Teresa fue entregada por su padre o por su hermano Alfonso a Almanzor, y después de ser liberada tras la muerte de este, regresó al reino de León donde profesó como religiosa en el Monasterio de San Pelayo de Oviedo en el que fue sepultada a su muerte. Los historiadores modernos dudan de la veracidad de estos acontecimientos y opinan que existe una confusión con una de las hijas del rey Sancho Garcés III de Pamplona llamada Urraca o Abda que fue dada por su padre en 983 a Almanzor ya que Teresa no nació hasta después de 991. La fecha de su muerte, el 25 de abril de 1039, viene dada en su epitafio que reza: Hic dilecta Deo recubans Tarasia Christo dicata proles Beremundi regis et Geloire reginae uel si obiit sub die vii kalendas magii feria IIII hora mediae noctis, era MLXXVII.
El rey Bermudo mantuvo relaciones extramatrimoniales con varias damas, algunas de alto linaje. Según la profesora Margarita Torres, el patrimonio gallego de algunos de los hijos de Bermudo pudiera deberse al linaje materno. Una de las amantes del rey, según la mencionada autora, pudo ser Elvira Pinióliz, esposa de Bermudo Vela, los padres del conde Oveco Bermúdez.

Los hijos tenidos fuera de matrimonio fueron:

Ordoño Bermúdez. Contrajo matrimonio con Fronilde Peláez, hija del conde Pelayo Rodríguez y la condesa Gotina Fernández. El infante Ordoño y su esposa fueron los progenitores de los Ordóñez gallegos.
Elvira Bermúdez, propietaria de ciertos bienes en Galicia, posiblemente heredados de su madre, además de otros recibidos de su progenitor y situados en el valle de Vidriales.
Bermudo Bermúdez.
Piniolo Bermúdez
Pelayo Bermúdez. Confirma venta hecha por el Monasterio de Sahagún el 21 de marzo de 1006 Pelagius, filius Ueremudi regis.

Sepultura

Recibió sepultura en el Monasterio de Santa María de Carracedo, originalmente llamado San Salvador de Carracedo, que había fundado el 27 de diciembre de 990, declarando al monasterio libre de toda potestad regia y mandando que su cuerpo fuera sepultado en él. Posteriormente, Fernando I y Sancha, trasladaron los restos hasta el Panteón de Reyes de San Isidoro de León, en la ciudad de León donde fueron colocados en un sepulcro de piedra del Panteón de Reyes de San Isidoro de León, en el que fue esculpido el siguiente epitafio:

H. R. REX VEREMVUDI ORDONII. ISTE IN FINE VITAE SUAE DIGNAM DEO POENITENTIAM OBTVLIT. ET IN PACE QUIEVIT. ERA MXXXVII14

Ramiro III , rey de León.

Ramiro III de León (961–Destriana, 26 de junio de 985). Rey de León (966–985). Hijo de Sancho I, a quien sucedió en el trono a los cinco años de edad. A su muerte, le sucedió su primo Bermudo II con quien llevaba en guerra por la Corona desde 981.

Después del asesinato de su padre Sancho I de León por parte de cierta nobleza gallega – entre el 15 de noviembre de 966, la data de su último diploma, y el primero expedido oor Ramiro III en Sahagún el 19 de diciembre del mismo año 1 – la regencia del reino quedó en manos de dos mujeres; su tía la infanta y monja Elvira Ramírez que hizo las veces de reina durante la minoría de edad del monarca, 2 y su madre la reina Teresa Ansúrez, que después de enviudar profesó en el Monasterio de San Pelayo de Oviedo donde llegó a ser abadesa.

Como rey, ratificó el tratado de paz con el califa Al-Hakam II y nombró lugarteniente suyo a San Rosendo que derrotó a los vikingos que desembarcaron en Galicia en 968.

En 975 tuvo que levantarse el asedio al castillo de San Esteban de Gormaz ante la llegada de refuerzos sarracenos. La grave derrota que supuso la retirada de las tropas leonesas, castellanas y navarras provocó una crisis política en León que llevó a la infanta Elvira a abandonar la regencia y dejarla en manos de la madre del rey.

En 976 murió Al-Hakam II dejando como heredero del califato a Hisham II, de tan sólo once años. De la mano del nuevo califa, llegó Almanzor, nombrado visir a los pocos días de la investidura de Hisham. Entre finales de la década de 970 y principios de la de 980, Almanzor lanzó la primera razia por tierras del reino de León. Zamora, Rueda, Atienza, Sepúlveda... caen en manos del caudillo musulmán.

La desafección de los nobles gallegos y portugueses hacia el rey de León, ya manifestada en tiempos de |Sancho I, padre de Ramiro III, no menguó con la mayoría de edad de éste. Un carácter difícil y las continuas derrotas sufridas de manos de los musulmanes no hicieron más que aumentar el desafecto. Finalmente, estos nobles se rebelaron contra Ramiro III y proclamaron nuevo rey a Bermudo Ordóñez en el año 981. Bermudo era, al parecer, hijo de Ordoño III de León y, por tanto, primo de Ramiro III. Entre la primavera y el verano de 982, los partidarios de Bermudo ya se habían hecho con el control de Galicia y el 15 de octubre (o el 13 de noviembre) era coronado en Santiago de Compostela. El reino de León quedó dividido en dos: el territorio leonés propiamente dicho y Castilla se mantuvieron fieles a Ramiro III, mientras que Galicia y Portugal se pusieron del lado de Bermudo.

A principios de 983 el ejército de Ramiro III se enfrentó al de Bermudo en Portilla o Portela de Arenas, cerca de Antas de Ulla, en tierras gallegas. El resultado fue incierto, Bermudo permaneció en Galicia y Ramiro III volvió a León, centrándose en defender el reino de los ataques musulmanes. Como muy tarde en la primavera de 984, las tierras del Cea y del condado de Saldaña reconocen a Bermudo como su rey. Aunque según el medievalista Justo Pérez de Urbel, García Fernández, conde de Castilla, se pasó al bando de Bermudo, el también medievalista Gonzalo Martínez Díez sostiene que Pérez de Urbel se basa en un documento apócrifo y que el conde castellano se mantuvo siempre fiel al rey Ramiro. La guerra entre ambos pretendientes no terminaría hasta que la muerte de Ramiro III en 985 dejara a Bermudo II como único soberano sobre todo el reino de León.


