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miércoles, 13 de noviembre de 2013

Averroes

Averroes (latinización del nombre árabe Ibn Rushd) es el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (en árabe أبو الوليد محمد بن أحمد بن محمد بن رشد) (Córdoba, Al-Ándalus, 1126 – Marrakech, 10 de diciembre de 1198), filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina.

Biografía
Averroes proviene de una familia de estudiosos del derecho. Su abuelo fue cadí (juez) principal de Córdoba bajo el régimen de los almorávides. Su padre mantuvo la misma posición hasta la llegada de la dinastía almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de Sevilla sirviendo en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
Además de elaborar una enciclopedia médica, escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles (de ahí que fuera conocido como «El Comentador»). En su obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del Islam. Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al hebreo en los años 1200. Sus escritos influyeron en el pensamiento cristiano de la Edad Media y el Renacimiento.
A finales del siglo XII una ola de fanatismo invade Al-Ándalus después de la conquista de los Almohades y es desterrado y aislado en la ciudad de Lucena, cerca de Córdoba, prohibiéndose sus obras. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue revindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de la censura. Gran parte de su obra sólo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus (Alcira, provincia de Valencia, 1164-1223), quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.

el primer feminista cordobés.
“Nuestro estado social no deja ver lo que de si pueden dar las mujeres "
Desde luego para un juez, médico y filósofo musulmán de aquellos tiempos no deja de ser esta frase toda una revolución.
Por ello resulta sorprendente que Averroes, musulmán, fue el primer y único pensador que denunció la situación social de la mujer en la Edad Media
Averroes cuyo nombre completo era Abu I-Walid Ibn Rusd. Fue uno de los cordobeses más ilustres que han existido...
Descendiente de una familia de juristas, desde su abuelo Abul Waleed Muhammad ibn Rushd fue un teólogo eminente en Maliki, quien fue el Imam de la Grandiosa Mezquita de Córdoba.
Su padre, Abü-l¬Qasim Ahmmad también juez, le fomentó su educación entre los miembros más intelectuales de la ciudad, enseñándole jurisprudencia musulmana.
Desde muy joven estudió humanidades árabes y derecho islámico, aunque estudió con interés la filosofía y las matemáticas con el filósofo árabe Ibn Tufayl y medicina con el médico árabe Avenzoar, haciendo varios tratados de medicina familiarizándose con las obras de Aristóteles, Galeno e Hipócrates.
Tiene una marcada tendencia por Aristóteles, no obstante en algunos puntos se mantuvo crítico con el filósofo griego destacando errores y flancos débiles de su sistema astronómico y el de Ptolomeo.
Fue tan trabajador que, al decir de sus biógrafos, sólo descansó dos veces en su vida: el día de su boda y el día de su muerte...
Fue conocido por su humildad y hospitalidad, aborreciendo posición y riquezas. Como juez, fue bondadoso y nunca sentenció a nadie con un castigo corporal.
Averroes y otros filósofos sostenían que el intelecto y la razón no estaban en absoluto reñidos con la religión, y constituían el instrumento más adecuado para alcanzar la verdad.
Fue un creyente ortodoxo y quiso conciliar la religión y la filosofía. La idea de que la razón prima a la religión fue la causa de su exilio... Cayó en desgracia en los últimos años de su vida cuando se hizo sospechoso de herejía y fue acusado, como otros muchos sabios árabes de la época, de promover la filosofía y la ciencia griega, con menosprecio de la religión islámica, Al Manssur lo desterró a Elisana (Lucena), cerca de Córdoba, de donde le prohibió salir.
Averroes hubo de sufrir los insultos de los fanáticos. Él mismo cuenta que una vez que fue con su hijo a la mezquita para asistir a la oración de la tarde, el populacho lo expulsó de ella. Más tarde fue enviado a Marruecos, y ya no volvió a pisar vivo su amada Córdoba.
Todas sus obras habían sido destruidas por orden de Al Manssur, y el Occidente latino las conoció a través de versiones hebreas.

