Nacido en el año 693, Alfonso I era hijo del dux Pedro de Cantabria. Se casó con Ermesinda, hija de Pelayo, con lo que a la muerte de Favila, se convirtió en único heredero del trono, lo que constata la tradición matrilineal propia de la sociedad gentilicia astur. De esta manera se unirán a los territorios originarios del reino, los dominios de su padre Pedro, dando lugar a una extensión formada por Cangas de Onís, Liébana, Transmiera, Sopuerta, Carranza y Bardulia, que según la Crónica de Alfonso III, correspondía a la primitiva Castilla, que se situaba en el norte de la actual provincia de Burgos, cuyo límite meridional quedaría fijado por el río Ebro, en territorio fronterizo con los vascones.
Durante los 18 años de su reinado, se dedicará de pleno a la actividad guerrera, aumentando sus conquistas territoriales, si bien hay opiniones encontradas sobre su proceder. Algunos estiman que no era más que un jefe de correrías, aunque con rango real, más atento a lograr botín y apropiarse de territorios para ensanchar sus menguados dominios, mientras que otros creen que se trata de un monarca plenamente consciente de la importancia y de la grandeza que comportaba ir ganando terreno al moro.
El inicio del reinado de Alfonso I, en el año 739, coincide con un enfrentamiento civil en Al-Andalus entre bereberes y árabes. Los primeros, que estaban al frente de las guarniciones de la Meseta Norte, abandonan sus posiciones dejando el terreno libre para un hábil Alfonso, que viendo una gran oportunidad para afianzar su territorio, se lanza hacia el oeste incorporando a su reinado la diócesis de Iria Flavia, con lo que abre sus dominios a la costa gallega, que desde entonces, queda incorporada al reino astur.
Hacia el 750, una enorme hambruna y una epidemia de viruela merman los territorios del valle del Duero, ya de por sí despoblados, lo que favorece las incursiones de los astures. La Crónica de Alfonso III nos dice que acompañado de su hermano Fruela, "llevó a cabo muchos combates contra los sarracenos y capturó muchas ciudades que éstos habían ocupado. Esto es, Lugo, Tuy, Oporto, Braga, Viseo, Chaves, Ledesma, Salamanca, Zamora, Ávila, Segovia, Astorga, León, Saldaña, Mave, Amaya, Simancas, Oca, Veleya, Alavense, Miranda, Revenga, Carbonera, Abalos, Briones, Cenicero, Alesanco, Osma, Clunia, Arganda, Sepúlveda, con todos sus castros, con villas y aldeas..."
El objetivo de las incursiones dirigidas por Alfonso I sería el de crear una gran franja fronteriza, en su mayoría despoblada, que supusiera un cordón de seguridad frente a los musulmanes. Esto explica que, según la Crónica de Alfonso III, se dedicara a eliminar los núcleos de población musulmana y a llevarse a los habitantes cristianos hacia las zonas más seguras del norte peninsular.
Este modo de actuar trajo consigo dos consecuencias de gran repercusión para el futuro, tanto desde el punto de vista demográfico como cultural, en todo el territorio:
1-.La creación del llamado «Desierto del Duero»: El área comprendida entre el río Duero y la Cordillera Cantábrica quedó prácticamente despoblada. Según Herculano, para dificultar así los futuros avances de tropas musulmanas hacia el norte, aunque otros historiadores consideran que esta despoblación no fue realizada conscientemente. La repoblación de parte de estas tierras comenzará a producirse 100 años más tarde, con gentes del propio reino y mozárabes venidos de reinos musulmanes.
2-.El incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la Cordillera, Cantabria y Asturias, con la gente traída de la Meseta Central, provocó la necesaria roturación de nuevas tierras y la fundación de nuevos pueblos y aldeas, configurando el tipo de poblamiento que ha llegado hasta nuestros días.