Muerte y sepultura

Falleció en Destriana, a unos 15 kilómetros sur de Astorga, el 26 de junio de 9857 y recibió sepultura en San Miguel, en la misma localidad.8 Dos siglos más tarde, el rey Fernando II de León ordenó trasladar el cadáver de Ramiro III desde la iglesia de San Miguel de Destriana hasta la Catedral de Astorga, en la que ya en el siglo XVI se había perdido el rastro de su tumba, a pesar de que sospechaban que bien pudiera ser una de las dos que había en la capilla mayor, y que se creía que contenían los restos de dos infantes.9

Durante el reinado de Alfonso V de León, los restos mortales del rey Ramiro III fueron trasladados a la iglesia de San Juan Bautista de León, que después pasó a llamarse Basílica de San Isidoro de León, y fueron colocados en un rincón de una de las capillas del lado del Evangelio, donde también yacían los restos de otros reyes, como Alfonso IV de León, y no en el Panteón de Reyes de San Isidoro de León.

Matrimonio

Contrajo matrimonio antes del 18 de octubre de 980, cuando aparece por primera vez en un documento fechado regnante rege Ranemiro una cum uxore sua Sanctia regina, con Sancha Gómez, hija de Gómez Díaz, conde de Saldaña, y de su esposa Muniadona Fernández, hija del conde de Castilla Fernán González,11 naciendo un hijo de este matrimonio:

Ordoño Ramírez el Ciego, esposo de Cristina Bermúdez, hija de Bermudo II de León y la reina Velasquita Ramírez, matrimonio que da origen al más importante linaje de Asturias del siglo XI.

martes, 22 de octubre de 2013

Los amiríes: Sucesores de Almanzor. Abd al-Mlik al-Muzaffar.

Abd al-Mlik   al-Muzaffar.

Tras la muerte de Almanzor, su sucesor fue su hijo predilecto, Abd al-Malik, que ya había dado pruebas de su buen hacer, tanto en las luchas contra los cristianos, como cuando fue virrey en tierra magrebíes. Se encontraba junto a su padre, cuando éste murió en Medinaceli y a él le transmitió su testamento político, dictado en plena lucidez. En este testamento, anima a su hijo a seguir el camino que él le ha trazado; le deja una hacienda próspera; la aristocracia ha sido relegada a un segundo plano, cuando no aniquilada, y ya no puede hacer uso de sus antiguas prerrogativas militares; los recursos del Estado no deben ser malgastados y los agentes fiscales vigilados muy de cerca. Almanzor aconseja a su heredero que cuide bien de Hisham II, especialmente de cara al exterior, pues nada tiene que temer de él, si le mantiene en su puesto y le hace sentirse como un califa ante él mismo y los demás,  ro que tenga cuidado con la camarilla  que le rodea que pueden utilizar el nombre del califa para sus manejos. Si no se sale de los términos de fidelidad jurada a Hisham, su posición sera siempre sólida. Por último le encarga que trate con benevolencia a su hermano Abd Al Rahman, más pequeño que él y peor dotado, y a todos los clientes en Córdoba como en las peligrosas fronteras con tierras cristianas.
Abd al-Mali no tenía la talla de su padre, pero poseía algunas de sus cualidades y fue un digno sucesor, al que su prematura muerte no permitió ir más allá. Respetó las instrucciones que le diera su progenitor, y tanto su celo religioso como su valor en el combate, le granjearon el respeto de sus súbditos.
Hisham II ratificó la sucesión de Abd al-Malik al frente del Estado. El califa sólo quería vivir tranquilo, y le entregó un decreto en el que le confería las mismas prerrogativas que a su padre. Este decreto fue leído desde el minarete de la mezquita mayor. Los que había tomado sus posiciones de oposición al nuevo regente, fueron desterrados a Ceuta y el traspaso de poderes, de padre a hijo, se realizó sin sobresaltos. Abd al-Malik parece que sintió agradecimiento hacia el califa por haber accedido tan pronto y tan bien a confirmarle como regente y le tratará mejor aún que su padre. Incluso a veces le invitará a fiestas en al-Zahira, pero eso sí, lo sacará del Alcázar, disfrazado y por calles desiertas para que no pueda mantener ningún contacto con su pueblo. El caso es tenerlo entretenido y que no piense en nada que tenga que ver con el gobierno o con el Estado. También tendrá buen cuidado Abd al-Malik en congraciarse con las mujeres de palacio, siempre inquietas y aburridas. Las príncesas se vuelven locas por los objetos originales, por productos exóticos, por las joyas de ensueño... y llevadas de este afán y de su credulidad, avispados mercaderes y anticuarios sin escrúpulos, les venderán planchas de madera del arca de Noé y otros elementos igual de falsos y sorprendentes. Y el nuevo regente no escatimará recursos, salidos de las arcas del Estado, para que satisfagan todos los caprichos.
 
