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domingo, 29 de julio de 2012

La batalla de Roncesvalles.

En el año 777, unos embajadores musulmanes se presentaron en la asamblea que los francos celbraban en Paderborn ( Sajonía ) en torno a su rey Carlomagno. Los enviados representaban a los gobernadores de tres ciudades musulmanas de España:
- SULAIMÁN AL-ARABI, de Barcelona
- AL-HUSAÍN IBN HUBADA, de Zaragoza
- Y el vali de Huesca, ABU TAUR.
Traían la propuesta de establecer una alianza militar para hacer frente al emir de Córdoba, Abderramán I, contra el que aquellas ciudades de la Marca Superior ( la región fronteriza nororiental de al-Andalus ) se había rebelado en los últimos años. Al-Husain ofreció incluso a Carlomagno que sus tropas pudieran entrar en Zaragoza para, desde allí, organizar la lucha e incorporar algunos territorios al sur de los Pirineos. Movido por el afán de la conquista, del dinero y de liberar a los cristianos que vivían en tierras del Islam, organizó una gran expedición . Dividió el ejército en dos: una parte, al mando del duque Bernardo que atravesaría los Pirineos por el este, mientra él lo haría con el oeste.. Ambos coincidirian en Pamplona,ciudad vascona, cuyos habitantes eran cristianos, aunque también moraban algunos musulmanes. Al llegar a Zaragoza, el valí Husayn rehusó someterse a Carlomagno, del que parece que sólo quería la alianza contra Córdoba, y se excusó alegando que él no había prometido la sumisión ni nada concreto personalmente y que Sulayman lo había malinterpretado. Carlomagno acusó a Sulayman de haberlo engañado. Zaragoza fue sitiada, pero después de un mes, sin perspectivas de éxito, Carlomagno se retiró motivado también por una revuelta que había estallado en Sajonía. En la escaramuras había tomando como rehenes a Sulayman y otros andalusíes notables de su bando los cuales le acompañarían por lo que pudiese suceder.
Durante la retirada, el ejército franco fue atacado por los vascones en Navarra central, probablemente instigados por los hijos de Sulayman, Aysun y Matruh ben Sulayman al-Arabí. Como represalia, Carlomagno atacó Pamplona y arrasa las murallas como se describe en los Anales regios y el Poeta Sajón, y además destruye totalmente la ciudad para abandonarla y retornar al Pirineo por el mismo camino que en la venida.
 Al paso por el desfiladero de Valcarlos , la retaguardia del ejército franco, unos 20.000 soldados acaudillados por Roldán, sobrino de Carlomagno, y por el resto de los Doce Pares de Francia, fue desbaratada el 15 de agosto de 778 por unas huestes formadas probablemente por contingentes de tribus vasconas. Sulaymán fue liberado en esta batalla.

Los Anales Regios también anónimos, fueron escritos a los 50 años de los hechos:
 "Habiendo decidido volverse (a Francia), entró en los bosques del Pirineo (Pyrenei saltum ingressus est), desde cuyas cimas los vascones habían tendido una emboscada. Al atacar a la retaguardia (extremun agmen) se extiende el tumulto por todo el ejército (totum exercitum magno tumultu perturbant), y aunque los francos eran superiores a los vascones, tanto en armamento como en valor, lo escarpado del terreno y la diferencia en el modo de combatir los hizo inferiores. En la lucha fueron muertos la mayoría de los paladines que el rey había puesto al frente de las fuerzas. La impedimenta fue saqueada. El enemigo desapareció rápidamente gracias al conocimiento del terreno".


El Poeta Sajón un siglo después de la batalla, cuenta que el rey iba por delante y que ya había pasado los puertos cuando se produjo el ataque:
"Habiendo penetrado (el rey) a su regreso en la profunda hondonada del Pirineo, cuando el ejército cansado atravesaba por los estrechos senderos, los vascones osaron poner asechanzas bajo el sumo vértice del monte. Una abominable muchedumbre de ladrones victoriosos que arrebatan el inmenso botín, matando a varios ministros palatinos encargados de custodiar las riquezas. Enriquecidos por los óptimos despojos, los ladrones huyen por senderos inabordables en medio de los bosques del profundo valle que sólo ellos conocían. Se ponen a salvo gracias a la huida y a la noche que se echaba encima. No dejaron rastro y no hubo posibilidad de represalias".


