Sancho III de Castilla (Toledo, 1134-ibídem, 31 de agosto de 1158). Hijo de Alfonso VII de León y de su esposa Berenguela de Barcelona, llamado «el Deseado», fue rey de Castilla desde el 21 de agosto de 1157 hasta su fallecimiento un año después en el que le sucedió su hijo Alfonso VIII de Castilla.
Orígenes familiares
Era hijo del rey Alfonso VII de León y de Castilla, y de la reina Berenguela de Barcelona. Sus abuelos paternos fueron la reina Urraca I de León y el conde Raimundo de Borgoña, y los maternos Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y su esposa la condesa Dulce de Provenza. Fue hermano de Fernando II de León.
Biografía
A la muerte de su padre, heredó el reino de Castilla, al tiempo que su hermano, Fernando II, heredaba el reino de León. La división de ambos reinos entre los dos hijos de Alfonso VII no derivó en conflicto entre los hermanos debido a la intervención de su hermanastra Sancha de Castilla, esposa del rey de Aragón Alfonso II que intervino en la disputa a fin de que ambos respetaran los límites territoriales de cada reino.
El 30 de enero de 1151 contrajo matrimonio en la ciudad de Calahorra con Blanca Garcés, hija del rey García Ramírez de Pamplona y de Margarita de L'Aigle. Fruto del único matrimonio del rey nacería, en 1155, el infante Alfonso que heredó el trono de Castilla tras la defunción de su padre, ocurrida en 1158.
En 1158 contribuyó a la creación de la Orden de Calatrava cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147. Sancho III entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundaron la Orden de Calatrava.
Siguiendo la política de su padre logró que, en 1157, su cuñado el rey Sancho VI de Navarra, y en 1158, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV le rindieran homenaje y se declarasen vasallos suyos en el Acuerdo de Serón de Nágima (1158). Ese mismo año invadió el reino de su hermano Fernando II de León, pero no llegó a enfrentarse con él, ya que ambos monarcas sellaron un acuerdo, conocido como el tratado de Sahagún, que fue rubricado el día 23 de mayo de 1158.
Sancho III se comprometió a devolver a su hermano el rey de León las tierras fronterizas entre ambos reinos que él había conquistado, a cambio de que éstas fueran dadas en señoríos a nobles leoneses cercanos al rey castellano. También acordaron prestarse ayuda mutua frente a terceros, y se repartieron las zonas de influencia sobre los territorios musulmanes aún no conquistados, y establecieron que si alguno de ellos fallecía sin descendencia el reino del finado sería herededado por el hermano superviviente.
La muerte de Sancho III de Castilla, ocurrida en la ciudad de Toledo el día 31 de agosto de 1158 invalidó el tratado de Sahagún, que el difunto rey había firmado con su hermano. Fue sucedido en el trono por su hijo Alfonso, entonces menor de edad, lo que originó una lucha por el poder en el reino de Castilla entre la Casa de Lara y la Casa de Castro.
Sepultura de Sancho III de Castilla
Después de su defunción en la ciudad de Toledo, el cadáver del rey Sancho III recibió sepultura en la Capilla Mayor de la Catedral de Toledo, en la que había recibido sepultura su padre, Alfonso VII de León. Décadas más tarde, el rey Sancho IV de Castilla ordenó edificar en el interior de la Catedral de Toledo la Capilla de la Santa Cruz, a la que el día 21 de noviembre de 1289 fueron trasladados los restos de los reyes Alfonso VII de León, Sancho III y Sancho II de Portugal, que se encontraban sepultados en la capilla del Espíritu Santo de la catedral.1 Posteriormente, en 1295, Sancho IV de Castilla fue sepultado en la Catedral de Toledo, en un sepulcro colocado junto al que contenía los restos de Alfonso VII y cerca del de Sancho III.
A finales del siglo XV, el cardenal Cisneros ordenó edificar la actual capilla mayor de la Catedral de Toledo, en el lugar que ocupaba la capilla de Santa Cruz. Una vez obtenido el consentimiento de los Reyes Católicos, la capilla de Santa Cruz fue demolida y, los restos de los reyes allí sepultados, fueron trasladados a los sepulcros que el Cardenal Cisneros ordenó labrar al escultor Diego Copín de Holanda, y que fueron colocados en el nuevo presbiterio de la catedral toledana. Debido a la nueva colocación de los mausoleos reales, Sancho III compartió mausoleo, en el lado de la Epístola del presbiterio, con Sancho IV de Castilla. La estatua yacente que representa a Sancho IV, colocada por debajo de la que representa a Sancho III, representa a Sancho III con aspecto juvenil, ceñida la frente con corona real y descansando la cabeza sobre dos almohadones recamados. El monarca aparece vestido con una túnica de amplios pliegues y sus manos aparecen cruzadas sobre el regazo. La caja del sepulcro se encuentra adornada, a diferencia de la de Sancho IV de Castilla que lo hace con los escudos de la Corona de Castilla, con roleos vegetales.2
En el Monasterio de las Huelgas en Burgos se conserva un sepulcro en el que la tradición del monasterio sostiene que descansaban los restos de Sancho III el Deseado, y dicho sepulcro estuvo colocado en el pasado delante del atribuido a su padre, Alfonso VII de León.3 No obstante, en dichos sepulcros no recibieron sepultura Sancho III ni su padre, pues los sepultados en ellos fueron el infante Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X y su hijo primogénito Alfonso de la Cerda, hallándose además dichos sepulcros adornados con los escudos de armas del infante Fernando de la Cerda y de su hijo.
Matrimonio y descendencia
Fruto de su matrimonio con Blanca Garcés de Pamplona, hija del rey García Ramínrez, nacieron dos hijos:
Alfonso VIII de Castilla (1155-1214). Heredó el trono de Castilla a la muerte de su padre y combatió durante su reinado a su primo Alfonso IX de León y a los almohades, a los que derrotó en la batalla de las Navas de Tolosa, librada en 1212. Falleció en 1214 y fue sepultado en el Monasterio de las Huelgas de Burgos, que él había fundado.
García de Castilla (1156-1156). Fue sepultado en el Monasterio de San Pedro de Soria.
No obstante, otras fuentes señalan que Sancho III sólo tuvo un hijo, el infante Alfonso, que le sucedería en el trono, y tras cuyo nacimiento falleció su madre, la reina Blanca Garcés de Navarra.