 De todas formas, nunca se vio en Córdoba un lujo más desenfrenado. Se vivía el presente como si se presagiara que ese " estado de bienestar " no iba a ser duradero. Cualquier actividad que tuviera que ver con mercancías elegantes y costosas, nunca se había visto favorecida con tan numerosa clientela. El propio Abd al-Malik hacía alarde de una ostentación, en el vestido y en las joyas, que admiraba y sorprendía. Pero hay que reconocer que a pesar de estos alardes, el hijo de Almanzor también sabe acercarse, en un gesto de humildad, a los eremitas, a los cárceles para conocer su funcionamiento y que los presos no cumplan más pena que a la que han sido condenados. Al igual que su padre, se preocupará de los literatos, poetas, astrólogos, y jugadores profesionales de ajedrez, que se mueven en su entorno, reciban pagas y gratificaciones. Con todo, Abd al-Malik, es y se siente un soldado, y en ningún lugar está tan a gusto como rodeado de sus tropas, de sus oficiales con los que, con frecuencia, se entrega, con demasiada pasión, a los placeres del vino. Aunque todos conocían este defecto, grave en un musulmán, todos callan, pues al llegar al poder, Abd al-Mali, ha reducido en una sexta parte el total de las contribuciones del pueblo.
   A su lado, la personalidad del hermano, Abda al-Rahman, queda bastante desdibujada, así como su papel en la corte. Entre el alto personal del Estado, los dos primeros son el esclavo Tarafa  el visir Ibn al-Qatta. Otro de sus protegidos será Isa ben Sa´id, en el que confiaba tanto que hasta llegó a otorgarle la mano de una de sus hermanas, pero todos participarían en conjuras contra aquel al que debían buena parte de su fortuna.
   Ibn al-Qatta se dio cuenta de que Abd al-Malik no tenía el carácter de su padre y decidió tomar sus propias decisiones. Molestó a los eslavos e intentó introducir en los cuadros del ejército a clientes árabes. Isa, por su parte, tramó un complt para asesinar, de una sola tacada, a Hisham y a Abd al-Malik, para colocar en su lugar a un nieto de Abd al-Rahman III. El regente no dio crédito a las denuncias que recibió hasta que su propia madre le puso en alerta. No tuvo tiempo para concretar sus planes, pues fue apresado y muerto en el propio palacio ante Abd al-Malik. En cuanto al pretendiente fue encarcelado, tres días después, y murió en la cárcel, no se sabe si estrangulado o de inanición.
   Poco después de estos hechos, Abd al-Malik volvió de una expedición victoriosa contra la plaza de Clunia, y obtuvo el permiso de Hisham para usar el titulo de al-Muzaffar,  " el Triunfador ", por el que los historiadores árabes le nombrarán casi siempre. Pero poco tiempo iba a disfrutar de este título honorífico. Comenzó a sufrir una enfermedad en el pecho que lo mató en un año, cuando salía para una campaña invernal contra Sancho García. Murió junto al convento cristiano de Guadalmellato, el 20 de octubre de 1008. Algunos cronistas apuntan,  y según Levi Provençal puede que acierten, que el segundo hijo de Almanzor, Abd al-Rahman Sanchuelo puedo tener algo que ver en la muerte prematura de su hermano, que dejó este mundo con sólo 33 años. Lo cierto es que , tras la muerte de al-Muzaffar, se iba a desencadenar la terrible época de la fitna, mientras que comenzaba la agonía del califato andalusí.
   Abd al-Malik supo mantener la hegemonía militar de Córdoba frente a los reinos cristianos, todavía sumidos en luchas intestinas, e incapaces de hacer frente , unidos, a su tradicional enemigo musulmán. Castigará a aquellos que rompan las treguas firmadas, como en el caso del conde franco de Barcelona, pero se avendrá a nuevos pactos en el conde castellano Sancho García.
   También intervendrá como árbitro en la querella del conde Sancho García con el conde gallego Menendo González, tutor del rey leonés Alfonso V. La madre del pequeño era hermana del conde castellano y éste quería quitar de en medio al gallego y ejercer él mismo la regencia del reino de León. Abd al-Malik les envió al juez de los mozárabes de Córdoba que se pronunció a favor del Menendo González que conservará la tutela del joven hasta su asesinato en 1008.
   Sancho, molesto con el fallo del juez, rompió la tregua con al-Andalus, pero no tardó en darse cuenta de su error y en ofrecerse a colaborar en las campañas de Abd al-Malik, si bien el conde castellano firmaba tantas treguas como prisa se daba en romperlas , y al-Muzaffar tuvo que combatirle en varias ocasiones, con suerte diversa.
   En el año 1006, estando el regente en Medinaceli, recibió a un embajador bizantino que traía un mensaje del emperador Basilio II, y que parece que llevaba con él a cierto número de marinos andaluces, apresados en las costas de Cerdeña y Córcega, mientras ejercían la piratería. Posiblemente se tratase de un intercambio de cautivos, pero fue y a la última vez que un embajador bizantino se presentó en la Península Ibérica ante un jefe del Estado musulmán.

Libro al-Andalus de Concha Masiá.

viernes, 18 de octubre de 2013

La muerte de Almanzor y la leyenda de Calatañazor.


   Por aquel entonces, Almanzor tenía más de sesenta años. El peso de la edad le afligía cada vez más, teniendo en cuenta el tipo de vida que llevaba, siempre alerta, siempre al frente de sus tropas... Estaba enfermo, pero la naturaleza de ese mal es desconocida, pues ninguno de sus biógrafos habla de él. El imbatible caudillo musulmán veía que su fin estaba cerca y multiplicaba sus actos de piedad. Una leyenda dice que, a petición suya, sus hijas le hijas le cortasen la mortaja con la que había de bajar al sepulcro, y que la tela para esta mortaja la hizo comprar con el dinero lícito que le proporcionaban sus fincas. Guardaba el polvo que se acumulaba sobre los vestidos que usaba en la guerra santa, para que con él se cubriera su sepultura. De regreso hacia Medinaceli, se puso peor. No podía cabalgar y hubo que transportarlo en litera, durante dos semanas, en un viaje enormemente fatigoso. Expiró a los pocos días de su llegada a Medinaceli, en la noche del 10 al 11 de agosto de 1002. Su deseo expreso fue que le enterrasen en el patio del Alcázar de Medinaceli. Una estela anónima, en la que se grabaron dos escuetos versos, daba cuenta de que allí descansaba el guerrero de la fe y el defensor de las fronteras del Islam.
   La muerte de Almanzor fue recibida con general regocijo en el campo cristiano. Algunos historiadores cristianos, como Lucas de Tuy y Rodrigo de Toledo, en el siglo XIII fueron los primeros en consignar que la muerte de su eterno enemigo se produjo como resultado de una derrota padecida por el caudillo musulmán en Calatañazor, una aldea de la provincia de Soria, situada en el camino entre esta última ciudad y San Esteban de Gormaz. Sin embargo, ni el monje de Sílos ni Pelayo de Oviedo dicen una sola palabra sobre esta supuesta batalla, ni sobre  una supuesta coalición de fuerzas cristianas que le salieran al paso a su regreso del saqueo de Santiago. Ni Dozy ni el gran Menéndez Pidal dan a ese relato ningún viso de realidad histórica. Tal vez esta leyenda pudiera basarse en la casi derrota que estuvo a punto de sufrir Almanzor en Cervera. Calatañazor sólo está separado de Cervera por unos 60 km y es muy posible que las fuerzas musulmanas, de regreso a Medinaceli, pasasen por dicha aldea. También, aunque los  cristianos fueron derrotados, por primera vez, había hecho flaquear a las tropas de Almanzor y, también por primera vez, reyes, condes, señores y pueblos cristianos, abandonado sus diferencias, habían hecho un frente común contra los musulmanes, por lo que, con el paso del tiempo, estos hechos se fueron amplificando en el recuero de la epopeya cristiana.

Libro Al-Andalus de Concha Masiá.