3-.La incorporación por Alfonso I de gentes procedentes de los Campos Góticos, que conservaban cierta tradición guerrera, bastante perdida por la población hispano-romana, si se exceptúa a los pobladores de norte, menos inculturados en el mundo romano, dio impulso a la reconquista y permitió reforzar la zona sur del reino más expuesto a las incursiones enemigas. A pesar de sus incursiones, Alfonso I no consiguió establecer un dominio estable sobre las zonas del Valle del Duero, pero sí que logró despoblar de enemigos extensas franjas del norte peninsular. Desde entonces, los musulmanes establecieron tres marcas fronterizas, las de Zaragoza, Toledo y Mérida, altamente fortificadas. El Valle del Duero se convirtió en escenario de continuas escaramuzas bélicas entre los reinos cristianos del norte y Al-Andalus.
Alfonso I el Católico contrajo matrimonio con Ermesinda, hija del rey don Pelayo. Fruto de su matrimonio nacieron tres hijos:
Fruela I (722-768). A la muerte de su padre se convirtió en rey de Asturias. Fue sepultado junto con su esposa, la reina Munia de Álava, ante la iglesia de San Salvador de Oviedo, que él había fundado.
Vimarano (¿?-765). Fue asesinado por su hermano, el rey Fruela I de Asturias.
Adosinda. Contrajo matrimonio con el rey Silo de Asturias, sexto rey de Asturias. Fue sepultada junto con su esposo en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia.
Fruto de una relación extramatimonial con una esclava musulmana llamada Sisalda nació un hijo:
Mauregato (¿?-789). Rey de Asturias. Contrajo matrimonio con Creusa y fue sepultado en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia.
Después de su defunción, el cadáver del rey Alfonso I el Católico recibió sepultura, según refieren el obispo Sebastián de Salamanca y la Primera Crónica General, en el monasterio de Santa María, cercano al municipio de Cangas de Onís. Dicho monasterio, según refirió el cronista cordobés Ambrosio de Morales, es el de Covadonga. En el mismo monasterio fue sepultada su esposa, la reina Ermesinda.
En el siglo XVI, el cronista Ambrosio de Morales describió del siguiente modo la tumba del rey Alfonso I el Católico: "Su tumba es la que está al cabo de la Iglesia frontero del altar mayor, en una pequeña cueva. En partes está labrada. Es un lucillo de piedra lisa, con cubierta de una pieza, de cuatro pies de ancho a la cabecera y dos a los pies, como ataúd, pero cubierta llana y no tumbada. Su largo, doce pies y tres en alto."
En el sepulcro que se supone contiene los restos del rey Alfonso I el Católico, y los de su esposa, la reina Ermesinda, fue grabado el siguiente epitafio:
"AQVI YAZE EL CATOLICO Y SANTO REI DON ALONSO EL PRIMERO I SV MVJER DOÑA ERMENISINDA ERMANA DE DON FAVILA A QVIEN SVCEDIO. GANO ESTE REY MVCHAS VITORIAS À LOS MOROS. FALLECIO EN CANGAS AÑO DE 757."
informacion:
Wikipedia Alfonso I.
WWW.arteguias. com
En el siglo XVI, el cronista Ambrosio de Morales describió del siguiente modo la tumba del rey Alfonso I el Católico: "Su tumba es la que está al cabo de la Iglesia frontero del altar mayor, en una pequeña cueva. En partes está labrada. Es un lucillo de piedra lisa, con cubierta de una pieza, de cuatro pies de ancho a la cabecera y dos a los pies, como ataúd, pero cubierta llana y no tumbada. Su largo, doce pies y tres en alto."
En el sepulcro que se supone contiene los restos del rey Alfonso I el Católico, y los de su esposa, la reina Ermesinda, fue grabado el siguiente epitafio:
"AQVI YAZE EL CATOLICO Y SANTO REI DON ALONSO EL PRIMERO I SV MVJER DOÑA ERMENISINDA ERMANA DE DON FAVILA A QVIEN SVCEDIO. GANO ESTE REY MVCHAS VITORIAS À LOS MOROS. FALLECIO EN CANGAS AÑO DE 757."
informacion:
Wikipedia Alfonso I.
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