Eghinardo, que era el biógrafo de Carlomagno en el relato Vita Karoli Magni, realizado 50 años después, describe:
" Marchó a Hispania con todas las fuerzas disponibles, y salvados los montes Pirineos, logró la sumisión de todas las fortalezas y castillos que encontró. Al regreso, en la misma cima de los Pirineos, tuvo que experimentar la perfidia de los vascones cuando el ejército desfilaba en larga columna, como lo exigían las angosturas del lugar. Los vascones emboscados en el vértice de la montaña, descolgándose de lo alto, empujaron al barranco a la columna que escoltaba la impedimenta que cerraba la marcha, provocando que los hombres se precipitasen al valle situado más abajo, y trabando la lucha los mataron hasta el último. Después de lo cual, apoderándose del botín, protegidos por la noche que caía, se dispersaron con gran rapidez. Ayudó a los vascones no sólo la ligereza de su armamento, sino también la configuración del lugar en que la suerte se decidía. A los francos, tanto la pesadez de su armamento como el estar en un lugar más bajo, les hizo inferiores en todo momento. Entre otros muchos perecieron el senescal Egiardo, el conde de palacio Anselmo y Roldán, prefecto de la Marca de Bretaña. Este fracaso no pudo ser vengado, porque los enemigos se dispersaron de tal manera que ni siquiera quedó rastro del lugar donde podían hallarse ".

Este fracaso supuso una amarga decepción para Carlomagno que no volvió a pisar suelo hispano. Comprendió que más que tomar ofensiva contra el Islam andalusí, le convenía reforzar sus fronteras.
Los vascos conservan un canto guerrero, en euskera. Es el Altabizaren cantua:

" ¿ Por qué vienen a nuestras montañas estos hombres del norte ?
¿ Por qué perturban nuestro descanso ?
Dios levantó estas montañas que los hombres no deben allanar.
Las grandes piedras caen rodando, aplastan batallones;
corre la sangre a torrentes y la carne se estremece.
¡ Cuántos huesos rotos ! ¡Qué mar de sangre !

¡ Uno! ¡ Ahora no hay uno siquiera !
Están acabados.
Etchecojaona- señor del territorio -
ahora puedes volver a casa con tu perro,
abrazar a tu mujer y a tus hijos, limpiar tus flechas,
guardarlas junto con tu cuerno de buey
y ponerte a dormir sobre ellas.

Por la noche las águilas descenderán
para comer esa carne destrozada,
y esos huesos se blanquearán allí por toda la eternidad ".

CARLOMAGNO.
Carlos I el Grande, llamado Carlomagno 2 de abril de 742, 747 ó 748 – Aquisgrán, 28 de enero de 814), fue rey de los francos desde 768 hasta su muerte, rey nominal de los lombardos (764–814) y emperador de Occidente (800–814).
 Hijo del rey Pipino y de Bertrada de Laon, sucedió a su padre y correinó con su hermano, Carlomán I. Aunque las relaciones entre ambos se tornaron tensas, la repentina muerte de Carlomán evitó que estallara la guerra. Reforzó las amistosas relaciones que su padre había mantenido con el papado y se convirtió en su protector tras derrotar a los lombardos en Italia. Combatió a los musulmanes que amenazaban sus posesiones en la Península Ibérica y trató de apoderarse del territorio, aunque tuvo que batirse en retirada y a causa de un ataque de los vascones perdió a toda su retaguardia, así como a su sobrino Roldán, en el desfiladero de Roncesvalles. Luchó contra los pueblos eslavos. Tras una larga campaña logró someter a los sajones, obligándolos a convertirse al cristianismo e integrándolos en su reino; de este modo allanó el camino para el establecimiento del Sacro Imperio Romano Germánico bajo la dinastía sajona.

Expandió los distintos reinos francos hasta transformarlos en un Imperio, al que incorporó gran parte de Europa Occidental y Central. Conquistó Italia y fue coronado Imperator Augustus por el papa León III el 25 de diciembre de 800 en Roma, gracias a la oportunidad ofrecida por la deposición de Constantino VI y lo que se consideraba la vacancia del trono imperial, ocupado por una mujer, Irene. Estos hechos provocaron la indignación de la corte imperial, que se negó a reconocer su pretendido título. Tras unos frustrados planes de boda entre Carlomagno e Irene, estalló la guerra. Finalmente, en 812 Miguel I Rangabé reconoció a Carlomagno como emperador (aunque no emperador de los romanos).
Comúnmente se ha asociado su reinado con el Renacimiento carolingio, un resurgimiento de la cultura y las artes latinas a través del Imperio carolingio, dirigido por la Iglesia católica, que estableció una identidad europea común. Por medio de sus conquistas en el extranjero y sus reformas internas, Carlomagno sentó las bases de lo que sería Europa Occidental en la Edad Media. Hoy día es considerado no sólo como el fundador de las monarquías francesa y alemana, que le nombran como Carlos I, sino también como el padre de Europa.

viernes, 27 de julio de 2012

Vida cotidiana en al-Andalus - I -


La vida de un pueblo no se mide sólo a través de sus logros artísticos y científicos, sino, sobre todo, desmenuzando el día a día, sus costumbres, estructuras sociales y organización. Al-Andalus fue también, en este terreno, una civilización avanzada y culta, tal y como se apreciará a continuación.