La batalla de Calatañazor fue una supuesta batalla que habría tenido lugar en esta localidad soriana enjulio del año 1002. En ella parece que Almanzor se vio obligado a huir tras luchar contra los ejércitos cristianos coaligados de Castilla (conde Sancho García), León (Alfonso V) y Navarra (Sancho III el Mayor). Sin embargo, la mayoría de los historiadores actuales consideran dicha batalla más un mito que un hecho real, probablemente creado para compensar el sentimiento de inferioridad que las continuas victorias de Almanzor produjeron en los reinos cristianos.
De entre las fuentes cristianas, el cronista Lucas de Tuy fue el primero en narrar el encuentro de Calatañazor. Según él, después de una campaña contra Galicia, Almanzor se adentró en Castilla, saliendo a su encuentro el rey de León Alfonso V (y no Vermudo II, como apunta el cronista). Continúa:
e en el lugar que se dize Calatanasor muchos millares de Sarrazines cayeron, et si la noche non cerrara el día, ese Almançor fuera preso. Enpero, en esse dia non fue vençido, mas de noche tomó fuyda con los suyos.
Cuando el sol apuntaba un nuevo amanecer, el rey leonés ordenó a los suyos que atacasen el campamento amirí, pero los cordobeses habían desaparecido, y todo el botín que capturaron se reducía a las tiendas de campaña y diversos enseres de escaso valor. Añade el obispo historiador que en la persecución de los mahometanos jugó un papel significante el conde García Fernández de Castilla (que llevaba siete años muerto, y en realidad fue su hijo Sancho García).
El prelado incorpora además el germen de una mítica leyenda, señalando que el día de la batalla, un extraño personaje, que identifica con un pescador, lloraba gimiendo, a veces en árabe, otras en lengua romance, diciendo: en Calatañazor perdió Almanzor el tambor. Para el cronista, este espejismo era el diablo que llorava la cayda de los moros.
En cualquier caso, Almanzor se negó a comer o beber, muriendo al llegar a la ciudad de Medinaceli. LaHistoria silense sentencia:
Pero, al fin, la divina piedad se compadeció de tanta ruina y permitió alzar cabeza a los cristianos, pues pasados doce años Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los infiernos.
Rodrigo Jiménez de Rada y la Estoria de España de Alfonso X ofrecen una versión idéntica de los hechos, con la excepción del espectro que anuncia el próximo final de Almanzor se aparece en Córdoba.
Con respecto a las fuentes mahometanas, la versión más completa es la proporcionada por al-Maqqari, autor del s. XVII que recopiló a numerosos historiadores medievales. Según éste, a comienzos de 1002, Almanzor se preparó, siguiendo su costumbre anual, para romper la frontera cristiana, dirigiendo sus ataques hacia Castilla. El arabista Lévi-Provençal apunta como uno de sus objetivos el monasterio de San Millán de la Cogolla, que fue arrasado. Siempre según el cronista, Almanzor ordenó que se sumara a su hueste un considerable contingente de tropas norteafricanas con las que se encontró, según lo acordado, en Toledo. Desde allí partieron hacia la ribera del Duero, en cuyas proximidades causó estragos y cuyas tierras devastó.
Desde allí, remontó el curso del río para penetrar ya directamente en los dominios del conde de Castilla. Mas un enorme ejército cristiano le sorprendió acampado cerca del castillo llamado de las Águilas (Calatañazor). Almanzor atacó esta hueste a la cabeza de sus propias tropas y fue derrotado, con grandes pérdidas.
De regreso de esta expedición, se sintió enfermo (quizá de una herida recibida en combate), pero continuó haciendo la guerra a los infieles y devastando su territorio hasta que la dolencia se complicó de tal manera que tuvo que ser transportado en una litera, sobre suaves cojines y cubierto por un baldaquino y cortinas que le protegían de la vista de su ejército. En tal estado llegó a Medinaceli. Allí los médicos analizaron la naturaleza de su mal, pero, incapaces de ponerse de acuerdo en un diagnóstico y menos en el tratamiento oportuno, la enfermedad se agravó lo suficiente para provocarle finalmente la muerte.
Sintiéndose morir, el caudillo de al-Ándalus pidió a su hijo Abd al-Malik y a algunos amigos íntimos que recibieran sus postreros consejos. Luego, a solas con Abd al-Malik, le repitió las instrucciones dadas unos momentos antes. Cuando su hijo y sucesor abandonó la tienda con el rostro arrasado en lágrimas, el agonizante Almanzor le reprochó su falta de valor con palabras que demostraron ser proféticas: Esta me parece la primera señal de la decadencia que aguarda al imperio.
El caudillo amirí murió la noche del 10 al 11 de agosto de 1002.

Información: Wikipedia.

Antes de morir , nombró su sucesor a su hijo Abd al-Malik al-Muzaffar , lo que ocasionaría una guerra entre sus sucesores y los de Hisham II .

Su cuerpo fue cubierto con un lienzo tejido por sus hijas y sobre sus restos colocaron un ladrillo fabricado con el polvo recogido después de las batallas contra los cristianos de sus ropas y de su cuerpo .
Su cadáver fue trasladado a Córdoba , siendo esculpidos en mármol los sigueintes versos a modo de epitafio ( según el historiador árabe Ibn Idari al-Marraskushi :


"Sus huellas sobre la tierra te enseñarán su historia,como si la vieras con tus propios ojos.
Por Dios que jamás los tiempos traerán otro semejante,que dominara la península y condujera los ejércitos como él ".

La crónica Silense , sentencia :

"Pero, al fin, la divina piedad se compadeció de tanta ruina y permitió alzar cabeza a los cristianos, pues pasados doce años Almanzor fue muerto en la gran ciudad de Medinaceli, y el demonio que había habitado dentro de él en vida se lo llevó a los infiernos ".

Blog La huida del mundanal ruído.

viernes, 11 de octubre de 2013

Sancho Garcés III. Rey de Pamplona " El Mayor "

Sancho Garcés III (c. 990/92 – 18 de octubre de 1035), apodado el Mayor o el Grande, fue rey de Pamplona desde el año 1004 hasta su muerte. Dominó por matrimonio en Castilla, Álava y Monzón (1028–1035), que aumentó con el Condado de Cea (1030–1035), a lo que añadió los territorios de Sobrarbe y Ribagorza desde 1015 y 1018, respectivamente. Su intervención en el corazón del Reino de León en 1034-1035 ha sido objeto de interpretaciones opuestas, desde una guerra relámpago a una colaboración más o menos voluntaria con Bermudo III (ya que la documentación no menciona luchas entre leoneses y navarros).

Designado en una carta como Rex Ibericus por el Abad Oliva y Sancio rege Navarriae Hispaniarum por el cronista galo Rodolfus Glaber, autores como Germán de Iruña sostuvieron en 1935 la discutida interpretación de que en 1034, tras la toma de León, se hizo proclamar Imperator totius Hispaniae, en base a una moneda con la inscripción «Imperator» acuñada en Nájera y atribuida a este monarca. Dicha moneda actualmente es considerada posterior a Sancho el Mayor, y las afirmaciones que sostenían que se intituló imperator carecen de fundamento.

Reinado
Sus padres fueron García Sánchez II el Temblón y la reina Jimena Fernández, hija de Fernando Bermúdez, Conde de Cea, y la condesa Elvira Díaz de la casa de Saldaña. Ascendió al trono entre el año 1000 y el 1004, heredando el reino de Pamplona con el condado de Aragón, bajo la tutoría de un consejo de regencia integrado por los obispos, su madre y su abuela Urraca Fernández.
Tenía su residencia en Nájera y se le considera el primer rey europeísta, extendiendo sus relaciones más allá de los Pirineos, con el ducado de Gascuña, y aceptando las nuevas corrientes políticas, religiosas e intelectuales.
Su reinado coincidió con la crisis del mundo califal, iniciado a la muerte de Almanzor y terminado con el principio de los Reino de Taifas. Pretendió la unificación de los Estados cristianos, bien por vínculos de vasallaje o bajo su propio mando.

