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martes, 26 de junio de 2012

Valies de al-Andalus.



Valíes de al-Ándalus dependientes de Damasco


Valí (del árabe: والي wālī o ولي walī), es un cargo existente en muchos lugares del mundo árabe e islámico que equivale al de gobernador. El territorio gobernado por un valí se llama en árabe wilāya, que ha dado lugar al turco vilayet, y éste al castellano vilayato.
En el Imperio otomano el sultán nombraba a los valíes y (en principio) dependían directamente de él. El valí ostentaba tanto el poder civil como el militar.

Abd al-Aziz ibn Musa (714-716)
Ayyub Habib al-Lajmi (716)
Al-Hurr ibn Abd ar-Rahman al-Thaqafi (716-719)
Al-Sahm ben Malik al-Jawlani (719-721)
Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi 1ª vez. Desempeñó el cargo como Interino (721)
Anbasa ibn Suhaym al-Kalbi (721-726)
Udhra ibn Abd Allah al-Fihri (726)
Yahya ibn Salama al-Kalbi (726-728)
Hudhaifa ibn al-Ahwas al-Qaysi (728)
Uthman ibn Abi Nis'a al-Jath'ami (728-729)
Al-Haytham ibn Ubayd al-Kilabi (729-730)
Muhammad ibn Abd Allah al-Ashchai (730)
Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi 2ª vez (730-732)
Abd al-Malik ibn Qatan al Fihri 1ª vez (732-734)
Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli (734-741)
Abd al-Malik ibn Qatan al Fihri 2ª vez (741)
Balch ibn Bishr al-Qushayri (741-742)
Tha'laba ibn Salama al-Amili (742)
Abu-l-Jattar al-Husam ibn Dirar al-Kalbi (742-745)
Thuwaba ibn Salama al-Chudhami (745-746)
Yusuf ibn Abd ar-Rahman al-Fihri (746-756)


Uqba ibn al-Hayyay (siglo VIII).
Valí de al-Andalus nacido y muerto en fecha desconocida. Sucedió en el cargo Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihrí en el año 734, por orden del qaysí Ubayd Allah ibn al-Habhab, gobernador de Egipto y de Ifriqiya.


Su llegada al poder ocurrió en un momento de máxima inestabilidad en el norte de África puesto que el gobernador de Ifriqiya y Egipto, Ubayd Allah ibn al-Habhab, había dado orden a los gobernadores de Tánger y Sus, de no tratar con especial consideración a las poblaciones bereberes de la zona, que habían sido conquistadas recientemente. Estos funcionarios no sólo cumplieron las órdenes, sino que las aplicaron con excesivo rigor, así se obligó a los bereberes al pago de impuestos, que en un principio estaban reservados a los no creyentes; también se les obligó a suministrar varones jóvenes para el ejército y mujeres para el harém del califa de Damasco. Aprovechando la partida de uno de estos gobernadores, estalló una sublevación de carácter general, que tuvo su momento culminante tras la ocupación de Tánger.


No sólo fueron motivos políticos los que originaron esta gran crisis. La llegada del jarichismo, corriente de carácter igualitario que consideraba que cualquier creyente que cumpliera estrictamente los preceptos del Corán debería ser tratado con la misma consideración, sin tener en cuenta su origen, fue otro de los motivos de la crisis. Es evidente la enorme repercusión que esta corriente religiosa tuvo para los bereberes, ya que llegaba en el momento justo, proporcionando además, una justificación moral y un vínculo de unión entre las diferentes familias, que habían sufrido la discriminación de los conquistadores.


El gobernador de Ifriqiya recibió la noticia de la toma de Tánger por parte de los rebeldes bereberes y ordenó a Uqba ibn al-Hayyay que embarcarse con sus tropas para liberar la ciudad. Este se resistió a abandonar la península y decidió que lo mejor era enviar tropas fuertemente armadas que controlaran la situación, pero su plan no dio resultado y su ejército fue derrotado estrepitosamente. Estas circunstancias le obligaron a salir de la península y sofocar la rebelión personalmente. Las represalias que tomó fueron tremendas ya que organizó una gran matanza de bereberes, pese a lo cual no logró sofocar del todo la rebelión. Una vez conocidos estos acontecimientos, Uqba ibn al-Hayyay fue destituido en el año 739, por su antecesor en el cargo Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihrí.


Por lo que respecta a la península hay que señalar que durante el periodo de gobierno de Uqba no se registraron movimientos por parte de los bereberes, aunque a partir de su destitución comenzaron a producirse los primeros problemas, gracias sobre todo a la penetración de predicadores jarichíes, que hicieron notar la falta de equidad en la distribución de la tierra por parte de los árabes, que relegaron a los bereberes a las zonas más pobres de la península. Lo que en un principio no preocupó a Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihrí, se convirtió en una sublevación general de los bereberes que no fue aplacada hasta el 741 gracias a la intervención de las milicias sirias de Balch.


Además de la intervención en la sublevación bereber del norte de África, Uqba durante su gobierno, intentó ayudar al gobernador de Narbona, Yusuf ibn Abd al-Rahman. Este en el año 734 atravesó el Ródano y se apoderó de las ciudades de Arlés, Saint-Remy y de la roca de Aviñon, permaneciendo con su ejército durante cuatro años en la zona. Carlos Martel reaccionó firmemente ante este ataque y logró su propósito de expulsar a Yusuf y los suyos de Aviñon. Tras la expulsión, decidió atacar al enemigo en su propio terreno y puso sitio a la ciudad de Narbona. Éstos acontecimiento fueron contemplados con gran consternación por parte del gobernador de la península que decidió intervenir en apoyo de Yusuf enviándole un poderoso ejército, reclutado en la península en el año 734. Carlos Martel enterado de los planes de Uqba, decidió salir al encuentro de estas tropas derrotándolas en las inmediaciones del río Berre, al sur de Narbona.