LA ENSEÑANZA

 La educación era un bien muy preciado por el pueblo musulmán. El acceso en Al-Andalus a una educación elemental estuvo al alcance de una buena parte de la población a través de las escuelas coránicas donde desde los seis o siete años se aprendía a leer, escribir, recitar el Corán y nociones elementales de matemáticas. El sistema de aprendizaje estaba basado en la transmisión oral y en la memoria, tanto por la escasez de libros como porque así habían sido las primeras enseñanzas del Profeta.

Estas escuelas, presentes tanto en ciudades como en pueblos, eran particulares, siendo las familias de los niños las que pagaban a los maestros. Las clases acomodadas disponían de tutores particulares.

Mucho más restringido era el acceso a la madraza, verdadero embrión de las universidades europeas. En ellas los maestros más reputados impartían lecciones de gramática, poesía árabe, matemáticas, astronomía, medicina y ciencias naturales, aunque lo más importante era el estudio del Corán y las tradiciones del Profeta. Al finalizar estos estudios se recibía un diploma que autorizaba a transmitir el saber aprendido.

La primera madraza que se erigió en Al-Andalus (1349) fue la de Málaga, a la que siguieron las de Granada y Zaragoza, ésta última dedicada casi en exclusiva a la enseñanza de la medicina. Todavía a comienzos del XVI se impartía en lengua árabe. Córdoba, centro mundial de la cultura, llegó a tener tres universidades, 80 colegios y una biblioteca con 700.000 volúmenes manuscritos.

La sociedad andalusí era eminentemente patriarcal, pero se sabe que la mujer en Al-Andalus disfrutó de mayor libertad que en el resto del mundo islámico. El acceso a la educación permitió que algunas de ellas destacaran en la cultura.

Romance del enamorado y la muerte.




Yo me estaba reposando
anoche, como solía;
soñaba con mis amores
que en mis brazos se dormían.
Vi entrar señora tan blanca
muy más que la nieve fría.
-¿Por dónde has entrado, amor,
por dónde has entrado, vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
-No soy el amor, amante;
la muerte que Dios te envía.
¡Oh muerte tan rigurosa!
Déjame vivir un día
-Un día no puedo darte,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se levanta,
más deprisa se vestía,
ya se va para la calle
en donde su amor vivía.
-Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña.
-¿La puerta cómo he de abrirte
si la hora no es convenida?
Mi padre no fue a palacio,
mi madre no está dormida.
-Si no abres esta noche
ya nunca más m abrirías.
La muerte me anda buscando;
¡junto a ti, vida sería!
-Vete bajo la ventana
donde bordaba y cosía.
Te echaré cordón de seda
para que subas arriba;
si la seda no alcanzare
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la muerte que allí venía:
-Vamos, el enamorado;
¡la hora ya está cumplida!

 
El enamorado está soñando y, de pronto, la muerte viene a llevárselo. Él le ruega un día más de vida para estar con su amada, pero la muerte sólo le otorga una hora. El enamorado se dirige a toda prisa hacía la casa de la joven. Pero esta, al no ser la hora convenida (sus padres están en casa), no puede abrirle la puerta. Le indica que suba por un hilo de seda hasta la ventana en la cual ella cosía. Pero, el cordel se rompe, y la muerte viene a buscarle. 
 Simboliza que el destino es imperturbable y que, por mucho que se intente cambiarlo, todo será inútil.

viernes, 20 de julio de 2012

El reino de Asturias y el emirato de Córdoba.