Condado de Castilla
Inició un período de relaciones cordiales con el Condado de Castilla, facilitadas por su matrimonio con Munia, también conocida como Mayor, hija del conde castellano Sancho García. De este matrimonio nacieron Fernando (conde de Castilla), Gonzalo (régulo de Sobrarbe y Ribagorza) y las hijas Mayor y Jimena, reina de León al casarse con Bermudo III.

En el año 1016 Fortún Ochoa de Cameros en el nombre de Sancho el Mayor y Nuño Álvarez de Bureba, enviado del conde de Castilla Sancho García, establecían mediante acuerdo y conveniencia los límites entre el Reino de Navarra y el Condado de Castilla en el tramo riojano-soriano, frontera que arrancaba desde el Monte San Lorenzo hasta Garray. Concluyendo a favor del reino navarro las disputas sobre el control de la zona riojana de San Millán de la Cogolla, donde Castilla tenía gran influencia desde los tiempos de Fernán González, como se puede comprobar en la documentación de San Millán.

Sancho III apoyó el matrimonio entre García Sánchez de Castilla (hijo de Sancho García) y Sancha de León. Cuando García se dirigía a León para desposarse, fue asesinado. Por su matrimonio con Muniadona de Castilla (hermana de García Sánchez), correspondió a Sancho regir los destinos de Castilla y Álava, si bien parece ser que se le exigió que fuera su segundogénito quien fuera designado como conde de Castilla, y aunque Sancho nunca fuera conde de Castilla, pasó a gobernar su territorio.

Desde el año 1030 aparece rigiendo sobre las tierras del condado de Cea, «Regnante rege Sanctio in Ceia et rege Ueremudo in Legione». El territorio de Cea además entraba dentro de su influencia, ya que la madre de Sancho el Mayor era hermana del conde de Cea Pedro Fernández, muerto alrededor del año 1028. Conquistó Astorga y León (1034). Si bien durante mucho tiempo se consideró que Sancho se tituló imperator, se trata de una teoría que sostuvo en 1935 Germán de Iruña y fue seguida por numerosos autores, tomando como base una moneda atribuida a su reinado con la inscripción «Imperator» acuñada en Nájera. Pero dicha moneda sería un ejemplar único y actualmente es considerada posterior a Sancho el Mayor, tratándose de una emisión del reinado de Alfonso VII de León, por lo que la base que sostenía que se intituló imperator carece de fundamento.

El 21 de diciembre de 1034 Sancho restauró la sede palentina, encomendando al obispo Ponce la organización de la misma.

Condado de Ribagorza
Aprovechó las dificultades internas de Sobrarbe-Ribagorza para hacer valer sus intereses como descendiente de Dadildis de Pallars y marido de Muniadona, que era nieta de Ava de Ribagorza.
Las tierras de Sobrarbe, asoladas por el califato, fueron incorporadas al reino de Pamplona hacia 1015.8 A la muerte de Guillermo Isárnez de Ribagorza, entre finales de 1017 y comienzos de 1018,9 Sancho Garcés se hizo con el control del territorio ribagorzano correspondiente a Guillermo Isárnez,10 en base a que su esposa era su legítima heredera. El resto del territorio ribagorzano correspondiente a Mayor de Ribagorza en base al reparto de 1010,11 fue incorporado por el rey de Pamplona hacia 1025.12

Gascuña

Bajo su mandato el reino cristiano de Nájera-Pamplona alcanzó su mayor extensión territorial, abarcando casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga hasta Ribagorza. A la muerte de Sancho Guillermo, conde de Gascuña, el 4 de octubre de 1032, trató de extender su autoridad sobre la antigua Vasconia ultrapirenaica comprendida entre el Pirineo y el Garona, aunque no lo consiguió, al heredar el ducado Eudes:

Por el Norte, la frontera del reino pamplonés está clara, los Pirineos (caso de haberse extendido la autoridad de los reyes navarros hasta el Baztán, lo que es lo más probable, pero que no se puede acreditar hasta el 1066), y no se modificó. No es cierto, pese a todas las veces que se ha dicho, que Sancho III lograra el dominio de Gascuña (la única Vasconia de entonces, es decir, el territorio entre los Pirineos y el Garona, en el que la población que podemos considerar vasca por su lengua sólo era una minoría). El rey navarro únicamente pretendió suceder en 1032 al duque de Gascuña Sancho Guillermo, muerto sin descendencia, lo que bastó para que en algunos documentos se le cite reinando en Gascuña. Pero la verdad es que la herencia recayó en Eudes.

Su lugar de enterramiento aún constituye objeto de controversia, puesto que tanto el Monasterio de San Salvador de Oña (Oña) como la Panteón de los Reyes de San Isidoro (León) tienen tumbas que afirman corresponden a este monarca, y fuentes escritas que documentan ambos.13 14 Aun así, la mayoría de los historiadores consideran que Sancho está enterrado en Oña.

Reparto entre sus hijos

Antes de morir (1035) realizó testamento según el derecho navarro, por el que el reino patrimonial de Pamplona sería heredado por su primogénito, García, que gobernaría directamente en Pamplona, más algunas tierras en Aragón. El condado de Castilla, herencia de su mujer pero vinculado al reino de León, fue repartido entre dos hijos legítimos: a García le correspondió Álava y gran parte del Condado de Castilla (La Bureba, Montes de Oca, Trasmiera, Encartaciones y Castilla Vieja); mientras que Fernando, que ya había sido designado como conde de Castilla en 1029, recibió un mermado condado de Castilla (la zona burgalesa hasta el Duero) y dependientes del rey de Pamplona: así Ramiro recibió tierras en Aragón y en Navarra, y Gonzalo en Sobrarbe, Ribagorza y en otros puntos distantes de Aragón. Así lo sostiene Philippe Sénac:

«On a longtemps supposé, à partir de sources telles que la Crónica Silense ou la Crónica Najerense, que Sanche III divisa son royaume entre ses fils selon des parts qui reflétaient la hiérarchie des droits à l'intérieur de la famille royale. Ramire, né avant le mariage de son père avec domna Muña, la fille du comte de Castille, aurait reçu l'Aragon, puis, suivant l'ordre de primogéniture, García la Navarre, Fernando la Castille, et Gonzalo le Sobrarbe et la Ribagorce. Cette thèse repose sur un document daté de 1035, dans lequel Sanche III remit le territoire aragonais à son fils Ramire, Loarre, San Emitier et les villas qui en relevaient à Gonzalo, et Ruesta et Pitiella à García. Cette thèse fut d'abord mise en cause par J.-M. Ramos Loscertales pour lequel elle semblait contraire aux traditions employées á l'époque en matière de transmission successorale, puis définitivament rejetée par A.Ubieto. Selon cet auteur, l'emsemble du royaume de Sanche III revint a García; Fernando reçut le titre de comte de Castille, Gonzalo de regulus en Sobrarbe et Ribagorce, et Ramire celui de regulus en Aragon».