Un poco antes de su muerte, el edicto contra los filósofos fue perdonado y su cuerpo fue trasladado a Córdoba, donde fue enterrado junto a las tumbas de sus familiares en el cementerio de Ibn Abbas. Este cementerio estaba a la salida de la puerta del mismo nombre en el barrio de Al-Sarqiya (Axerquía) y que podemos situar en la llamada después Puerta de Baeza.

Filosofía del conocimiento
La noética de Averroes, formulada en su obra conocida como Gran comentario, parte de la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous pathetikós (intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y políticas.
Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos.
El filósofo cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas (imaginación, memoria...).
Averroes sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal.
Ese universal tiene, por lo demás, existencia en cuanto que lo es por aquello que es particular. En cualquier caso, es el intelecto o entendimiento el que proporciona la universalidad a lo que parte de las cosas sensibles.
Así las cosas, en su obra Tahâfut, expone la necesidad de que la ciencia se adecue a la realidad concreta y particular, pues no puede existir conocimiento directo de los universales.
La concepción del intelecto en Averroes es cambiante, pero en su formulación más amplia distingue cuatro tipos de intelecto, es decir, las cuatro fases que atraviesa el entendimiento en la génesis del conocimiento: material (receptivo), habitual (que permite concebirlo todo), agente (causa eficiente y formal de nuestro conocimiento, intrínseco al hombre y que existe en el alma) y adquirido (unión del hombre con el intelecto).
Averroes distingue, además, entre dos sujetos del conocimiento (más propiamente: los sujetos de los inteligibles en acto): el sujeto mediante el cual esos inteligibles son verdaderos (las formas que son imágenes verdaderas) y el sujeto mediante el que los inteligibles son un ente en el mundo (intelecto material). Consecuentemente, el sujeto de la sensación (por el cual es verdadera) existe fuera del alma y el sujeto del intelecto (por el cual este es verdadero), dentro.

Trascendencia
A pesar de la condena de 219 tesis averroístas por parte del obispo parisino Étienne Tempier en 1277 a causa de su incompatibilidad con la doctrina católica, muchas de éstas sobrevivieron en la literatura posterior de mano de autores como Giordano Bruno o Pico della Mirandola. Así, encontramos en estos autores una defensa de la superioridad de la vida contemplativa-teórica frente a la vida práctica (en línea con lo defendido por Aristóteles en su Ética Nicomáquea, X o en y una reivindicación del carácter instrumental-político de la religión como una doctrina destinada al gobierno de las masas incapaces de darse una ley a sí mismas por medio de la razón. La ley religiosa, había dicho Averroes en su Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت), proporciona la misma verdad que el filósofo alcanza indagando en la causa y la naturaleza de las cosas; sin embargo, ello no implica que la filosofía actúe en modo alguno en los hombres cultos como sustituto de la religión: «los filósofos creen que las religiones son construcciones necesarias para la civilización (...)». La existencia de la religión es también necesaria para la integración del filósofo en la sociedad civil.
Otras tesis que encontramos en Averroes son:
Que el mundo es eterno
Que el alma está dividida en dos partes, una individual perecedera (intelecto pasivo) y otra divina y eterna (intelecto activo).
El intelecto activo es común a todos los hombres.
El intelecto activo se convierte en intelecto pasivo cuando se halla unido al alma humana. Cuando la facultad imaginativa del hombre recibe las imágenes que le proporciona la actividad de los sentidos, las transmite al intelecto pasivo. Las formas, que existen en potencia en tales imágenes, son actualizadas por el intelecto activo, convirtiéndose en conceptos y juicios.
A fin de salvar la incompatibilidad de las tesis averroístas con la doctrina cristiana, Siger de Brabant propuso la doctrina de la doble verdad, según la cual hay una verdad religiosa y una verdad filosófica y científica. Esta doctrina sería adoptada por la mayoría de defensores europeos del averroísmo.

