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lunes, 29 de abril de 2013

Al-Aziz. Cuento árabe.


Erase una vez un creyente llamado Kadar, desde su infancia siempre poseyó tremenda fuerza y se destacó por sobresalir sobre los demás niños, ningún niño se atrevía a retarlo.
Ya siendo adulto, ademas de fuerza física, Kadar poseía poder sobre todos los ciudadanos de su ciudad, ya que consiguió escalar posiciones de poder hasta alcanzar el puesto de gobernador.
Todos los ciudadanos le temían e intentaban no enfadar a Kadar, esto hacía que Kadar se sintiese el más poderoso, hasta que un día, un ciudadano reclamó un derecho al encontrarse realizando trabajos forzosos.
Este ciudadano le decía:
-Eres un abusador, te aprovechas de tu poder y nos haces trabajar hasta la extenuación.
Kadar sintió tanta ira que le contestó:
-¿Como te atreves a hablarme así?  En adelante no tendréis día de descanso, por tu insolencia trabajaréis todos los días de tu vida.
El ciudadano muy calmado le dijo:
-Tienes poder sobre nosotros pero no lo tienes sobre ti mismo. Una persona fuerte no es la que tira a sus adversarios al suelo. Una persona fuerte es la persona que se controla cuando está enojado.
Kadar confuso le dijo:
-Márchate de aquí.
El ciudadano se marchó, pero Kadar no cambió de opinión sino que les quitó su día de descanso.
Un día, estaba Kadar con una de sus enamoradas cuando sintió un tremendo deseo por besarla, Kadar se lanzó hacia sus brazos, pero su enamorada rechazó el beso y le dijo:
-Es demasiado pronto.
Enfurecido por no conseguir lo que deseaba le dijo:
-¡Eres una insolente! ¿Rechazas un beso mío sabiendo que soy el gobernador?
Su enamorada le dijo:
-Eres el gobernador, pero no gobiernas sobre ti mismo y por eso tratas mal a toda la ciudad, eres injusto contigo mismo y lo eres también con toda la ciudad, y si quieres estar conmigo debes tratarme con respeto porque de lo contrario sólo me obtendrías a la fuerza, y yo nunca te amaría si utilizases la fuerza para estar conmigo.
Muy arrepentido le dijo:
-Por favor ayúdame, no puedo controlar esta ira mía, ya me lo dijo un ciudadano anteriormente, no soy poderoso, soy un esclavo de mis impulsos.
Su enamorada le dijo:
-Ese es el camino correcto, primero debes reconocer que tienes un problema, y así lo hiciste Kadar. Ahora deja que hable con mi padre, él es un anciano muy sabio y te aconsejará qué debes hacer.
Pasados los días Kadar acudió a la casa de su enamorada y conoció al padre de ésta, tras dialogar en la cena, el padre llamó a Kadar para conversar a solas, como sabía de su problema comenzó a darle consejos:
-Para controlar tus impulsos debes comenzar a ser consciente de ti mismo y mirar tus acciones desde una perspectiva más alta, por ejemplo, cuando alguien te hable con insolencia debes decirte a ti mismo: "En esta situación yo antes perdía la calma y sacaba toda mi ira, ahora soy consciente de ello y con paciencia esquivo la insolencia y trato de hablar con calma y transmitir paz".
Tras darle el primer consejo el anciano gritó:
-¡¿Lo has entendido?! ¡Joven estúpido!
Kadar muy furioso contestó:
-¡¿Por qué me hablas así?! Primero me hablas correctamente y ¿ahora me gritas?
El anciano muy calmado le dijo:
-Estaba probando tu paciencia, debes tratar de no involucrarte demasiado en la realidad, estabas tan inmerso en nuestra conversación que al percibir hostilidad respondiste con ira.
Si fueses consciente de ti mismo, habrías esperado un tiempo y tu respuesta habría sido pacífica sacando así lo mejor de ti mismo y siendo realmente poderoso sobre los impulsos.
El anciano enseguida gritó:
-¡¿Me estás escuchando?! ¡Joven estúpido!
Kadar ya sabía que el anciano lo hacía para probarle y quiso superar el reto, por lo que esperó unos segundos y dijo:
-Sí, señor, le estaba escuchando.
El anciano muy feliz le dijo:
-Así se hace muchacho, pero recuerda que esta ha sido una prueba fácil ya que sabías que te estaba probando, no te sucederá lo mismo con la prueba difícil cuando sea un insulto o un grito de verdad, de imprevisto.
El anciano quiso darle un último consejo antes de seguir con la reunión, ya que las mujeres traían el té.
-Hay situaciones que son extremadamente difíciles como para no involucrarse con ellas, si no eres lo suficientemente poderoso como para permanecer firme aléjate de esas situaciones, no abras la puerta a esas pruebas y pide perdón al Más Poderoso, porque nuestro poder tiene límites y nosotros debemos conocerlos para intentar no encontrarnos con tales pruebas.
Kadar rectificó su actitud y se encontraba con mucha ilusión para gobernarse a si mismo, en cuanto a la ciudad, mejoró la situación de los ciudadanos que trabajaban mucho, les devolvió su día de descanso y acortó su jornada de trabajo, extendió la sabiduría entre la ciudad para que también los ciudadanos lograsen poder sobre si mismos, y en cuanto a su enamorada, la esperó hasta el matrimonio, se casó con ella, le fue fiel y consiguió no involucrarse con el deseo de poseer otras mujeres.
Kadar fue muy feliz y tuvo mucho hijos, también se cuenta que Kadar se sintió más poderoso después de controlar sus impulsos que cuando tenía un poder físico y real, lo que si se sabe sobre su vida es que siguió al sello de los profetas (pyb) y adoró al Único Dios, al Único Poderoso.
Sólo Allah es Al-'Aziz (El Poderoso).
Es Quien ha creado la muerte y la vida para probaros, para ver quién de vosotros es el que mejor se porta. Es el Poderoso, el Indulgente.
(Corán, 67:2)
El Conocedor de lo oculto y de lo patente, el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 64:18)
¡Señor! ¡No hagas de nosotros instrumento de tentación para los infieles! ¡Perdónanos, Señor! Eres Tú el Poderoso, el Sabio».
(Corán, 60:5)
Si se hicieran cálamos de los árboles de la tierra, y se añadieran al mar, luego de él, otros siete mares más, no se agotarían las palabras de Allah. Allah es poderoso, sabio.
(Corán, 31:27)
Confía en el Poderoso, el Misericordioso,
(Corán, 26:217)
Que divulguéis un bien o lo ocultéis, que perdonéis un agravio... Allah es perdonador, poderoso.
(Corán, 4:149)
Ésta es la exposición auténtica. No hay ningún otro dios que Allah. Allah es el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 3:62)
Allah atestigua, y con Él los ángeles y los hombres dotados de ciencia, que no hay más dios que Él, Que vela por la equidad. No hay más dios que Él, el Poderoso, el Sabio.
(Corán, 3:18)