Algunos autores como Tomás Urzainqui sostienen que:

«Sancho III el Mayor no tuvo que adjudicar nada a su hijo Fernando en forma testamentaria, ya que el condado de Castilla lo había recibido éste, en 1029, directamente por los derechos de su tío el "infant" García, derechos que habían correspondido a la madre de aquél doña Mayor». De hecho, Fernando tras la muerte de su tío García Sánchez en León aparece en la documentación como conde de Castilla: «regnante rex Sancio In Legione et comite Fernando in Castella», «Fredinando Sánchez comitatum gerente», «regnante gratia Dei, principe nostro Sanctio et prolis eis [sic] Fredenandus comes».


La Península Ibérica el año 1030, incluyendo el condado de Castilla durante el reinado de Sancho III.
No obstante, la herencia de Sancho el Mayor ha sido motivo de polémica entre los historiadores, dado que algunos no aplican el derecho navarro a dicha herencia. Así José María Lacarra afirma que:

«Lo cierto es que la tradición jurídica pirenaica, establecida ya en el siglo X por la dinastía de Sancho Garcés, se basaba precisamente en la no desintegración del Reino, es decir, en transmitir al sucesor todos los territorios. En el Reino de Pamplona, territorios distantes como Aragón y Nájera se mantienen bajo las mismas riendas a la muerte de Sancho Garcés I (905–925). Ahora bien, aun cuando el primogénito era el único que heredaba los bienes patrimoniales, es decir, el Reino, con los acrecentamientos que éste hubiese obtenido, el deseo de dotar a los demás hijos había introducido la costumbre de constituirles un patrimonio con bienes territoriales que podían trasmitir a su herederos, aunque sin desvincularlos del Reino, ya que éstos estaban sometidos a la fidelidad debida al Soberano, y los bienes eran tenidos "sub manu" del primogénito».

El desmembrado condado de Castilla heredado por Fernando I volvería a estar, tras la muerte de Sancho, bajo la autoridad del rey de León, como pone de manifiesto la documentación castellana, donde se sigue consignando el nombre y título del rey de León.

Nupcias y descendientes

De soltero tuvo un primer hijo con Sancha de Aibar:

Ramiro I de Aragón, (c. 1006/7 - 8 de mayo de 1063) régulo de Aragón (tenido en aquellos tiempos por bastardo), casado con Gilberga (Hermesenda) Roger de Bigorra (m. 1049) y con Inés de Aquitania.
Contrajo matrimonio con Muniadona de Castilla hacia 1011, con quien tuvo cinco hijos:

García Sánchez III de Pamplona «el de Nájera», rey de Pamplona (c. 1012 - 1054), casado con Estefanía de Foix.
Fernando Sánchez «el Grande» (c. 1016 – 1065), conde de Castilla (1029–1037) y rey de León (1037–1065), casado con Sancha de León, hermana de Bermudo III.
Jimena Sánchez (1018-1063), que contrajo matrimonio con el rey Bermudo III de León.20
Gonzalo Sánchez (c. 1020 - 1045), régulo de Sobrarbe y Ribagorza.

viernes, 4 de octubre de 2013

El Árbol del Amor


He oído contar la historia de un antiguo y majestuoso árbol... Cuyas ramas se extendían hacia el cielo. Cuando llegaba la estación de las flores, mariposas de todas las formas, tamaños y colores, bailaban a su alrededor....
Aves de países lejanos venían y cantaban cuando sus flores maduraban en frutos. Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse bajo su sombra.
Un niñito solía venir a jugar junto a él y el gran árbol se encariñó con el pequeño... El amor entre lo grande y lo pequeño es posible, si el grande no es consciente de su grandeza.
El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre tiene ese tipo de ideas. La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor no hay grande o pequeño; el amor abraza a quienquiera que se acerque...
Así, el árbol comenzó a amar a este pequeño que solía venir a jugar cerca de él. Las ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera coger sus flores y frutos...
El amor siempre es reverente; el ego nunca está dispuesto a inclinarse. Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más arriba, se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo...
El niño juguetón se acercaba a él, y el árbol inclinaba sus ramas. El árbol se alegraba mucho cuando el niño cogía algunas flores; todo su ser se llenaba con la alegría del amor...
El amor siempre está feliz cuando puede dar algo; el ego siempre está contento cuando puede obtener algo.

El niño creció. A veces dormía en el regazo del árbol, comía sus frutas y en ocasiones lucía una corona con las flores del árbol y actuaba como un rey de la jungla. Uno se vuelve como un rey dondequiera que haya flores de amor y uno se vuelve pobre y lleno de sufrimiento siempre que las espinas del ego estén presentes.
Ver al niño danzando con una corona de flores, llenaba al árbol de emoción, de alegría. Asentía con amor, cantaba con la brisa...
El niño creció aún más. Comenzó a trepar al árbol para balancearse en sus ramas. El árbol se sentía muy contento cuando el niño descansaba sobre sus ramas...
El amor se siente feliz dándole comodidad a alguien; el ego se siente feliz incomodando a todo el mundo.
Con el paso del tiempo, el niño recibió el peso de nuevas tareas. También surgió la ambición; tuvo que pasar exámenes; tenía amigos con los cuales solía conversar y curiosear, por tanto, no venía con frecuencia. Pero el árbol le esperaba ansiosamente. Desde su alma le llamaba: "¡Ven, ven!, te estoy esperando". El amor espera día y noche. Y el árbol esperaba. Se sentía triste cuando el niño no venía. El amor se siente triste cuando no puede compartir; el amor se siente triste cuando no puede dar. El amor se siente agradecido cuando puede compartir. El amor está contentísimo cuando puede entregarse totalmente.
A medida que crecía el niño visitaba cada vez menos al árbol. El hombre que se vuelve grande, cuyas ambiciones crecen, encuentra menos y menos tiempo para el amor. El muchacho se hallaba ahora absorto en los asuntos mundanos.