Obras principales

Tahafut al-tahafut (تهافت التهافت, Refutación de la refutación, Destructio destructionis en latín)
Kitab fasl al-maqal (Sobre la armonía entre Religión y Filosofía)
Bidayat al-Mujtahid (Distinguido jurista)
Los Comentarios al «Corpus aristotelicum», que comprenden:
Los Comentarios menores (Yawami) a la Isagoge de Porfirio, al Organon, Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica, De partibus animalium, De generatione animalium y Parva Naturalia, de Aristóteles.
Comentarios medios (Taljisat) a la Isagoge de Porfirio. el Organon, Retórica, Poética, Física, De Coelo et Mundo, De generatione et corruptione, Meteorológicos, De Anima, Metafísica y Ética nicomaquea, de Aristóteles.
Comentarios mayores (Tafasir) a los Segundos Analíticos, Física, De Coelo et Mundo, de Anima y Metafísica de Aristóteles.
Exposición de la República de Platón
Los Comentarios a Ptolomeo, Alejandro de Afrodisia, Nicolás de Damasco, Galeno, al-Farabi, Avicena y Avempace
El tratado De Substantia Orbis
Tres importantes escritos teológicos: Fals al Maqal, Kasf´al-Manahiy y Damima
El Kitab al- kulliyyat al-Tibb (Libro de las generalidades de la medicina).
Resumen del Kitab fasl al-maqal[editar · editar código]

Tratado decisivo que determina la naturaleza de la relación entre Religión y Filosofía
La Ley obliga a hacer estudios de Filosofía
Si los estudios teológicos del mundo son filosóficos, y la Ley obliga a realizar dichos estudios, entonces, la Ley obliga a hacer filosofía.
La Ley obliga a realizar estos estudios.
Estos estudios deben realizarse de la mejor manera, a través del razonamiento demostrativo.
Para dominar este instrumento, el pensador religioso debe llevar a cabo un estudio preliminar de lógica, de la misma manera que un abogado tiene que estudiar razonamiento legal. Esto no es más herético en un caso que en el otro. Y la lógica tiene que ser aprendida de los maestros de la antigüedad, independientemente del hecho de que no sean musulmanes.
Después de la lógica debemos proceder a filosofar correctamente. También acá debemos aprender de nuestros predecesores, igual que en matemáticas y en leyes. Por lo tanto está mal prohibir el estudio de lo filosofía antigua. El peligro que pueda presentar es accidental, tal como el peligro de tomar medicina, tomar agua o estudiar leyes.
Para cada hombre la Ley ha previsto un camino hacia la verdad de acuerdo a su naturaleza, a través de métodos demostrativos, dialécticos o retóricos.
La Filosofía no contiene nada que se oponga al Islam
La verdad demostrativa y la verdad de las escrituras no pueden estar en conflicto.
Si el aparente significado de las Escrituras está en conflicto con las conclusiones de la demostración, entonces deben ser interpretadas alegóricamente, es decir, metafóricamente.
Con respecto a estas cuestiones tan difíciles, el error cometido por un juez calificado en la materia es perdonado por dios, mientras que el error por parte de una persona no entendida en la materia no es perdonado.
Las interpretaciones filosóficas de las Escrituras no deberían ser enseñadas a las mayorías. La Ley provee otros métodos para enseñarles.
El propósito de las Escrituras es enseñar las ciencias teóricas y prácticas y la práctica y las actitudes correctas.
Cuando se usan símbolos, cada tipo de personas, demostrativas, dialécticas o retóricas deben tratar de entender el sentido interior simbolizado o el restarle al contenido con el aparente sentido, de acuerdo a sus capacidades.
Explicarle el sentido interno a personas que no están capacitadas para entender, es destruir su fe en el sentido aparente sin reemplazarlo por otra cosa. El resultado es descreencia en alumnos y profesores. Es mejor para el estudioso profesar la ignorancia, citando el Corán sobre los límites del entendimiento humano.
Los métodos apropiados para enseñar a la gente están indicados en el Corán, como sabían los primeros musulmanes. Las partes populares del Libro son maravillosas en responder a las necesidades de todo tipo de mentes.