Todas las complicaciones a las que Abd al-Rahman tuvo que hacer frente dentro del mismo al-Andalus no permitieron al emir dedicarse a hacer la guerra santa a los cristianos, como a buen seguro era su deseo. En ocasiones tuvo que dejar impunes las usurpaciones cristianas de algunas partes del territorio andalusí, envalentonados como estaban ante la impotencia cordobesa ocupada en otros menesteres.
Alfonso I murió al año de que Abd al-Rahman entrase en Córdoba. Le sucedió su hijo Fruela, que reinó entre los años 757 y 768. La crónica latina dice que este rey asturiano obtuvo una gran victoria sobre las armas emirales en Pontuvium, Galicia. Murieron, siempre según los cristianos, muchos musulmanes y uno de los hijos del emir, Umar, fue hecho prisionero y decapitado por orden de Fruela. Por parte árabe no hay ninguna mención sobre estos hechos, como tampoco, por parte  cristiana, hay noticias de una ofensiva cordobesa, sobre 767, en los confines de Álava, dirigida por Badr, el mawla (persona que actuaba como cliente de alguna casa o algún personaje poderoso prestando servicio ) de Abd al-Rahman I. Debió tener éxito, ya que el general exigió rehenes e impuso tributos a todas aquellas poblaciones por las que pasó.
Se conserva una crónica de al-Razí, la más antigua sobre el emirato omeya, en la que se habla de un armisticio, firmado por cinco años entre " el noble emir y respetable rey Abd al-Rahman " y los "patricios, monjes y el resto de la población de Castilla y de sus dependencias ". El pacto suponía para los cristianos la entrega anual de 10.000 onzas de oro, 10.000 libras de plata y 10.000 caballos y otros tantos mulos, sin contar 1.000 cotas de malla, cascos y lanzas de asta de fresno.
Desde luego, las condiciones no podían ser más draconianas, pero no se sabe, tampoco cuál fue su nivel de cumplimiento.
En cuanto a la referencia de " Castilla ", en una época tan remota no sabemos si correspondería al flanco del reino asturiano, un territorio, como una especia de "marca" al sur de la cordillera Cantábrica, o una prefiguración de Castilla la Vieja.
A Fruela le sucedieron Aurelio, Silo y Mauregato. Parece que estos tres reyes mantuvieron buenas relaciones con el emirato cordobés, pues no se conocen actividades guerreras entre los dos bandos. Posiblemente, durante los veinte años que duraron estos tres reinados, hubo una tregua cuyas condiciones son desconocidas.

Al- Andalus...de Concha Masíá.

Historias en el reinado de Abd al-Rahman.

Abd al-Rahman reinó durante un tercio de siglo, sofocando rebeliones y haciendo frenta a muchos enemigos, principalmente, internos, aunque sus pirmeras intenciones eran las de desarrollar una política de atracción y conciliación. Quería que el nuevo emir fuese contemplado como el lazo moral para unir a todos los andalusíes, cualquiera que fuese su origen o su posición social. Tampoco dudó en abrir las puertas a todos los omeyas que habían escapado a la persecución abbasí y que, ahora, querían compartir su suerte. Esto llevó a al- Andalus una nueva oleada de emigrantes, entre los que se encontraban miembros , más o menos cercanos, de su propia familia.
Llegados a Córdoba, Abd al-Rahman los trató con cariño y deferencia, los colmó de honores y constituyeron una aristocracia de sangre real, llamada nobleza " Qrayshi".
Pronto se dio cuenta el emir de que la política concialiadora no era posible tal como él la había imaginado. Donde la persuasión y la clemencia habían resultado inútiles, como fue en el caso del antiguo gobernador YUSUF, que aprovechó todos los perdones para enfrentarse con él combatiéndolo con las armas, no cabía más que la dureza y el castigo. Así, sin desanimarse nunca, exponiéndose a cualquier riesgo, hizo frente a las conjuras de sus allegados contra los que actuó sin piedad. Nadie podía desafiarle impunemente, como en caso del jefe árabe al-Ala ben Mugith, que se levantó en Beja, al sur de Portugal contra el emir, enarbolando las banderas negras de los abbasíes.
El califa Abu Cha´far al-Mansur, le había prometido la España musulmana si destronaba al omeya. Se le unieron muchos andaluces, ansiosos de botín. Yemeníes, chundíes o baladíes cerraron filas junto al rebelde. Comprendiendo la gravedad de la situación, el emir se fortificó en Carmona, junto a las tropas que consideraba más fieles. Sitiado durante dos meses por ben Mugith, una salida afortunada le brindó la oportunidad de infringirle una terrible derrota. Ben Mugith y la mayoría de oficiales fueron muertos y sus cadáveres decapitados en el campo de batalla. Sus cabezas se embalsamaron en Córdoba y, junto al pendón negro del derrotado, un diploma de investidura, a modo de mofa, y el relato pormenorizado de los acontecimientos, fueron puesta en saco y entregadas a un mercader que marchaba hacia Qayrawam. Tenía el encargo de abandonar el fardo en el mercado de esta capital, y así lo hizo. Cuando se descubrió el macabro contenido de aquel saco, el espanto cundió de tal manera que Abu Cha´far al-Mansur, el patrocinador de aquella aventura, dio gracias al cielo porque entre él y Abd al-Rahman se encontrase el mar.

información:
Al - Andalus....de Concha Masiá.