Un día, cuando él pasaba, el árbol le dijo: `"te espero siempre pero no vienes. Te espero todos los días".
El muchacho respondió: "¿Qué tienes? ¿Por qué debo venir? ¿Tienes algún dinero? Ando en busca de dinero".
El ego siempre se halla motivado. El ego acudirá sólo si con ello se cumple algún propósito. Pero el amor es inmotivado. El amor es su propia recompensa.
El árbol sorprendido dijo: "¿Vendrás únicamente si te doy algo?" Aquello que posee no es amor. El ego acumula, pero el amor da en forma incondicional.
No sufrimos esa enfermedad, y por eso estamos alegres", dijo el árbol. "Los capullos florecen en nosotros, muchos frutos crecen en nosotros. Damos una sombra tranquilizadora, sedante. Danzamos con la brisa y cantamos canciones. Las aves inocentes saltan y trinan en nuestras ramas, aunque estemos sin dinero. El día en que nos involucremos con el dinero, tendremos que ir a los templos como tus hombres débiles hacen para aprender a obtener la paz, y para aprender a encontrar el amor. No, no tenemos ninguna necesidad de dinero".
El muchacho dijo: "Entonces, ¿para qué tengo que visitarte?, iré donde haya dinero. Necesito dinero".
El ego pide dinero porque necesita poder.
El árbol pensó unos instantes y dijo: "No vayas a ningún otro lado. Recoge mis frutos y véndelos. Obtendrás dinero con ello".

El niño se entusiasmó, inmediatamente trepó y cogió todas las frutas. El árbol se sintió contento, aun cuando algunas ramas y varillas se rompieron, aun cuando cayeron algunas hojas al suelo.
Hasta recibir heridas hace feliz al amor, pero aún obteniendo algo, el ego no está contento, el ego siempre desea más. El árbol no se dio cuenta de que el muchacho ni siquiera se volvió una vez a darle las gracias. La aceptación de su oferta de recoger y vender los frutos era suficiente agradecimiento para él...
Por mucho tiempo el muchacho no regresó. Ahora tenía dinero y estaba ocupado haciendo más dinero de ese dinero.
Había olvidado totalmente al árbol. Pasaron los años... El árbol estaba triste. Anhelaba el regreso del muchacho -cómo una madre cuyos pechos se hallan llenos de leche- pero su hijo se ha perdido. Todo su ser está anhelando al niño, busca enloquecidamente al niño para que lo alivie. Tal era el grito interno de ese árbol. Todo su ser estaba en agonía.
Después de muchos años, el muchacho -que ahora era un hombre vino a ver al árbol.
El árbol dijo: "Ven, mi niñito. Ven, abrázame".
El muchacho respondió: "Deja el sentimentalismo. Eso era cosa de la niñez. Ya no soy un niño".
El ego toma el amor por locura. una fantasía infantil. Pero el árbol lo invitó: "Ven, balancéate sobre mis ramas. Danza. Juega conmigo".
El hombre respondió: "Deja la charla inútil. Deseo construir una casa. ¿Puedes darme una casa?"

El árbol exclamó: "¿Una casa?..: Yo vivo sin una casa. Sólo los hombres viven en casas. Nadie más vive en casas, excepto el hombre. Y ¿te das cuenta del estado en que se encuentran debido a su confinamiento entre cuatro paredes?"
Cuanto más grandes son los edificios que construye, más pequeño se vuelve el hombre. "No vivimos en casas... pero puedes cortar y llevarte mis ramas, y con ellas podrás construir una casa".
Sin perder tiempo, el hombre trajo un hacha y cortó todas las ramas del árbol. El árbol era ahora un mero tronco desnudo. Pero al árbol no le importan estas cosas. Aún si sus miembros son cortados para los seres amados. El amor es dar; siempre está dispuesto a dar.
El hombre no se molestó en agradecer al árbol. Construyó su casa...Y los días se convirtieron en años.
El tronco esperó y esperó. Deseaba gritar, pero ni siquiera tenía ramas u hojas que le dieran fuerza. El viento soplaba, pero no podía entregar al viento ningún mensaje. Pero aun así, en su alma sólo había una oración: "Ven, ven, querido. Ven". Pero nada ocurría.
El tiempo pasó, y el hombre era ahora un anciano. Una vez pasó por allí y se detuvo junto al árbol.
El árbol preguntó: "¿Qué más puedo hacer por ti? Has venido después de mucho, mucho tiempo".
El hombre dijo: "¿Qué más puedes hacer?

"Quiero viajar a países distantes para ganar dinero. Necesito un bote para viajar".
Con alegría el árbol dijo: "Pero, eso no es un problema, querido mío. Corta mi tronco y haz un bote con él. Estaré muy contento de ayudarte a que viajes a países lejanos a ganar dinero... Pero, por favor recuerda que siempre estaré esperando tu regreso."

El hombre trajo una sierra, cortó el árbol, fabricó un bote, y se fue. Ahora el árbol era una pequeña cepa... Y, sigue esperando, a que su amado regrese. Espera, espera y espera.
El hombre nunca regresará; el ego sólo va allí donde puede obtener algo, y ahora el árbol no tiene nada, no tiene nada absolutamente que ofrecer.
El ego no acude allí donde no puede lograr algún beneficio.
El ego es un eterno mendigo, siempre pidiendo, demandando algo. El amor es bondad. El amor es un rey. Un emperador. ¿Existe acaso un rey más grandioso que el amor?...
Una noche yo me encontraba descansando cerca de esa cepa. La cepa susurró: "Ese amigo mío aún no regresa". Estoy muy preocupado; no sea que se haya ahogado, se haya perdido. Pudo haberse perdido en uno de esos países lejanos. Puede que ya no exista. ¡Cuánto deseo noticias suyas! A medida que me acerco al fin de mi vida, me sentiría satisfecho al menos con las noticias de su bienestar. Entonces podría morir contento. Pero él no vendría ni aunque lo llamase, porque ya no me queda nada que dar, y él sólo entiende el lenguaje de obtener y recibir.

El ego sólo comprende el lenguaje de obtener. El amor es el lenguaje de dar...
No puedo decir más que eso, ¡Ah!, Además, no hay nada más que decir que esto.
Si la vida pudiese ser como ese árbol, extendiendo ampliamente sus ramas, de modo que todos y cada uno pudiesen guarecerse bajo su sombra, entonces podríamos comprender lo que es el amor. No existen escrituras, mapas o diccionarios para el amor. Tampoco existe a su respecto un conjunto determinado de principios.
Yo estaba preguntándome acerca de lo que podría decir respecto al amor. Es difícil describirlo. El amor está simplemente presente. Probablemente puedes verlo en mis ojos, si vienes y los miras. Me pregunto si se le puede sentir como cuando mis brazos se extienden para abrazarte.
El amor. ¿Qué es el amor?...
Si no se lo siente en mis ojos, en mis brazos, en mi silencio, nunca podrá ser entendido con mis palabras.

De un maestro Zen a sus discípulos.

martes, 1 de octubre de 2013

La BERENGUELA: historia de una Campana

Son muchas las historias, los mitos y leyendas alrededor del Camino de Santiago. Sin duda, una de las más curiosas y originales es la que rodea las vicisitudes sufridas por La Berenguela, una de las campanas de la Catedral de Santiago que hoy quiero incorporar al blog.

La Berenguela
La Berenguela y sus “hermanas pequeñas”
LAS CAMPANAS DE SANTIAGO QUE ALUMBRARON UN DÍA EN CÓRDOBA A ALÁ

Nos cuenta la historia que, en el año 976, HIXEN II reinaba como Califa en Córdoba. Tenía este Califa un célebre Ministro General de la España Árabe, hijo del Cadí (Juez-Alcalde-Gobernador) de Córdoba ABU HAFS ABD ALLAH y de la bella BORAHIA, hija a su vez del Letrado ABEN BARTAL, llamado IBN ABI AMIR, que en año 981, tomó el nombre de AL-MANSUR (“EL VICTORIOSO”). Con ese nombre será citado en la oración de los viernes detrás del nombre del Califa.
Almanzor obtuvo, en 25 años, más de 50 victorias sobre los cristianos que le temían más que a una vara verde.
Quizás una de las victorias más señaladas tuvo lugar el año 999: saqueó SANTIAGO DE COMPOSTELA y se trajo como botín de guerra las CAMPANAS DE LA BASÍLICA, a hombros de esclavos cristianos, para ponerlas como LÁMPARAS en el “MIHRAB” DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA, lugar de oración de los musulmanes, cinco veces al día, a su Dios ALÁ, según prescribe MAHOMA en el CORÁN.
Al Califa le agradó tanto la ocurrencia de Almanzor que le obsequió con un palacete en la costa de Málaga llamado TORROX (Hoy día es el faro de Torrox costa).
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LA RECONQUISTA DE LAS CAMPANAS
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En el año 1002, el REY ALFONSO V, DE LEÓN, el REY GARCI, DE NAVARRA y LOS CONDES MENENDO, DE GALICIA y FERNÁNDEZ, DE CASTILLA coaligaron un ejército de cristianos, 8.716 soldados de a pie y 2.700 de a caballo. Entraron en Córdoba, saquearon la ciudad y recuperaron las campanas, que fueron llevadas de vuelta a SANTIAGO, también a hombros, pero de infieles (musulmanes). Almanzor los persiguió, llegó hasta SANTIAGO y les presentó batalla; pero su estrella se había apagado, y murió a consecuencia de una grave y antigua enfermedad que sufría; era su viaje Nº 56, de vuelta de otra razzia contra la comarca riojana de Castilla. Los cristianos quisieron presentarlo como un castigo de Dios por haber saqueado y destruido el monasterio de San Millán de la Cogolla, y como consecuencia de las heridas sufridas en una batalla supuestamente entablada en CALATAÑAZOR (Soria).

(Este relato ha sido entresacado de la GRAN ENCICLOPEDIA DEL MUNDO de DON RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, Editorial MARÍN, S.A., Tomo 1, página 1.847)

Entorno a este hecho histórico, existe  una leyenda que asegura que cuando Almanzor entró en la Catedral, ante la tumba del Apóstol se encontró con un anciano fraile haciendo oración, el hombre estaba arrodillado. Asegura la leyenda que se trataba del mismo Obispo de Iria, Pedro de Mezonzo. El caso es que la ferocidad del caudillo se tornó súbitamente en mansedumbre o temor, al punto de que respetó el sepulcro y el fraile, retirándose sigilosamente, no sin antes dar de beber a su caballo el agua bendita de la pila bautismal.El resto del templo no corrió la misma suerte: Fue totalmente destruido y saqueado.

También hay algo de desacuerdo sobre qué se hizo con las campanas en Cordoba, y teniendo en cuenta que no solo fueron robadas las campanas de Santiago, sino todas las de las iglesias de la ruta que Almanzor iba siguiendo hasta compostela; la cantidad de bronce sumado en total, de regreso a Cordoba seria muy abundante. Bien, la basilica compostelana que ardio en esa ocasion era de estilo prerromanico de finales del siglo X, por lo tanto,hay que imaginarse un edificio modesto que contaria con una espadaña lateral no muy ostentosa con un carrillon de unas 11 campanas mas bien modestas.
Las cronicas hablan que dado el tamaño de tales campanas eran adecuadas para servir de lamparas de aceite para iluminar la mezquita(entiendase que se les dio la vuelta sobre unos tripodes y se llenaron de aceite.)y con el resto de las campanas saqueadas en tierras cristianas,hicieron puertas para la mezquita. Otro detalle; tras la reconquista de la ciudad por parte de Fernando III El Santo, se quiso recompensar a la mitra compostelana con nuevas campanas, para lo cual se refundieron si pero en esos nuevos moldes se vertio el bronce de las campanas que habian sido recicladas como lamparas y el bronce de las puertas de la mezquita.
La historia no acaba aqui. Las campanas actuales de la catedral de Compostela(torre sur del obradoiro y torre berenguela)no son ni de lejos, éstas nuevas campanas refundidas en Cordoba. Aquí esta la respuesta: durante la transformacion barroca del siglo XVI se erigio una nueva torre en la catedral, que llamamos hoy del reloj, la cual necesitaba una gran campana, bien se consiguio rompiendo las 11 nuevas que habian llegado desde Cordoba para hacer la monumental”campana de Berenguela”, la cual descansa hoy sobre un pedestal en una esquina del claustro tras ser reemplazada por una copia hecha en Holanda cuando la original se agrieto.

Actualmente se conoce como Berenguela la campana mayor de la torre del reloj, que marca las horas. La original fue fundida en 1729 por Güemes Sampedro, fundidor asimismo, de una de las campanas de la Catedral de Burgos, la Santa Bárbara. El peso aproximado de la campana es de 9600 kilos, tiene un diámetro de 255 cm. y una altura de 215 cm.. La afinación era en Do grave. La campana original está rota, su rotura fue debida a un agrietamiento desde arriba a abajo por expandirse el asa badajera a causa de la humedad. Tiene diferentes motivos, entre los que se encuentran una cruz patriarcal con calvario, cuadro sobre la batalla de Clavijo, las tres Marías, sepulcro de Santiago con 7 candeleros encima, una vieira y diversas imágenes entre ellas la de Santiago y Santa Bárbara. Fue sustituida por una réplica, como ya se ha comentado, que se fundió en Holanda por Eijsbouts. Dicen los mayores que cuando sonaba la Berenguela, su tañer, se podía escuchar desde Bastavales pero la que ahora ocupa su sitio no tiene el mismo carácter que la original.

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